Un curso que empieza en Madrid el 8
de mayo: la transmisión completa del texto original de Patañjali con su
sabiduría, práctica y experiencia tradicional que conduce al reconocimiento
absoluto de uno mismo.
Los Yoga Sūtras (YS) de Patañjali son
una de las grandes escrituras que India ha dado a la sabiduría y la
espiritualidad humanas, junto con Bhagavad Guītā, Upaniṣads y Vedas. Escritos
hace 2.000 años, YS son cerca de doscientos sūtras ´aforismos´ eminentemente
prácticos que, junto con su comentario ´bhāṣya´ indisociable de Vyāsa y el de
otros grandes yoguis como Swāmī Hariharānanda, y escuchados con devoción
directamente de un maestro tradicional, cobran luz y poder para iniciar al
practicante sincero en niveles de consciencia más elevados hasta alcanzar lo
más sublime y definitivo: el reconocimiento pleno de uno mismo.
Ahora tenemos en España la
oportunidad de estudiar de este modo el original de esta gran obra de sabiduría
universal con David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu) a partir del 8 de mayo en Yoga
Shala Alcobendas, Madrid y a distancia. Éste estudió y practicó los YS y otras
grandes escrituras y prácticas de las escuelas clásicas de filosofía y
espiritualidad en India (astika darśana) directamente de los maestros
tradicionales Dravidāchārya Rāmakṛiṣṇan Swāmījī (tradición Advaita Vedānta de
Śaṅkarāchārya) y Swāmī Veda Bhāratī (tradición de los yoguis del Himalaya)
durante seis años en Rishikesh, India.
El objetivo de los YS es la plenitud, la
liberación inmediata del ser humano. Eso es posible porque la verdadera
naturaleza de todo ser vivo es la plenitud absoluta. No se trata por tanto de
lograr nada ni de convertirse en algo diferente, sino simplemente de
auto-reconocerse plenamente, claramente.
Chitta-vṛitti
Si ahora no reconocemos nuestra propia
plenitud, por lo que nos sentimos limitados, incompletos, condicionados,
sujetos a cambio, degeneración y finalmente muerte es sencillamente porque nos
identificamos con las operaciones y modificaciones de nuestra mente ´chitta-vṛitti´:
Mi existencia depende de la existencia de mi mente y sus cambios. (YS I.4).
Esta autoidentificación es el error primordial, la ignorancia ´avidyā´, cuya
consecuencia es el sufrimiento, la muerte, el mal, estar perdidos y no saber ni
quién somos.
Ignorancia ´avidyā´ es creer que lo
que no es, es; que la fuente de sufrimiento es la fuente de la felicidad; que
lo impuro puede ser puro; que lo efímero puede ser permanente (II.5). Fruto de
esa ignorancia ´avidyā´, yo creo ser lo que no soy (II.6), por lo que siento
deseo insaciable, frustración, confusión y miedo.
Puruṣa
Yo no soy en verdad mi mente en
constante cambio y acción (chitta-vṛitti), sino mi consciencia inalterable que
observa las modificaciones de aquella. Los colores de mi mente (pensamientos,
experiencias, emociones) cambian constantemente, pero siempre hay una
consciencia permanente en mí que los observa (puruṣa). Por tanto, mi mente no
es consciente de sí misma, por sí misma, sino que es observada. Mi consciencia
(puruṣa) es quien la observa. Mi mente cambia, mi consciencia es permanente. La
verdad es lo que existe siempre y en la misma forma. Por tanto, yo soy en
verdad mi consciencia y no mi mente. Ignorancia ´avidyā´ es identificar ambos
como uno y lo mismo (IV.14, 17-20).
La identificación del propio ser (puruṣa)
con la mente ´chitta´ se da porque ésta 1. recibe la consciencia de aquel, y 2.
ilumina (conoce, experimenta) la infinita multiplicidad de los objetos del
mundo y esto nos da experiencias ´bhoga´ de atracción, placer, dolor, odio,
miedo, que atraen nuestra atención atrapándonos. Nos identificamos tanto con
esas experiencias que nos olvidamos hasta de nosotros mismos. La paradoja de
este drama es que lo que buscamos fuera, el amado por todos, la felicidad
libre, permanente, es uno mismo (puruṣa).
Liberación
El problema existencial es la
identificación con la mente. Por tanto, hay que trabajar con ella para
solucionar el problema entendiéndolo correctamente, sabiendo qué hacer y
efectivamente haciéndolo hasta el final, hasta resolver definitivamente el problema
existencial.
Cesando las operaciones y
transformaciones de la mente ´chitta-vṛitti´ y absorbiendo el poder de la
consciencia de la mente ´chiti-śakti´ en la consciencia misma (puruṣa), uno
diferencia mente y consciencia (viveka-khyāti) y se identifica con su verdadera
naturaleza (puruṣa, consciencia pura) (I.2-3). La experiencia de uno mismo es
paz y felicidad absolutas, ilimitadas, inmutables. Esta realización de uno
mismo es la liberación (kaivalya).
La multiplicidad del universo pasado,
presente y futuro que conocemos mediante nuestra mente y sentidos ha cumplido
su función, deja por ello de exhibirse ante nuestra visión interna, aunque no
desaparece (II.22-23), y vemos sólo la Luz misma, la Vida desnuda de las
máscaras de las personalidades: Consciencia una ´kevala´, pura ´ śuddha´, libre
´mukta´ (Vyāsa I.51).
La finalidad de la multiplicidad de
lo que percibimos es que la experimentemos ´bhoga´ hasta que distingamos
realmente consciencia permanente y materia mutable (puruṣa y pradhāna) y con ello
nos liberemos ´apavarga´ aquí y ahora de toda limitación, incluida la muerte.
El Yoga real
¿Qué tenemos que hacer para cesar las
operaciones y transformaciones de la mente ´chitta-vṛitti´ y absorber el poder
de la consciencia en la consciencia misma, es decir, para practicar el Yoga
real?
Primero hay que entender qué son los
chitta-vṛitti que tenemos que detener porque 1. ahora eso es lo que
experimentamos hasta el punto de que creemos ser eso (I.4), por tanto, es el
punto de partido, y 2. hay algunos chitta-vṛitti que nos conducen a la
liberación (I.5), que es el autoreconocimiento real (III.54). Para ello, hay
que estudiar tradicionalmente (I.1) las escrituras liberadoras ´mokṣa-śāstra´,
como lo YS. Tradicionalmente significa recibir esa enseñanza directamente de
alguien que a su vez la recibió asimismo de otro maestro en una antigua
tradición ´parampara´ y la practicó hasta experimentarla por sí mismo.
“Mediante la práctica del estudio tradicional de las escrituras liberadoras
´āgama´, su reflexión hasta lograr claridad ´anumāna´ y la meditación ´dhyāna´
en dicha claridad hasta establecerse en ella se logra el Yoga superior
´uttama-yoga´.” (Vyāsa, I.48)
Entonces, la práctica consiste en
abhyāsa ´concentración´ y vairāgya ´desinterés´ y tiene que llevarse a cabo
sabiamente en todas las dimensiones de nuestra experiencia: en los objetos
externos y materiales (vitarka), en los instrumentos sutiles de percepción
(vichāra), en la experiencia de felicidad y placer ´ānanda´ y en la idea de yo
´asmitā´.
La práctica da resultados firmes
cuando se practica durante largo tiempo, de forma ininterrumpida y con amor y
entrega total. Así se logra el primer nivel de samādhi o realización de la
consciencia pura: samprajñāta samādhi. (I.12-17)
Samādhis
Otras impresiones mentales contrarias
(vyutthāna saṁskāras) te sacan una y otra vez de ese samprajñāta samādhi.
Negándolas con su contrario, acumulando samādhi saṁskāras, te asientas en
samprajñāta samādhi. (IV. 27-28)
Practicando parā-vairāgya ´desinterés
superior´ también en los excepcionales resultados de felicidad, sabiduría y
poder que se logran en samprajñāta samādhi y practicando por tanto la cesación
de toda percepción ´virāma pratyaya´ o dejarte llevar sin más, entregarte sin
miedo ni expectativas, entras en el samādhi definitivo, sin retorno a la
ignorancia ´avidyā´ y su expansión (limitación, deseo, dolor, etc.)
(a-samprajñāta samādhi).
Para poder llevar a cabo esta
práctica de abhyāsa ´concentración´ y vairāgya ´desinterés´ necesitas:
Confianza ´śraddhā´ en la enseñanza,
en el maestro/a y en ti mismo/a;
Fortaleza interior ´viryā´ y
Atención ´smṛiti´ en la práctica
´sādhana´.
Todo ello se va alimentando con la
propia práctica, aún siendo lenta y dubitativa en un principio, y finalmente, a
su debido tiempo, te conduce a samādhi. Primero, mediante la disolución de las
modificaciones y operaciones de tu mente (chitta-vṛitti-nirodha) que te
conducen a la dispersión externa o vyutthāna saṁskāras. Después, mediante la
absorción en la consciencia pura (puruṣa) o samādhi saṁskāras.
La mente se despoja de su propia
naturaleza fluctuante y dispersa y, como un cristal, asume la naturaleza del
objeto en el que medita, de su gran amado (puruṣa). Esto es samprajñāta samādhi
o sa-bīja samādhi, donde todavía existe la semilla ´bīja´ de la imperfección,
del dolor y el error. Estabilizándote en samprajñāta samādhi sientes la pureza,
la claridad, la belleza y la bendición de tu ser interior ´adhyātma prasāda´.
Estas impresiones mentales ´saṁskāras´
de samādhi te llevan a ṛitambharā prajñā, el conocimiento directo, intuitivo
lleno de Verdad, preñado del uno mismo absoluto (puruṣa). Cuando incluso esos
saṁskāras de samādhi se disuelven por tu parā-vairāgya ´desapego final´
(dharma-megha-samādhi), todo cesa, aún sin desaparecer, y sólo brilla lo que
es. Esto es el samādhi definitivo sin vuelta a la ignorancia o nir-bīja samādhi.
(I.18-21; 41, 46-48, 50-51)
“Entonces, puruṣa (tu consciencia, tu
ser) se estabiliza en sí misma: sola Una ´kevala´, pura ´śuddha´ (sin cambio) y
libre ´mukta´.” (Vyāsa I.51)
Si la intensidad de tu práctica
correcta es muy elevada, samprajñāta samādhi está muy cerca para ti. (I.22)
Īśhvara-praṇidhāna
Equivalente a la práctica de abhyāsa
´concentración´ y vairāgya ´desinterés´ en lo material, en los sentidos, en las
experiencias de placer y en la propia idea de uno mismo (vitarka, etc.) es
īśhvara-praṇidhāna: practicar constantemente la presencia de la divinidad y
entregar todos tus actos, emociones y pensamientos a la forma de Dios que más
te guste ´iṣṭa-devatā´, incluyendo por ejemplo el Sol y otros fenómenos de la
naturaleza.
Īśhvara ´Dios´ es un ser especial
porque nunca ha estado limitado por la ignorancia ´avidyā´, lo conoce todo
‘sarva-jñā’ y lo puede todo. Recordándole siempre entras en samādhi, donde te
fundes en la divinidad y la divinidad en ti, más allá, en el Uno sin
diferenciación ni cambio, Solo, absoluto. El nombre de Dios es la sílaba OM.
Dios es en verdad el primer y único Guru. (I.23-28)
Fuente: Yoga en Red
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