Una nube
blanca flota en el cielo, sin tiempo, porque carece de futuro y de mente. Es
aquí y aho¬ra. Cada momento constituye la eternidad total. Pero, como la mente
no puede existir sin objetivos, sigue creando objetivos. Si los así llamados
objeti¬vos mundanos se pierden, la mente crea objetivos religiosos, objetivos
de otro mundo. Si el dinero ya no sirve, entonces resulta útil la meditación.
Si el así llamado mundo de la competencia, de la polí¬tica, ya no sirve,
entonces adquiere importancia otro mundo de nueva competencia, de religión, de
logros. Pero la mente siempre aspira a encontrar algún sentido, algún objetivo.
Y, para mí, sólo pue¬de ser religiosa una mente que no tiene objetivos. Pero
eso significa que la mente Ha dejado de ser una mente. Piénsate a ti mismo como
una nube blanca, sin mente.
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