Cuánto más te ames, menos amor necesitarás. Por lo tanto, al
no necesitarlo, no construirás ni sostendrás relaciones conflictivas. Sólo
vendrán a tu vida personas de luz y sabiduría, y si no fuera así, se marcharán rápidamente.
Al no necesitar amor te expresarás siempre como deseas y seguirás a tu corazón
todo el tiempo, ya que no tendrás miedo al rechazo, ni al juicio, ni a la
soledad, ni a la carencia o al abandono. Como tu corazón estará lleno de ti,
sentirás que el mundo entero es más pequeño. Sentirás que el mundo está dentro
de ti y no tú dentro de él. Todo lo disfrutarás en su justa medida. Saldrás al
cine, a cenar, harás deporte y otras actividades, pero nada, absolutamente
nada, te dará un placer mayor que cuando cierras los ojos y sientes ese amor en
tu corazón; ese amor que te ganaste tras años de sanar y aceptar tus heridas;
tras años de permanecer en silencio; tras años de hacer lo que viniste a hacer
a este mundo sin distraerte: evolucionar. De eso se trata el camino espiritual:
de no distraerte.
Si te distraes, procura siempre que sea a plena conciencia.
Elige la distracción pero nunca permitas distraerte inconcientemente y
engañarte con que la felicidad está afuera. Usa al mundo pero no permitas que
te use a ti. Disfruta de todo pero no necesites nada. Tienes que lograr vivir
de tal manera que puedas prescindir de las personas y de los objetos. Esa será
la prueba de que has recuperado el contacto con tu alma.
Saludos,
Lic. Fernán Makaroff
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