CONCENTRAR LA MENTE
Concentrar la mente con el objetivo
de alcanzar la visión profunda.
Ejercicio de respiración:
«Inspirando, concentro mi mente.
Espirando, concentro mi mente».
La concentración tiene el poder de
consumir las aflicciones. Del mismo modo que el rayo solar concentrado por una
lente quema el papel en que se focaliza, la concentración –es decir, la
observación profunda de nuestro miedo, odio, ilusión y desesperanza– acaba
quemando las aflicciones y dejando tan solo la visión profunda.
Una concentración posible es la
concentración sobre la vacuidad, que consiste en concentrarnos en la ausencia
de entidad permanente. Aunque la vacuidad no sea difícil de entender y sea muy
real, no estamos habituados a pensar de este modo. Por ello debemos entrenarnos
a observar las cosas de modo tal que, contemplándolas profundamente, veamos su
naturaleza vacía última.
Los científicos nos dicen que los
objetos se hallan fundamentalmente compuestos de espacio vacío y que la materia
presente en una mesa o una flor es casi insignificante, ya que, si la
comprimiéramos, sería más pequeña que un grano de sal. Pero por más que sepamos
que esa es la realidad, en nuestra vida cotidiana seguimos comportándonos como
si la mesa fuese algo grande y sólido. Cuando los científicos se adentran en el
mundo de las partículas elementales, tienen que dejar a un lado su forma
habitual de contemplar las cosas como si estuviesen separadas. Solo entonces
tienen la oportunidad de entender lo que, en realidad, sucede en el mundo de la
materia. Los científicos tienen que entrenarse para conseguirlo y tú también
debes entrenarte para percibir en tu vida cotidiana las cosas de ese modo.
La concentración te permite mantener
viva, durante mucho tiempo, la visión profunda. Es insuficiente, para
liberarte, un simple destello. Por ello, debes sostener intensamente, en tu
vida cotidiana, la visión del no yo, la transitoriedad y la vacuidad, y ver,
cuando observes a una persona, un pájaro o una piedra, su naturaleza vacía. Es
entonces cuando se convertirá en una visión liberadora, muy diferente a la mera
especulación sobre el significado de la vacuidad.
Tienes que ver realmente, tanto en
los demás como en ti mismo, la naturaleza de la vacuidad. Y cuando la visión
profunda esté presente, habrás visto la naturaleza de interser y dejarás de
tener miedo, de verte limitado y de sentirte víctima de la separación y la
discriminación. La meditación profunda, la observación profunda de la
naturaleza de todo lo que se presenta, nos lleva a percibir su naturaleza
interdependiente. Independientemente de que se trate de una flor, de un buda,
de una persona o de un árbol, cuando percibes el interser y la naturaleza de la
vacuidad, ves que una cosa las contiene a todas.
LIBERAR LA MENTE
Liberamos nuestra mente de las
aflicciones y los conceptos.
Ejercicio de respiración:
«Al inspirar, libero mi mente. Al
espirar, libero mi mente».
Nuestra mente está encadenada a
aflicciones como el miedo, la ira, el sufrimiento y la discriminación. Hemos
llevado a cabo la práctica de cobrar conciencia de nuestro dolor y de nuestro
miedo y nos entrenamos en abrazarlos. Sin embargo, para transformarlos
completamente y liberarnos de su influjo, tenemos que cultivar la
concentración.
Son varias las modalidades de
concentración que podemos practicar. Una de ellas es la concentración en la
transitoriedad. Todos tenemos alguna idea de la transitoriedad, pero, por más
que aceptemos y coincidamos en que las cosas son transitorias, es nuestro
concepto de transitoriedad el que determina cómo vemos las cosas y cómo
actuamos en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, aunque intelectualmente
sepamos que nuestros seres queridos son transitorios, vivimos y nos comportamos
como si siempre fuesen a estar ahí y nosotros fuésemos siempre también las
mismas personas.
Pero lo cierto es que, como un río,
todo cambia a cada instante. Cuando, por ejemplo, vemos de nuevo a alguien a
quien no habíamos visto desde hace veinte años, no nos comunicamos con la
persona actual, que siente y piensa de manera diferente. Si queremos que la
meditación sobre la transitoriedad nos conecte con la naturaleza fugaz de las
cosas, debemos ser muy cuidadosos en no concentrarnos en el concepto de la
transitoriedad, sino en la transitoriedad misma. Los conceptos no pueden
liberarnos, eso es algo que compete únicamente a la visión profunda de la
transitoriedad…, que es, por cierto, muy diferente del concepto.
Al comienzo, no obstante, podemos
utilizar la enseñanza, es decir, el concepto de la transitoriedad, como
instrumento que nos ayude a alcanzar la visión profunda de la transitoriedad.
Es como la cerilla y la llama. Aunque la cerilla no es la llama, posibilita la
aparición de la llama. Y, cuando esta aparece, acaba consumiendo la cerilla. Y
del mismo modo, la aparición de la visión profunda acaba consumiendo el
concepto. Lo que necesitamos para nuestra liberación es la visión profunda de
la transitoriedad.
THICH NHAT HANT
fUENTE: lA iLUMINACION eSPIRITUAL
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