Lin-chi está considerado como uno de
los más importantes personajes de la historia del Budismo Zen. Recibió, a
través de Huang-po, toda la sabiduría y enseñanzas de los más grandes maestros
de la época en linaje directo desde el Patriarca Hui-neng. La doctrina
enunciada en la India por el Buda Sakyamuni había sido reformulada de un modo
inconfudiblemente chino (práctico, directo, en gran medida Taoísta) y el Ch'an
se encontraba ahora en el punto más álgido de su historia.
Lin-chi fue el fundador de la primera de de las cinco escuelas (o Cinco
Casas) tradicionales del Zen en China, escuela que lleva su nombre y que
durante los siguientes siglos no fue sólo la más influyente dentro del Ch'an
sino también la de más vitalidad dentro del ámbito de todo el Budismo chino en
general, llegando a absorber con el tiempo a todas las restantes líneas del
Budismo Zen (con la única excepción de la Soto, que sobrevivió con
independencia como escuela nipona al re-fundarse en Japón en el siglo XIII).
Son incontables los mondos y anécdotas que tienen a Lin-chi como
protagonista, y sus dichos y enseñanzas se conservan en el Lin-chi-lu [Rinzai
Roku], obra clásica del Zen. Baste aquí pues exponer algunos de los fragmentos
más significativos de sus sermones:
"¿Porqué salgo aquí a hablar?
Porque vosotros, entusiastas de la Vía, váis trotando de un lado a otro,
buscando la Verdad [la mente], incapaces de deteneros; (...) Cuando veáis las
cosas como yo las veo, aposentaréis vuestro trasero en las cabezas de los Budas;
los más grandes Bodhisattvas se arrastrarán como esbirros, los Santos e
Iluminados apestarán como la mugre de una letrina y bodhi y nirvana serán como
postes para atar burros.
¿Calvos, qué andáis buscando? Por todos lados vais diciendo que el Tao
ha de practicarse y ponerse a prueba (comprobarse)...¡No seáis zoquetes! Si hay
alguien que pueda practicar algo, lo que ése practica no es si no la
acumulación de karma para varias reencarnaciones. Habláis de disciplinar a la
perfección los seis sentidos, pero eso no es más que crear karma, ¡los Budas y
Patriarcas no son tan superficiales! (...) Buscar el Dharma es crear karma,
estudiar los sutras y comentarios es crear karma, buscar al Buda ... ¡todo eso
no es más que crear karma y más karma, que os llevará derechos de cabeza a los
Infiernos!
Muy por el contrario, los antiguos vivían la vida con enorme
despreocupación, actuando apropiadamente en función de cada circunstancia
particular, según ésta surgiese y según viniese a cuento (sin directrices ni ideas
preconcebidas); (...) No hay lugar en el Budismo para el esfuerzo, simplemente
sed vosotros mismos, sin añadir nada especial. Haced caca, lavaos el trasero,
poneos la ropa y comed vuestra comida. Cuando estéis cansados, id a tumbaros.
Los ignorantes se burlarán de esto, pero los sabios lo comprenderán.
Cuando sea hora de vestirse, ponte la ropa, cuando tengas que andar,
anda, cuando tengas que sentarte, siéntate. No albergues ni un solo pensamiento
en tu mente respecto a buscar la Budeidad. Un antiguo sabio dijo: " Si uno
busca al Buda, uno pierde al Buda"; (...) Al ir de un sitio a otro, si a
cada sitio lo consideras tu propio hogar esto será auténticamente así, pues lo
cierto es que, ante cualquier circunstancia que surja, uno nunca ha de intentar
cambiarla (o manipularla). De este modo, tus acciones y sentimientos
habituales, que normalmente crean karma suficiente para los Cinco Infiernos, se
transformarán por si solos en el Gran Océano de la Liberación.
¿Queréis saber a quién se parecían los grandes maestros? No tenían nada
que no tengáis vosotros. Si intuís esto, no hay diferencia entre vosotros y
esos viejos maestros. Si deseáis pareceros a ellos, dejad de mirar hacia
afuera. Sed vosotros mismos; (...) Todos tenemos la Naturaleza Búdica; el
problema es que vosotros no tenéis fe, no creéis lo bastante, carecéis de
libertad e independencia, os perdéis en una persecución constante de cosas
ajenas y lo único que conseguís es un mero conocimiento literario (intelectual,
teórico) que se aleja por completo del Camino de la vida (...) Cuando ceséis de
correr detrás de las cosas externas, entonces es cuando os pareceréis a los
viejos maestros. Si por el contrario seguís corriendo tras ellas con apego,
renaceréis en el vientre de una burra o de una vaca.
No cometáis el grave error de buscar convulsivamente por todo vuestro
vecindario (a vuestro alrededor) en vez de en vuestro interior. Os equivocáis
de lleno al tratar de dominar el Zen, de dominar el Dharma, de aprender
palabras o frases, de ir en busca del Buda; limitaos a mirar dentro de vosotros
mismos. El Buda relató la historia de Yajnadata, quien pensando haber perdido
su cabeza, corría desesperadamente en pos de ella; en el momento en que se dio
cuenta de que nunca la había perdido, halló la paz. No seáis traviesos, detened
por fin vuestras histéricas correrías.
Calvos, algunos de vosotros, necios y anticuados, estáis completamente
perdidos. Continuamente andáis reconociendo y nombrando toda clase de cosas,
veis espíritus y fantasmas, miráis en esta dirección y en la otra, decís:
"esto es buen tiempo, esto es mal tiempo", discriminando sin parar
aquí y allá. ¡Pobres adeptos ciegos! Si seguís así, es bien seguro que algún
día habréis de comparecer ante el mismo Rey de la Muerte, que os pedirá que
paguéis vuestras deudas tragando bolas de hierro al rojo vivo.
Reverendos Señores, todos los maestros tuvieron su modo de ayudar a los
demás; respecto a mi método, consiste en sacar a los demás de su tremendo
engaño: sabed que no sois dueños de vosotros mismos, y que esto es debido a que
andáis continuamente persiguiendo cosas externas; (...) Los eruditos dicen:
"El Triple Cuerpo es la Realidad Última de las cosas"; no obstante,
según mi intuición, lo que yo me huelo es que esto del Triple Cuerpo no son más
que palabras, meras palabras y nada más que palabras; (...) Amigos, no busquéis
nada en la palabra escrita, los esfuerzos mentales os agotarán y no
conseguiréis cosa alguna; tal y como lo veo, en realidad no hace falta ninguna
cosa en especial: poneos vuestra ropa, comeos vuestro arroz y dejad pasar el
tiempo, tranquilamente, sin hacer nada (dejando acontecer).
Cuando uno hace por cultivar el Tao, entonces el Tao no puede fluir, y
por todos lados empiezan a surgir condiciones nocivas y perniciosas,
compitiendo para ver cual de ellas resulta más dañina. Ahora bien; cuando, por
el contrario, aparece la espada de Prajna [la sabiduría-más-allá-del-intelecto
o sabiduría intuitiva], entonces no queda piedra sobre piedra (no queda nada),
pues no hay ya cosa alguna que pueda quedar en pie.
Fuente: Osho Gulaab
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