GUIA DE LOS 12 PASOS MELODY BEATTIE 3º Paso “Poner Nuestra Voluntad y Nuestra Vida al cuidado de Dios”

“Bondad infinita significa crear un ser que de antemano, sabes que se va a quejar.”
-William Peter Blatty
TERCER PASO DECIDIMOS PONER NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRA VIDA AL CUIDADO DE DIOS, TAL COMO NOSOTROS CONCEBIMOS A DIOS
-Tercer Paso de CoDA
Antes de iniciar mi recuperación de la codependencia, me pasé la mayor parte del tiempo poniendo mi voluntad y mi vida al cuidado de otras personas.
El resto del tiempo, trataba de lograr que otros me confiaran su voluntad y su vida.
Ahora, he aprendido a hacer algo distinto: poner mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios.
Aunque es importante aumentar mi entendimiento de Dios, estoy aprendiendo que es más importante saber que Dios me entiende y me quiere.
Tenía muchas ideas confusas acerca de Dios y de este Paso, que han cambiado en la medida que yo he cambiado. Me imaginaba que la voluntad de Dios era que yo fuera más, hiciera más, diera más, y sin pedir nada a cambio. Durante un tiempo, llamé “Voluntad de Dios” cada cosa desagradable o angustiante que me sucedía.
Ahora he aprendido que mis ideas acerca de Dios y su voluntad en mi vida tenían poco que ver con Dios y la recuperación, y mucho que ver con la forma limitada y carente en la que me trataba a mí misma. Tenía que ver con mis asuntos de codependencia.
Muchos de nosotros tenemos ideas confusas acerca de lo que significa rendirse al cuidado de Dios.
A cualquiera que haya luchado con problemas de control, le puede costar trabajo rendirse, entregarse y soltar. A veces nos rendimos de más.
Nos victimizamos, rehusamos cuidar de nosotros mismos, y culpamos a Dios.
Me daba miedo dar este Paso. Tenía miedo de perderme a mí misma otra vez, como me había
sucedido tantas veces en el pasado. Lo que aprendí fue que no me perdía al dar este Paso: me encontraba.
El Tercer Paso me liberaba. El Tercer Paso es la parte del programa de “Dios y nosotros”.
PONER NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRA VIDA
Antes de iniciar la recuperación, estaba convencida de que mi vida era un error. No sólo creía que nada tenía que hacer aquí, sino también que mi vida no tenía un propósito.
Este Paso nos dice otra cosa.
Decidir poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, tal como nosotros concebimos a Dios, es decidir vivir nuestra vida con la ayuda de Dios, y cada uno tenemos una vida que vivir.
Tomamos una decisión consciente de ponernos a nosotros mismos y a nuestra vida, nuestros asuntos internos y circunstancias externas, al cuidado de Dios.
Luego, asumimos la responsabilidad de nuestra propia vida y permitimos a otros hacer lo mismo.
En el Segundo Paso, reconocimos que un Poder Superior a nosotros mismos nos puede devolver
el sano juicio. En este Paso, hacemos lo necesario para permitir que Dios haga eso.
Nos ponemos a su cuidado. Luego, hacemos nuestra parte aprendiendo a cuidar de nosotros mismos.
AL CUIDADO DE DIOS
Muchos de nosotros luchamos contra el concepto de Dios como resultado de lo que hemos pasado antes de encontrarnos con estos Pasos.
“Estaba realmente confundida acerca de Dios y la parte que tenía en este programa,” dijo Mary.
“Me preguntaba cómo un Dios amoroso podía haber permitido que me sucediera tanto en la vida.”
La mayoría de nosotros encontramos que, si mantenemos una mente abierta, encontramos
nuestro propio camino hacia la espiritualidad.
La mayoría de nosotros encontramos que las cosas funcionan si comenzamos con cualquier nivel de creencia, o incredulidad, que poseemos.
“Las cosas comenzaron a cambiar para mí en Al-Anon cuando comencé a conceptualizar que el derrotarme no era fracasar,” dijo Marcia. (Marcia es la mujer cuya madre constantemente intentaba suicidarse.)
“Al principio, lo intelectualicé, luego entré a la fase emocional de la derrota.
Cuando lo hice, me inundaron recuerdos: de mi hogar, de todas las veces que quise decir no pero me dio miedo. Comencé poco a poco. Comencé a decir no, a defenderme, y gradualmente comencé a ver que no me fulminaba el rayo ni moría cuando lo hacía. Empecé a escuchar a otros y comprendí que muchos habían pasado por lo mismo que yo. Usé el poder del programa y la camaradería. Comprendí que yo no era mejor que esa gente; comprendí que tampoco era peor, lo cual me llevó a la idea de que quizá yo también podría lograr la recuperación.
“Una vez que me derroté, las cosas se simplificaron. El Tercer Paso se volvió beneficioso, pude darlo una vez que vi la palabra cuidado.
“Mi vida ha cambiado.
Puedo decir no, sin miedo.
El temor a estar sola ha desaparecido. Estuve sola durante siete años antes de casarme de nuevo. Mi relación con mi Poder Superior tiene mucho que ver con sentirme mejor acerca de mí misma y con no sentirme sola. Antes tenía miedo, ahora me arriesgo a ir a lugares y hacer cosas nuevas.
“A veces hago caso omiso de los Pasos en mi vida diaria. Entonces me meto en líos, lo que en mi caso significa meterme en las vidas ajenas. Vuelvo a preocuparme más por lo que sucede a otros que por cuidarme a mí misma. Vivo el día sin saber qué sentí ni qué me interesó.
“Me meto en problemas cuando creo tener el poder.
En mi infancia, fui el poder en la vida de mi madre. Me meto a intelectualizar y pienso que soy toda poderosa. Cuando suelto, la vida es mucho mejor. Pido a Dios que me ayude a cumplir Su voluntad. Pienso que mi reacción innata es mentir o manipular para salir de cualquier situación. Si estoy trabajando mi programa, tomo el tiempo para preguntarme lo que siento de verdad, y qué necesito realmente.”
Hay mucho alivio al dar este Paso. Dios nos va a ayudar a cuidar de nosotros mismos.
Ahora no hay riesgo en soltar nuestra necesidad de controlar.
Podemos acudir a Dios como nuestro origen, nuestro Creador, nuestra inspiración, nuestro guía, nuestra dirección. Y nos tenemos a nosotros por responsables de nuestro comportamiento y
elecciones.
Es una relación basada en la confianza: confianza en Dios y confianza en nosotros mismos.
Melody Beattie

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