Aceptar es el arte de vivir en paz con aquello que no podemos cambia







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Aceptar es el arte de vivir en paz con aquello que no podemos cambiar

Nada que perturbe más nuestra tranquilidad de bombardearnos con todo tipo de pensamientos asociados a aquello que no está a nuestro alcance cambiar. Nuestra aceptación no es nuestro fuerte cuando el ego, que lo quiere controlar todo toma el poder, nos inquieta presentando ante nosotros todo lo negativo de una situación, nos atormenta con la idea de sus catastróficas consecuencias y nos tortura con todo lo que pudimos haber hecho de manera diferente para obtener otros resultados.
Esto es lo que debemos hacer antes de sentir culpa, antes de generar en nuestro interior, agentes dañinos, buscando vengarnos de nosotros mismos. Reconocer que hicimos lo mejor que pudimos con los recursos que tuvimos en un momento determinado. Sí, puede resultar duro afrontar las consecuencias de nuestros actos, pero es parte del aprendizaje y mientras más nobles seamos con nosotros mismos, mejor aprovecharemos cada experiencia.

Si es algo que tiene que ver con otra persona, o sencillamente no tenemos alcance a generar cambios, también debemos practicar la aceptación, entender que no todo lo podemos manejar y que las acciones de los demás son su responsabilidad y debemos respetarlas.
La aceptación debe ir de la mano con el perdón, con el dejar ir, todo aquello que nos haga mal, cualquier cosa que nos limite. Es fácil reconocer qué debemos dejar ir haciendo uso de nuestras emociones, que nos son otra cosa que cómo reaccionamos a lo que pensamos. Si nos sentimos tristes, asustados, paralizados, furiosos o en cualquier otro estado que no esté acorde a nuestro bienestar, allí hay algo que debemos sanar, indagamos en nuestros pensamientos y revisamos su origen, le restamos validez si podemos, los aceptamos, pero no nos enganchamos a ellos y procuramos cambiar la perspectiva.
Aprende a mirar el futuro con esperanza, sabiendo que tienes muchos más recursos y aprendizaje para transitarlo, vive el ahora con amor, cada segundo es un regalo y es un milagro. Si aprendes a ver la vida con una actitud positiva, rescatando lo bueno de cada situación, cada vez estarás más cerca de ser feliz a pesar de las circunstancias, del pasado y de lo que podría resultar el futuro.


Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet


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