Nuestra comprensión del budismo no es una
comprensión meramente intelectual. La verdadera comprensión es la práctica
misma.
Espíritu tradicíonal del Zen
Cuando uno trata de lograr la
iluminacíón, se crea karma que nos gobierna y se está perdiendo el tiempo en el
cojín negro.
Las dos cosas más importantes de
nuestra práctica son la postura física y la manera de respirar. No nos interesa
tanto la comprensión profunda del budismo. Como filosofía, el budismo es un
sistema de pensamiento muy profundo, amplio y firme, pero al Zen no le interesa
la comprensión filosófica. Nosotros ponemos el énfasis en la práctica. Debemos
comprender bien por qué tiene tanta importancia nuestra postura física y
nuestros ejercicios de respiración. Más bien que comprensión profunda de la
enseñanza, lo que realmente necesitamos es profunda confianza en ella, la cual
dice que originariamente tenemos naturaleza de Buda. Nuestra práctica se basa
en esta fe.
Antes de la ida de Bodhidharma a
China, casi todas las palabras corrientes y bien conocidas del Zen estaban ya
en uso. Por ejemplo, se tenía ya la expresión "iluminación
repentina". "Iluminación repentina" no es la traducción adecuada,
pero la usaré por ahora. La iluminación nos llega de repente. Ésta es la
verdadera iluminación. Antes de Bodhidharma, la gente creía que la iluminación
repentina venía después de una larga preparación. O sea, que la práctica del
Zen era una especie de entrenamiento para lograr la iluminación. En realidad,
hoy en dia mucha gente sigue practicando el zazén con esa idea. Pero esta no es
la comprensión tradicional del Zen. La comprensión trasmitida desde Buda hasta
nuestro tiempo es que, cuando se comienza el zazén, hay iluminación, aun sin
ninguna preparación. Practíquese o no el zazén, se tiene siempre naturaleza de
Buda y, porque se la tiene, hay iluminación en la práctica. En lo que ponemos
énfasis no es en el estado que alcanzamos, sino en la firme confianza que
tenemos en la naturaleza original y la sinceridad de nuestra práctica. Debemos
practicar el Zen con la misma sinceridad que Buda. Si tenemos desde el
principio naturaleza de Buda, practicamos el zazén para comportamos como Buda.
Transmitir nuestro camino es transmitir nuestro espíritu, que nos viene de
Buda. Por lo tanto, debemos armonizar nuestro espíritu, nuestra postura física
y nuestra actividad con el camino tradicional. Se puede alcanzar cierto estado
en particular, desde ya, pero el espíritu de la práctica no ha de basarse en
una idea egoísta.
Según la comprensión tradicional
budista, nuestra naturaleza humana carece de ego. Cuando no nos embarga ninguna
idea de ego, nuestra visión de la vida es la de Buda. Nuestras ideas egoístas
son una ilusión que cubre nuestra naturaleza de Buda. Siempre estamos
creándolas y siguiéndolas y, al repetir este proceso una y otra vez, nuestra
vida pasa a estar completamente ocupada por ideas centradas en el ego. Esto se
denomina vida kármica o karma. El propósito de nuestra práctica es interrumpir
a la mente kármica en su veloz girar. Cuando uno trata de lograr la
iluminación, ese intento es parte del karma; se está creando karma que nos
gobierna y se pierde tiempo sobre el cojín negro. Según la comprensión de
Bodhidharma, la práctica que se basa en cualquier idea de provecho no es más
que una repetición del karma. Olvidándose de este punto, muchos maestros de
época reciente han recalcado el logro, mediante la práctica, de algún estado en
particular. Más importante que cualquier estado alcanzable es la sinceridad, el
esfuerzo correcto. El esfuerzo correcto ha de basarse en la verdadera
comprensión de nuestra práctica tradicional. Cuando se entiende este punto, se
advierte también lo importante que es mantener la postura correcta. Cuando no
se entiende esto, la postura y la manera de respirar son sólo medios para
obtener la iluminación. En tal caso, es mucho mejor tomar cualquier droga en
vez de sentarse en la posición de piernas cruzadas. ¡Si nuestra práctica es
sólo un medio para alcanzar la iluminación, entonces no hay manera de
alcanzarla! Perdimos el significado del camino hacia la meta. Pero cuando
creemos firmemente en nuestro camino, hemos alcanzado ya la iluminación. Cuando
se cree en el camino, ya se ha logrado la iluminación. Pero cuando no se cree
en el significado de la práctica que se está haciendo en ese momento, no se
puede hacer nada. Simplemente, se está deambulando en torno de la meta con
mente de mono. Siempre se está buscando algo, sin saber lo que se hace. Cuando
se quiere ver algo, hay que abrir los ojos. Si no se entiende el Zen de
Bodhidharma, es como tratar de ver algo con los ojos cerrados. No es que
menospreciemos la idea de lograr la iluminación, sino que lo más importante es
el momento actual, no cualquier otro día del futuro. Tenemos que hacer el
esfuerzo en el momento actual. Esto es lo más importante de nuestra práctica.
Antes de Bodhidharma, el estudio de
la enseñanza de Buda dio por resultado una filosofía profunda y elevada y los
discípulos trataban de realizar sus altos ideales. Esto era un error.
Bodhidharma descubrió que era un error proponer una idea elevada y profunda y
luego tratar de alcanzarla por medio de la práctica del zazén. Si ése es
nuestro zazén, es nada diferente de nuestra actividad usual o nuestra mente de
mono. Parece una actividad muy laudable, pero en realidad no hay diferencia
alguna entre ella y nuestra mente de mono. Ése es el punto que recalcó
Bodhidharma.
Antes de alcanzar la iluminación,
Buda hizo todos los esfuerzos posibles por nosotros y al final logró una
comprensión plena de los diversos caminos. Quizás se piense que Buda alcanzó
algún estado en el cual se encontraba libre de la vida kármica, pero no fue
así. Buda solía contar muchas historias sobre lo que le acaeció después de
alcanzar la iluminación. No era nada diferente de nosotros. Cuando su país
estaba en guerra con un poderoso vecino, les hablaba a sus discípulos de su
propio karma y de cómo sufría al ver que su país iba a ser conquistado por el
rey vecino. Si Buda hubiera alcanzado una iluminación sin karma, no habría
tenido motivo para sufrir de ese modo. Y aún después de alcanzarla continuó
realizando el mismo esfuerzo que nosotros estamos haciendo. Pero no tenía una
noción vacilante de la vida. Su perspectiva vital era estable y observaba la
vida de todos, incluso la propia. Se observaba a sí mismo y observaba a otros
de igual modo que a las piedras, a las plantas o cualquier otra cosa. Su
comprensión era muy científica. Ése fue su plan de vida después de alcanzar la iluminación.
Cuando tenemos el espíritu
tradicional de marchar en pos de la verdad tal como es y practicamos nuestro
camino sin abrazar ninguna idea egoísta, alcanzamos la iluminación en su
verdadero sentido. Y cuando entendemos la cuestión, hacemos el esfuerzo en todo
momento. Ésa es la verdadera comprensión del budismo. Así, pues, nuestra
comprensión del budismo no es una comprensión intelectual. Nuestra comprensión
es al mismo tiempo su propia expresión, es la práctica misma. Sólo mediante la
práctica, la práctica propiamente dicha, más bien que mediante la lectura y la
contemplación de la filosofia, podemos llegar a comprender qué es el budismo.
Debemos practicar constantemente el zazén, con una firme confianza en nuestra
verdadera naturaleza, romper la cadena de la actividad kármica y encontrar
nuestro lugar en el mundo de la práctica real.
Fuente: Osho Gulaab
No hay comentarios:
Publicar un comentario