“El privilegio de toda
una vida es ser quién eres” Joseph Campbell
Deleitarnos simplemente
al contemplar en silencio cada escena que pasa, como esa noche blanca fondeada
por una luna que fue testigo de un lenguaje íntimo sin requerir palabra alguna.
O maravillarnos al evocar momentos ya extinguidos en el tiempo pero que siguen
emanando porque cada instante fue pleno. O besar el alma porque abraza la vida
y la seduce para continuar explorando la aventura que llega. O apreciar la
lluvia y el trueno en señal de que vendrán nuevos vientos. O disfrutar de la
inocencia y el brillo de los ojos de un niño que mira ilusionado el paisaje
dibujado desde su imaginación: ¡Verdaderos privilegios!
Elegir un jardín
repleto de colores como el mejor de los antídotos para evitar la nostalgia.
Sentir la fuerza del impulso que busca salir del interior para generar el
volcán de las posibilidades. Acordar con el reloj para que detenga su marcha,
en cada segundo de un abrazo prolongado o al experimentar la serenidad y la
alegría que concede el placer de servir. Reconocer con sorpresa el milagro de
un nuevo amanecer para despertar un corazón que aviva su fuego al conquistar la
cima de un sentimiento amoroso. Elevar la categoría de cada acción ante la
complacencia de ir en dirección del Manantial Mayor para ser consecuentes:
¡Verdaderos privilegios!
Encontrar el diluvio de
las ideas inspiradoras y mantener el caudal de la creatividad para seguir
saboreando realidades que abran las ventanas hacia la magia de lo que aún no se
manifiesta, pero con la certeza de que cada vez está más cerca. Contar con la presencia
de un amigo siempre dispuesto, para que el equipaje pueda ser llevado con el
impulso de una sonrisa contagiosa. Presenciar y recorrer el camino de regreso,
diluyendo oscuridades y escribir sin prisa la fábula del coraje en la esfera de
lo cotidiano. Crecer sin ser esclavos ni prisioneros del destino y más bien
tomar las riendas que permitan recuperar un sendero repleto de moralejas:
¡Verdaderos privilegios!
Derrumbar fronteras y
solemnizar el encuentro con el faro que ilumina el repertorio de las
estrategias para volver a lo humano. Ser cómplices de la balanza entre la
derrota y la esperanza para comprender de una vez por todas que siempre es un
buen momento para levantar el vuelo. Callar para no dividir y tener claridad
para saber cuándo hacerlo, pero llenarse de valor para expresar inconformidad
ante lo injusto y lo arbitrario. Vincularnos y pintar promesas para avanzar
generosamente, renunciando a seguir siendo hospederos de avaricias: ¡Verdaderos
privilegios!
Vivamos el privilegio
de vivir…
Alejandro Posada Beuth
Fuente: AIS Asociacion
Internacional Sintergetica
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