El diente de
león (taraxacum officinale) es una humilde planta que esconde excelentes
propiedades nutricionales y medicinales, aunque la ignorancia hace que muchos
la consideren una mala hierba, perdiéndose todo un regalo que la naturaleza nos
ofrece de forma gratuita.
Es muy rico
en minerales como calcio, potasio, magnesio o hierro, y vitaminas como A, C, D,
o B. Conocido desde la antigüedad como desintoxicante y descongestionante
hepático, diurético, depurativo, laxante suave, tónico, ligeramente aperitivo,
o útil en los problemas de piel, entre infinidad de usos más. Muchos diuréticos
ocasionan pérdida de potasio, algo que no ocurre con el diente de león, pues su
riqueza en este mineral ayuda a reponer las posibles pérdidas. Además cada vez
hay más estudios que apuntan a su posible valor como anticancerígeno.
Quizás lo
hayas visto en tu tienda local de productos orgánicos, o tienes la suerte de
poder recogerlo directamente del campo. Tiene un sabor amargo, por lo que a
veces, si tenemos mucha cantidad en casa no sabemos muy bien qué hacer con él.
Aquí tenéis
una idea para aprovechar el diente de león complementando sus magníficas
propiedades con las del vinagre de manzana que actúa a la vez de conservante.
Con este vinagre podemos aliñar cualquier plato que nos apetezca, le aportará
nutrientes, valor depurativo, diurético y remineralizante, entre otros.
INGREDIENTES
Diente de
león, planta fresca, cualquier parte, aunque también puede ser planta seca.
Vinagre de
manzana
Altamente
recomendado que sean orgánicos, para evitar residuos de plaguicidas. Si la
planta se recoge de huertos o del campo, asegurarse de que no ha sido expuesta
a contaminantes, y evitar las que crecen cerca de carreteras, `pues las
emisiones de los vehículos dejan metales pesados sobre la vegetación.
PREPARACIÓN
En el caso
de planta fresca, lavar bien, secar con un paño limpio. Se puede usar la planta
entera, la parte que tengamos a mano, tanto hojas, flores y/o raíces.
Cortar e
introducir en un envase de cristal que cierre hermético. Llenar con la planta
hasta arriba apretando moderadamente. Si usamos planta seca llenar sólo una
cuarta parte del envase. Cubrir con vinagre de manzana. Cerrar bien. Evitar
tapas metálicas que pueden contaminar el preparado, mejor envases con tapa de
cristal.
Guardar en
un lugar oscuro durante 4 semanas. Remover periódicamente, a diario si puede
ser,
asegurándonos
de que la planta queda siempre bien cubierta por el vinagre.
Filtrar,
introducir el macerado resultante en un envase de cristal y mantener en el
refrigerador. puede conservarse en perfectas condiciones un mínimo de 6 meses.
Al preparado podemos añadirle opcionalmente unas cucharadas de miel pura a
nuestro gusto.
Este
macerado se puede hacer con más de una planta, si así lo deseamos. Por ejemplo,
la ortiga fresca o seca es un magnífico complemento para mezclar con el diente
de león.
USOS DEL
VINAGRE DE DIENTE DE LEÓN
Se puede
echar directamente un chorrito del mismo sobre cualquier alimento a nuestro
gusto a modo de aderezo.
Mezclar con
otros elementos para crear salsas o vinagretas.
Tomar como
complemento alimenticio, por ejemplo un par de cucharaditas varias veces al
día, bien solo o mezclado con agua, infusión, zumo, caldo...
Usar
externamente para problemas de piel, ya sea puro o diluido, etc.
Os animo a
experimentar con estos vinagres ricos en nutrientes y propiedades, que son una
forma magnífica de conservar y de aprovechar nuestros alimentos medicinales,
las posibilidades que nos ofrecen son muchas.
Fátima Solé
Naturópata
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