¿Qué es la conciencia
despierta?
La conciencia
despierta, como el trasfondo constante de toda experiencia, es autónoma y está
permanentemente disponible. Al ser tu estado natural, tu derecho natural como
ser humano, no necesitas cultivarla ni mantenerla tan solo necesitas relajarte
en ella y reconocerla. De hecho, siempre está observando a través de tus ojos y
escuchando a través de tus oídos, solo que tu no la reconoces; como el espacio
que habitas o el aire que respiras.
Cuando descansas en la
conciencia despierta (y como conciencia despierta), tu manera habitual y
condicionada de ver las cosas desaparece, y experimentas la vida de manera
vívida y clara, a través de unos ojos y unos oídos nuevos y sin filtros. Esta
perspectiva no solo puede ser excitante y estimulante, sino que también puede
volverse un poco desestabilizadora y llevar a confusión, al menos al principio.
“En la conciencia
despierta, te das cuenta de que tú eres la apertura sin límites.”
Después de todo, has
pasado toda una vida experimentándote a ti mismo y a los demás de las mismas
maneras predecibles y manidas. Los velos han desaparecido ahora y te estás
encontrando con la vida de una manera directa, pura y sin filtros. En raras
ocasiones se establece firmemente esta perspectiva de manera inmediata.
Sin embargo, cuanto más
habites en esta presencia o conciencia abierta e incondicional, más
experimentarás algunas de las siguientes cualidades, que presentaré brevemente
aquí.
Aunque hable de ellas
de manera separada, en realidad estas cualidades o características son más como
las facetas de un diamante que como una lista interminable de rasgos separados.
Una vez que descubres la conciencia despierta, estas cualidades se revelan sin
ningún tipo de esfuerzo como diferentes aspectos de una única realidad.
Ninguna separación
entre el yo y el otro, entre el interior y el exterior
¿Alguna vez has
explorado los límites de tu cuerpo a través de una experiencia sensible directa
a fin de determinar dónde terminas tú y dónde comienza el mundo exterior? De
ser así, en el mejor de los casos te diste cuenta de que los bordes son
difusos. Sin la imposición del pensamiento y la interpretación, a menudo
resulta difícil decir qué está sucediendo dentro y qué está sucediendo fuera.
En la conciencia despierta, te das cuenta de que tú eres la apertura sin
límites, el espacio despierto y consciente en el que todo surge. En otras
palabras, ¡todo está sucediendo en ti, y no fuera de ti! Al mismo tiempo, no
pierdes de vista el hecho de que también eres un ser humano con un cuerpo envuelto
en piel y que necesitas evitar objetos calientes y prestar atención cuando
cruzas la calle. Ambas dimensiones son ciertas al mismo tiempo.
“Eres el espacio en el
que todo es uno e inseparable.”
Mientras que el sentido
común y cotidiano de la individualidad te mantiene seguro en un nivel relativo,
la conciencia despierta revela que estás íntimamente interconectado con todo lo
demás en el universo ―o, de manera más precisa, que eres el espacio en el que
todo es uno e inseparable―.
Lo creas o no, es
posible funcionar con esta perspectiva ilimitada. De hecho, el funcionamiento
se vuelve mucho más fluido, más armonioso y mucho más satisfactorio cuando no
estás luchando constantemente contra el mundo “ahí fuera”. En lugar del miedo,
de la desconfianza, de la ira y del conflicto, ahora te mueves por el mundo con
una sensación de comodidad, de alivio, de confianza y de pertenencia.
En lugar de alienación
o alejamiento, ahora sientes una profunda intimidad y familiaridad con todas
las cosas y las personas con las que te encuentras, no meramente como una idea
o una filosofía, sino como tu experiencia inmediata.
Ningún centro, ninguna
periferia, ningún yo
A medida que los
límites aparentes entre el interior y el exterior se desmoronan, también lo hace
la perspectiva acostumbrada de ser alguien separado, un pequeño yo limitado,
centrado en una ubicación particular. Si examinas de cerca e investigas con
cuidado, descubrirás que el yo separado sólido que aceptaste ser es tan solo
una colección de pensamientos, sentimientos, memorias, historias y creencias
juntados apresuradamente y unidos por el pegamento de la autorreferencia, esto
es, por el pensamiento: Son míos, pertenecen a mí.
“Todo lo que se está
revelando en este momento no solo es único, sino que es inherentemente
completo.”
Ahora bien, ¿dónde está
aquel a quien pertenecen estos pensamientos? ¿Dónde está el centro al que todo
se refiere aparentemente?
La conciencia despierta
responde a estas cuestiones proporcionando una perspectiva global, expansiva e
inclusiva en la que el centro aparente desaparece y en la que se le da la
bienvenida a todo tal y como es, sin ser interpretado en función de cómo
beneficia o amenaza al yo separado. Y no solo eso, sino que la conciencia
despierta proporciona la comprensión de que lo que se está mirando a través de
esos ojos y lo que está siendo mirado, de que el sujeto aparente y el objeto
aparente, tan solo son en realidad expresiones del mismo campo ilimitado,
ininterrumpido e indiviso que es inherentemente luminoso y está despierto y
repleto de amor.
Todo es perfecto y
significativo tal y como es; no hay más que esto
Una consecuencia
inevitable del reconocimiento de que el interior y el exterior son meros
aspectos de una realidad indivisa es la comprensión de que solo existe este
momento. El pasado es solamente un recuerdo, y el futuro solo es un pensamiento
que surge en este preciso momento. Si intentas apuntar hacia algo que existe
fuera de este momento, descubrirás que todo lo que puedes identificar se está
presentando ahora mismo, incluso tus logros más significativos y tus
identidades más preciadas. Por supuesto, puedes enumerarlos en tu currículum o
publicarlos en las redes sociales. Pero ¿dónde existen realmente, salvo en una
historia, en un pensamiento o en una imagen en este preciso momento?
Incluso el momento
presente, al tratar de agarrarlo, no puede ser alcanzado y se resbala entre los
dedos.
Una vez que has
despertado completamente al carácter único y precioso de este momento efímero,
reconoces, de algún modo misterioso que va más allá de tu comprensión racional
habitual, que todo lo que se está revelando en este momento no solo es único,
sino que es inherentemente completo, significativo y perfecto, pese a todas sus
imperfecciones obvias (en palabras de un conocido dicho, es el Uno sin segundo,
y, por consiguiente, es incomparable).
“Estás siendo vivido por
la vida misma.”
Estas cualidades no
tienen nada que ver en absoluto con polaridades dualistas tales como, por
ejemplo, completo-incompleto, perfecto-imperfecto o significativo-sin
importancia. En vez de ello, cada persona y cada cosa, con independencia de lo
imperfectas o problemáticas que parezcan, son perfectas en el sentido de que
simplemente son como son, de que no podrían ser de otra manera, y de que
irradian la perfección esencial del Ser mismo. Como respuesta natural a este
reconocimiento surge una sutil mezcla de amor, gratitud y alegría.
En vez de obsesionarte
con aquello que quieres y de esforzarte para que la realidad acceda a tus
deseos, como así nos han enseñado desde una edad temprana en nuestra cultura
orientada al logro, escuchas atentamente la corriente de la vida a medida que
fluye a través de ti y permites que te lleve donde ella quiera.
En última instancia, de
hecho, te das cuenta de que en realidad no tienes el control de tu vida en
absoluto: estás siendo vivido por la vida misma. Sin embargo, no te sientes
“fuera de control” porque sabes que la vida y tú sois inseparables, y confías
en que tiene un significado y un propósito más profundos que tu mente racional
no puede comprender.
Ser nadie y alguien,
nada y todo
Desde la perspectiva
global de la conciencia despierta, te das cuenta de que eres inseparable de
todo y de todos y de que, al mismo tiempo, eres este cuerpo único y esta mente
única que se mueven por el tiempo y el espacio, con tus propias preferencias,
capacidades e idiosincrasias individuales. Vives en el paradójico filo de una
navaja de pura presencia en el que la esencia se manifiesta, en el que nada
florece como todo, y en el que nadie se expresa como alguien.
“La conciencia
despierta es la esencia ilimitada, misteriosa e inalcanzable de lo que las
cosas son.”
Ahora que sabes que
eres el espacio en el que todo se desarrolla, ya no puedes identificarte
completamente con este pequeño yo; sin embargo, mantienes a esta persona que
una vez creíste ser en la presencia espaciosa e inclusiva de quien eres en
realidad con ternura y compasión.
Ser alguien, ser nada y
ser todo están perfectamente entrelazados y se refuerzan mutuamente (uno de los
grandes misterios de la conciencia despierta). De hecho, esta identificación
más profunda con el terreno del ser informa e infunde tus pensamientos y
acciones en todos los niveles, permitiéndote que fluyas con la corriente de la
vida y proporcionándote una profunda empatía e intimidad con las experiencias
de todas las personas que conoces.
Permanecer como
conciencia despierta
Paradójicamente, así
pues, la conciencia despierta es tu estado natural, ese que siempre está
mirando a través de tus ojos y escuchando a través de tus oídos; al mismo
tiempo, es la esencia ilimitada, misteriosa e inalcanzable de lo que las cosas
son.
En efecto, esta esencia
ilimitada es lo que eres fundamentalmente, el terreno de tu ser, por debajo de
todos los dramas, los roles y las identidades.
Por supuesto, estas
palabras no significan mucho a menos que te des cuenta por ti mismo de la
verdad a la que se refieren. El hecho de leer que la conciencia despierta es tu
estado natural no te trae la felicidad, la tranquilidad o la sencillez de ser,
del mismo modo que las suntuosas comidas fotografiadas en las páginas web de
cocina no satisfacen tu hambre.
Tienes que aprender el
modo de acercarte a esta conciencia tranquila y permanecer intencionadamente en
ella. Pero no puedes cultivar o desarrollar la conciencia despierta, ya que
siempre está ocurriendo; tan solo puedes reconocerla, acercarte y relajarte en ella.
– Stephan Bodian. | Más
allá del mindifulness
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