Lao Tsé establece las virtudes a
tener para vivir conforme al Tao: piedad, magnanimidad, abnegación, honestidad,
introspección, inactividad y enseñanza. Ilustración de widodo distribuida por
Wikimedia Commons bajo licencia CC BY-SA 3.0
Lao-Tsé, Laozí o Laocio son tres
maneras de nombrar al que es uno de los filósofos orientales más admirados, junto
a Confucio y Buda. Vivió en los siglos VI y V a. C. y su influencia es, todavía
hoy, inmensa.
Fundador del taoísmo y autor del Tao
Te Ching, Lao-Tsé es el padre de una filosofía eterna, que sigue hoy igual de
vigente que cuando él vivía. El pensamiento oriental no puede entenderse sin
las enseñanzas de este filósofo, unas guías inestimables para vivir la vida de
acuerdo a la naturaleza y alcanzar la serenidad del alma.
1. El Tao.
Traducido como «el camino» o «la
vía», el Tao es el orden innombrable, inmanente, del universo. La ley eterna
que lo aglutina todo: lo vivo y lo inerte, lo real y lo místico, lo concreto y
lo abstracto. La enseñanzas de Lao-Tsé nos llevan a comprender el Tao y vivir
conforme a él.
2. Causa y efecto.
Todo lo que vemos es fruto de la
dinámica causa-efecto. El universo y todo lo que en él existe —tanto si lo
conocemos como si no— está sometido a la mutación y el cambio perpetuo que
establece el Tao. No podemos ignorarlo, y solo aceptándolo y viviendo conforme
a sus reglas podemos vivir plenamente.
El Tao es «el camino», el orden del
universo, que está sometido a un cambio continuo que hemos de aceptar
La representación del yin y el yang,
los opuestos y complementarios.
El Taijitu: La representación más
común del yin y el yang.
3. El yin y el yang.
Son dos conceptos que representan la
dualidad y el continuo cambio que gobierna el Tao. Todo concepto, pensamiento u
objeto, tiene un complemento opuesto a él que existe, a su vez, en sí mismo y
que es condición indispensable para definirlos a ambos: frío/calor,
seco/húmedo, femenino/masculino, actividad/pasividad, etc.
4. Taijitu.
Es la forma más conocida de
representar el yin y el yang. El famoso círculo divido en dos mitades
curvilíneas (blanca y negra) con un punto de su opuesto en el interior. Ha
pasado de ser un icono meramente descriptivo de la filosofía taoísta a entrar
en el pop art y aparecer en todo tipo de merchandising.
5. Tao Te Ching.
Uno de los libros más famosos y
antiguos de la historia, el Tao Te Ching o El libro del Tao, es la obra en la
que Lao-Tsé explica el funcionamiento del Tao y la manera en que los hombres
pueden adaptar su vida al mismo, para así vivir conforme a su naturaleza. Es
también el libro más vendido y traducido de Oriente.
El libro del Tao, de Lao-Tsé, en
versión manga (la otra h).
El libro del Tao, de Lao-Tsé, en
versión manga (la otra h).
6. Vida virtuosa.
Lao-Tsé establece una serie de
virtudes que hemos de tener para vivir conforme al Tao, y entre ellas están: la
piedad, la magnanimidad, la abnegación, la honestidad, la introspección, la
inactividad y la enseñanza. También hay vicios que hemos de evitar, como por
ejemplo: la violencia, la codicia, los prejuicios y la aceptación de
convencionalismos, tabúes y normas sociales sin averiguar si están en
consonancia con el Tao.
7. La no-acción.
Un principio taoísta que nos recuerda
a los estoicos griegos. Lao-Tsé nos invita a aceptar lo que sucede a nuestro
alrededor y a no intentar dominar el mundo. Este se rige por el Tao, que es
perfecto, y está lejos de nuestro control. Si intentamos dominar el Tao, lo
perderemos.
«El sabio prefiere la no-acción y
permanece en silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo, no siente
apego por nada, ni se apropia de nada (…) La persona sabia existe para el Tao y
sirve únicamente al Tao». Lao-Tsé
8. Libertad.
Todo lo forzado es erróneo. El ser
humano ha de vivir libre, sin ataduras. Sólo de esa manera podemos vivir en
armonía con el Tao y alcanzar la plenitud. Aquello que nos cuesta, que no nace
de la pasión, es erróneo, según Lao-Tsé. El camino del Tao es fluido, fácil,
porque está en consonancia con nuestra naturaleza. Si algo nos frena, es
probable que debamos replantearnos nuestras premisas, puede que caminemos en la
dirección equivocada…
9. Ausencia de dominio.
Hemos de confiar en el Tao y dejar
que siga su curso libremente. Somos nosotros los que hemos de adaptarnos a él y
no al contrario.
«Quien pretende el dominio del mundo
para mejorarlo se encamina al fracaso. El mundo, tan sagrado y vasto, no puede
ser dominado. Quien trata de dominarlo lo empeora. Quien lo tiene lo pierde».
Lao-Tsé
10. Religión y espiritualidad.
Aunque el taoísmo nació como una
filosofía, no es de extrañar que su visión cosmológica, cargada de
espiritualidad, acabara convirtiéndose en una religión (allá por el siglo III
a. C.) A día de hoy, el taoísmo sigue siendo una de las principales religiones
en Asia y es una forma de espiritualidad dominante en el mundo. En Occidente,
en el siglo XX, ganó cada vez más adeptos, pues es una forma de metafísica que
no está sujeta a dogmas o instituciones. Quien cree en la doctrina de Lao-Tsé
no rinde cuentas a nadie más que al Tao, ni acepta órdenes más allá de él. El
taoísmo ofrece, así, una idea de religiosidad propia, individual, más cercana a
la naturaleza que a los mesías de las sagradas escrituras.
Estas son las principales enseñanzas
de Lao-Tsé, todas ellas contenidas en el Tao Te Ching, un libro poético,
críptico, que lleva de moda más de 2.000 años. Una lectura inestimable que nos
conecta con la parte más misteriosa de nuestra existencia. Conoced a Lao-Tsé.
Merece la pena.
Fuente: Filosofia & Co
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