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Lao Tse dijo:
Considera
la luz del mundo, y así no quedará cargado el espíritu; considera la miríada
de cosas de manera ligera, y la mente no quedará confusa. Considera la vida y
la muerte como cosas iguales, y el intelecto no quedará asustado; considera el
cambio igual que la rutina, y la claridad no será oscurecida.
Las
personas perfectas se apoyan en una columna que nunca se conmueve, viajan por
un camino que nunca está bloqueado, se alimentan de una fuente que nunca se
agota, y aprenden de un maestro que nunca muere. Tienen éxito en todo lo que
emprenden, y llegan a cualquier parte a donde se encaminen. Hagan lo que
hagan, aceptan el destino y pueden caminar junto a la confusión. La calamidad,
la fortuna, el beneficio y el perjuicio no pueden alterar sus mentes.
Quienes
actúan justamente pueden ser presionados por el humanitarismo, pero no pueden
ser amenazados por las armas; pueden ser corregidos por la rigurosidad, pero
no pueden ser aprisionados por el provecho. Las personas ideales morirán por
la justicia, pero no pueden ser paralizadas por las riquezas y el rango.
Quienes
actúan justamente no pueden ser intimidados por la muerte; mucho menos pueden
serlo quienes no actúan en absoluto. Quienes no actúan deliberadamente no
tienen cargas. Las personas que no tienen cargas utilizan el mundo como la
señal de un reloj de sol: arriba observan la manera en que las personas
perfectas ahondan con profundidad en los significados del Camino de la Virtud;
abajo consideran los comportamientos usuales del mundo, que son suficientes
para inducir un sentimiento de vergüenza.
No
hacer nada por el mundo es el tambor que anuncia el aprendizaje.
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