EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN PARA TRANSFORMAR EL MIEDO - Parte 2

 


CONCENTRAR LA MENTE

Concentrar la mente con el objetivo de alcanzar la visión profunda.

 

Ejercicio de respiración:

 

«Inspirando, concentro mi mente. Espirando, concentro mi mente».

 

La concentración tiene el poder de consumir las aflicciones. Del mismo modo que el rayo solar concentrado por una lente quema el papel en que se focaliza, la concentración –es decir, la observación profunda de nuestro miedo, odio, ilusión y desesperanza– acaba quemando las aflicciones y dejando tan solo la visión profunda.

 

Una concentración posible es la concentración sobre la vacuidad, que consiste en concentrarnos en la ausencia de entidad permanente. Aunque la vacuidad no sea difícil de entender y sea muy real, no estamos habituados a pensar de este modo. Por ello debemos entrenarnos a observar las cosas de modo tal que, contemplándolas profundamente, veamos su naturaleza vacía última.

 

Los científicos nos dicen que los objetos se hallan fundamentalmente compuestos de espacio vacío y que la materia presente en una mesa o una flor es casi insignificante, ya que, si la comprimiéramos, sería más pequeña que un grano de sal. Pero por más que sepamos que esa es la realidad, en nuestra vida cotidiana seguimos comportándonos como si la mesa fuese algo grande y sólido. Cuando los científicos se adentran en el mundo de las partículas elementales, tienen que dejar a un lado su forma habitual de contemplar las cosas como si estuviesen separadas. Solo entonces tienen la oportunidad de entender lo que, en realidad, sucede en el mundo de la materia. Los científicos tienen que entrenarse para conseguirlo y tú también debes entrenarte para percibir en tu vida cotidiana las cosas de ese modo.

 

La concentración te permite mantener viva, durante mucho tiempo, la visión profunda. Es insuficiente, para liberarte, un simple destello. Por ello, debes sostener intensamente, en tu vida cotidiana, la visión del no yo, la transitoriedad y la vacuidad, y ver, cuando observes a una persona, un pájaro o una piedra, su naturaleza vacía. Es entonces cuando se convertirá en una visión liberadora, muy diferente a la mera especulación sobre el significado de la vacuidad.

 

Tienes que ver realmente, tanto en los demás como en ti mismo, la naturaleza de la vacuidad. Y cuando la visión profunda esté presente, habrás visto la naturaleza de interser y dejarás de tener miedo, de verte limitado y de sentirte víctima de la separación y la discriminación. La meditación profunda, la observación profunda de la naturaleza de todo lo que se presenta, nos lleva a percibir su naturaleza interdependiente. Independientemente de que se trate de una flor, de un buda, de una persona o de un árbol, cuando percibes el interser y la naturaleza de la vacuidad, ves que una cosa las contiene a todas.

 

LIBERAR LA MENTE

Liberamos nuestra mente de las aflicciones y los conceptos.

 

Ejercicio de respiración:

 

«Al inspirar, libero mi mente. Al espirar, libero mi mente».

 

Nuestra mente está encadenada a aflicciones como el miedo, la ira, el sufrimiento y la discriminación. Hemos llevado a cabo la práctica de cobrar conciencia de nuestro dolor y de nuestro miedo y nos entrenamos en abrazarlos. Sin embargo, para transformarlos completamente y liberarnos de su influjo, tenemos que cultivar la concentración.

 

Son varias las modalidades de concentración que podemos practicar. Una de ellas es la concentración en la transitoriedad. Todos tenemos alguna idea de la transitoriedad, pero, por más que aceptemos y coincidamos en que las cosas son transitorias, es nuestro concepto de transitoriedad el que determina cómo vemos las cosas y cómo actuamos en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, aunque intelectualmente sepamos que nuestros seres queridos son transitorios, vivimos y nos comportamos como si siempre fuesen a estar ahí y nosotros fuésemos siempre también las mismas personas.

 

Pero lo cierto es que, como un río, todo cambia a cada instante. Cuando, por ejemplo, vemos de nuevo a alguien a quien no habíamos visto desde hace veinte años, no nos comunicamos con la persona actual, que siente y piensa de manera diferente. Si queremos que la meditación sobre la transitoriedad nos conecte con la naturaleza fugaz de las cosas, debemos ser muy cuidadosos en no concentrarnos en el concepto de la transitoriedad, sino en la transitoriedad misma. Los conceptos no pueden liberarnos, eso es algo que compete únicamente a la visión profunda de la transitoriedad…, que es, por cierto, muy diferente del concepto.

 

Al comienzo, no obstante, podemos utilizar la enseñanza, es decir, el concepto de la transitoriedad, como instrumento que nos ayude a alcanzar la visión profunda de la transitoriedad. Es como la cerilla y la llama. Aunque la cerilla no es la llama, posibilita la aparición de la llama. Y, cuando esta aparece, acaba consumiendo la cerilla. Y del mismo modo, la aparición de la visión profunda acaba consumiendo el concepto. Lo que necesitamos para nuestra liberación es la visión profunda de la transitoriedad.


THICH NHAT HANT


fUENTE: lA iLUMINACION eSPIRITUAL

 






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