Etimológicamente geometría significa
“medir la Tierra” (geo, “tierra”, metría, “medida”).
La geometría sagrada son las formas y
patrones perfectos que forman las plantillas fundamentales para la vida en el
universo. Se dice que todo patrón natural de crecimiento o movimiento se
remonta a una o más formas geométricas.
Antiguamente no se conocían ni el
álgebra ni la trigonometría. Ni tan sólo se conocían los decimales. La
geometría permitía trazar las obras, era el único recurso que se disponía.
El círculo, el cuadrado, el
rectángulo y el triángulo son formas geométricas elementales. Tradicionalmente
se han considerado las formas sagradas. Los maestros constructores los
utilizaban ya hace 7.000 años para ubicar los elementos arquitectónicos y
construir muros, bóvedas o estructuras.
Tradicionalmente, se considera que el
círculo se asemeja a Dios y expresa la totalidad. En cambio, el cuadrado es
terrenal, humano. La arquitectura sagrada refleja entonces la estructura del
cosmos.
EL RECTÁNGULO SOLSTICIAL
El elemento común en todas las
civilizaciones ha sido la observación del sol.
Si trazamos unas líneas en la
dirección de las salidas y puestas de sol durante el solsticio de invierno y de
verano, se obtiene el rectángulo solsticial.
Este trazado está relacionado con la
latitud del lugar y se encuentra en todas las civilizaciones. En Barcelona,
podemos observarlo en la planta de la Sagrada Familia.
Es un trazado cuya intención es unir
las energías de la Tierra y las energías del Cosmos. Las antiguas
civilizaciones percibían que esta geometría permitía equilibrar la energía del
lugar, haciéndolo propicio para la vida y la evolución personal. Esta
característica tan peculiar origina que el triángulo solsticial se utilice para
armonizar espacios con geopatías.
Hoy en día, normalmente en casas que
siguen los principios de la bioconstrucción, podemos disfrutar de edificaciones
que están recuperando la geometría sagrada.
LA PROPORCIÓN ÁUREA
Considerada la proporción divina, se
encuentra tanto en algunos trazados geométricos como en la naturaleza: el
caparazón de un caracol, flores, nervaduras de hojas….
Representa una manera de dividir
armoniosamente un cuadrado. Se representa por la letra φ (phi) griega = 1,618…
Se encuentra en todas las proporciones, al igual que las relaciones de los
perímetros y las superficies.
Este trazado regulador es tan
perfecto (o sagrado) que se encuentra en lejanas culturas sin relación entre
ellas: Roma, la América precolombina o Japón. Un ejemplo famoso es “El
castillo”, en Chichén Itza.
MANDALAS
El mandala es un símbolo espiritual
en el budismo y el hinduismo. El término mandala procede del sánscrito, una
antigua lengua india, y significa
«círculo». El círculo se considera una forma mágica, sin principio ni fin, al
igual que se cree que el universo no tiene fin.
En su forma más básica, los mandalas
son círculos contenidos en un cuadrado y dispuestos en secciones que se
organizan en torno a un único punto central.
Aunque son extraordinarios como obra
de arte independiente, los mandalas tienen un significado simbólico y
meditativo que va más allá de su vibrante apariencia.
El centro es un punto, que es un
símbolo considerado libre de dimensiones. Se interpreta como el punto de
partida, el comienzo de la contemplación y la devoción a lo divino. A partir de
ahí, el punto está rodeado de líneas y patrones geométricos que simbolizan el
universo, englobado por el círculo exterior que representa la naturaleza
cíclica de la vida.
Se cree que los mandalas representan
diferentes aspectos del universo y se utilizan como instrumentos de meditación
y símbolos de oración, sobre todo en China, Japón y el Tíbet.
LA FLOR DE LA VIDA
Se dice que la Flor de la Vida, uno
de los símbolos más antiguos del mundo, representa el orden divino y matemático
de la vida.
Formada por 19 círculos superpuestos
de igual tamaño interconectados y espaciados uniformemente (con una simetría de
seis pliegues como un hexágono). Se asemeja a un conjunto de flores igualmente
proporcionadas.
La composición no sólo es bella, sino
que tiene profundos significados simbólicos para nuestra existencia, la vida en
la Tierra y la formación del Universo.
Leonardo Da Vinci estaba
especialmente interesado en la forma y las proporciones matemáticas de la Flor
de la Vida y su conexión con el espacio físico y la conciencia humana.
Los historiadores creen que el famoso
dibujo del Hombre de Vitruvio de da Vinci fue compuesto, al menos en parte,
basándose en el símbolo de la Flor de la Vida.
El símbolo se ha encontrado en el
Templo de Osiris en Abydos (Egipto), en la Ciudad Prohibida de Pekín (China) y
en muchos otros lugares sagrados de todo el mundo.
Carles Suria
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