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Lao Tse dijo:
Los
emperadores y los señores consideran todo el imperio o toda la nación como su
propia casa, y todas las cosas como sus pertenencias. Si toman de corazón la
grandeza de la tierra y dominan la multitud de cosas y personas dentro de él,
se encuentran entonces llenos de energía y liberados de sus ambiciones. Los más
grandes lanzan invasiones armadas sobre los más pequeños, los más pequeños
miran altaneramente a sus subditos.
Servirse
de la mente teniendo como meta el orgullo y el engrandecimiento es similar a
un viento racheado o una violenta tormenta; no puede durar mucho tiempo. Por
ello, los sabios controlan esto por medio del Camino, manteniéndose en la
unidad sin estratagema alguna y, de este modo, sin disminuir la energía
armoniosa.
Ven
lo pequeño y permanecen flexibles; son reservados y no posesivos. Emulan los
ríos y los mares; porque los ríos y los mares no actúan con un propósito,
llegan a ser conocidos por sus méritos mediante un proceso natural de
desarrollo.
Como
no coaccionan, pueden cumplir la tarea de dirigir. Siendo como una mujer para
el mundo, pueden evitar la muerte espiritual. Porque se cuidan a sí mismos,
pueden realizar la nobleza.
Todas
las cosas contribuyen a la efectividad y reputación del poder material; la responsabilidad
de la autoridad es lo más serio, por ello no permite el auto-menosprecio. El
automenosprecio conduce al fracaso en el logro y en la reputación.
En
el Camino, lo grande se hace gracias a lo pequeño, lo mucho está basado en lo
poco. Por ello, los sabios presiden el mundo por medio del Camino: siendo
flexibles y complacientes, imprecisos y sutiles, ven lo pequeño; siendo
frugales y austeros, ven lo escaso. Porque ven lo pequeño, pueden realizar lo
grande; porque ven lo escaso, pueden realizar lo bello.
El
camino del cielo es rebajar lo elevado y ensalzar lo rebajado, reducir lo
excesivo y aumentar lo insuficiente. Los ríos y los mares están situados en
donde hay falta de tierra, y así el mundo recurre a ellos y los honra.
Los
sabios son humildes y modestos, puros y tranquilos, deferentes en su hablar;
esto es ver lo humilde. Tienen mentes abiertas y no posesivas; esto es ver lo
que falta. Porque ven lo humilde, pueden alcanzar las alturas; porque ven lo
que falta, pueden alcanzar la bondad y la sabiduría.
Los
orgullosos no tienen éxito, los extravagantes no duran; los poderosos mueren,
quienes llenan sus días perecen. Un viento racheado o una tormenta violenta no
dura todo el día, una quebrada no puede ser llenada en un instante. Los vientos
racheados y las tormentas violentas actúan enérgicamente, por tanto, no pueden
durar mucho antes de extinguirse. Las quebradas están en posición de poder,
por tanto, sólo pueden ser drenadas.
Por
ello, los sabios se mantienen en lo femenino y se apartan de la extravagancia y
de la arrogancia; no se atreven a actuar violentamente. Porque se mantienen en
lo femenino, pueden establecer lo masculino; porque no se atreven a ser
extravagantes y arrogantes, pueden resistir mucho tiempo.
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