LA DECISION QUE PUEDE CAMBIARTE LA VIDA




Cuando hablamos de tomar decisiones planteamos generalmente un supuesto contexto de dos mínimas opciones donde elegir. No contemplamos la decisión más allá de un concepto intelectual, cuando en realidad, la decisión es la puerta hacia la acción en el campo de las infinitas posibilidades, es decir, hacia el mundo material. Que al mismo tiempo es la salida de tu voz interior, de tu intención, es decir, tu acción interna. La decisión es la puesta en marcha de la acción que ya ha comenzado en tu interior.

"La vida es el conjunto de todas las decisiones tomadas a lo largo de la vida"

Hace unos años, en un experimento científico, colocaron a algunas personas frente a unas decisiones que tomar. Los resultados concluyeron que el corazón de cada persona latía diferente hasta 10 segundos antes de que la persona fuese consciente de su decisión. El corazón sabía ya lo que iba a decidir mucho antes que la cabeza. El problema es que cuestionamos nuestro corazón y no confiamos en él. Y luego decimos cosas como: "mi corazón no me habla".

Algunas personas están hartas de sus relaciones después de 10 años y se les pregunta, ¿Sabías con quién te casabas? Y aunque respondan no, cuando se abren honestamente, se dan cuenta de que ya veían cosas de las que hoy se quejaban, pero pensaron que podrían cambiar esas cosas en la otra persona y eso les llevó a sufrir. Esto algunas veces es tan doloroso para uno que necesita culpar al otro por encima de todo antes que reconocer que realmente fue una decisión. Aunque muchas de estas decisiones son totalmente inconscientes, ya que vivimos dormidos, por ello no tenemos que castigarnos ni tener miedo de reconocerlo y tomar conciencia, sino comprendernos, perdonarnos y tomar la decisión de elegir lo que realmente queremos.

Voy a compartir el hecho que me ha llevado a hablar sobre la decisión y que me ha ocurrido conversando y más frecuentemente en consultas. Quizá a vosotros también:

Me encuentro en una conversación, escuchando y hablando, en un intercambio rítmico entre ambos. De repente, uno de los dos guarda silencio y se centra tan solo en recibir. Puedes notar como se le comienza a relajar el gesto de la cara, los músculos, la postura, la respiración... los ojos se abren y se echa hacia adelante atento a seguir escuchando... En este momento le pregunto, ¿Qué has hecho?, "no lo sé", responde... Algo interno ha tomado la decisión de relajarse y él, totalmente inconsciente, entregado y confiado, le ha seguido... Aunque generalmente, es completamente del revés.

Estamos demasiado habituados a movernos de forma automática y en este automatismo, se da sistemáticamente el problema de que nos den las cosas hechas. Hasta tal punto esto es un hecho, que vamos al médico a que nos cure en vez de a ayudarnos a saber cómo funciona nuestro cuerpo, vamos al psicólogo para nos recoloque, pero no para aprender cómo funciona nuestra mente, o vamos al terapeuta a que nos de la llave para sanar cualquier mal, en vez de encontrar mis limitaciones y cambiarlas por mi propia DECISIÓN.

¿Cuantas veces nos quedamos quietos e inertes porque pensamos que todavía no tenemos lo suficiente para hacer algo que queremos? La realidad es que siempre se puede hacer algo. Una persona que realmente desea algo encuentra posibilidades, quien no, encuentra excusas. Tenemos en nuestra mente que la única manera es tener algo que nos posibilite a hacer otra cosa, cuando en realidad una decisión lo empezaría a cambiar todo.

Un día en consulta una persona empezó a justificar porqué una mujer debía sufrir, entonces le comenté que ella no quería dejar de sufrir, a lo que respondió rápido: "¡Sí quiero!, pero no se cómo". Toma de la decisión de dejar de sufrir, siéntelo, le respondí. Comenzó a llorar y como si algo dentro hiciese "click", se secó las lágrimas y se fue. Cuando volvimos a vernos, era como ver a otra persona, había encontrado dentro de si una fuerza que brillaba a simple vista!

Lo interesante de esto es que el comienzo de su transformación no fue lo que hizo fuera, eso fue el resultado. La causa fue la decisión interna que tomó al abrirse y reconocer lo que estaba ocultando dentro de sí, entonces tomó la decisión de cambiarlo y algo dentro de sí misma comenzó a creer y a tener fe en que podría hacerlo. Creyó en sí misma y por un instante, no dudó y tomó la decisión de dejar de sufrir. Sin saber cómo o de qué forma lo iba a hacer, lo hizo. Quizá lo consiguió exactamente porque no sabía como hacerlo, como la persona que de repente se relaja sin saber porqué, cuando algo dentro de sí comienza a creer. O como el corazón que sabe lo que tiene que hacer, aunque la mente todavía no lo sepa...

"Es en los momentos de decisión donde se forja tu destino" ... Tony Robbins

 Algunas veces no necesitas tenerlo o saberlo todo para poder hacer algo o salir de una situación complicada. Algunas veces tan solo es un decisión (forjar internamente una acción), algunas veces tan solo necesitas creer en tu intención (la acción interna que quieres realizar) y confiar en tu corazón que sabrá cómo hacerlo. Y sí, esto da pánico, porque estamos obsesionados con el control y confiar en el corazón, significa no controlar, significa confiar.

Cuantos enfados frenarían tomando la decisión de calmarse. Cuantos "malos trabajos" empezarían a ser menos malos decidiendo vivirlos de otra manera. Cuantas parejas se fusionarían decidiendo simplemente amar. Cuanto estrés se esfumaría tomando la decisión de parar y dejar de ir por la inercia del sistema.

Te invito a que esta noche tomes una decisión antes de dormirte y que la mantengas en ti hasta que te duermas. Decide internamente, confía y siente como ya está empezando a ocurrir. Puedes chequearlo en tu cuerpo, decide sentirte tranquilo y confía pacientemente. Recuerda que algunas cosas en este mundo necesitan algo de tiempo.

Una decisión interna puede cambiarlo todo. Decide con tu corazón.

 "Tú decides dónde vas, pero el escenario lo pone tu alma"


  Hector Ibáñez Psicoterapeuta Transpersonal
Fuente: Interser





No hay comentarios:

Publicar un comentario