El Eneagrama es un
símbolo sagrado que está formado por tres figuras geométricas que encierran
tres Leyes naturales y universales, las cuales funcionan tanto a nivel del
macrocosmos como en el microcosmos ("Como arriba es a abajo; Como abajo es
arriba").
Este símbolo era ya
conocido en la antigüedad, Homero, Pitágoras, Sócrates, Platón, Plotino entre
otros lo conocían y estudiaban. Sin embargo, con el tiempo cayó en el olvido y
será Gurdjieff, un armenio quien a finales del s. XIX lo descubre y entiende intuitivamente
que el símbolo debe recoger una sabiduría que tal vez pueda ayudar en la
evolución de la psique humana.
Eneagrama en griego
significa 9 líneas y en geometría sagrada simboliza una estrella de nueve
puntas.
El Símbolo y las Leyes.
El Círculo, representa
la Ley de Uno: la Realidad Toda es Una. Es el infinito, la totalidad, la unidad
y también representa cuando el proceso
se ha completado.
El Triángulo,
representa la Ley de Tres: todo evento que iniciemos implica la puesta en
marcha de tres fuerzas (Activa-Pasiva-Neutral; Positiva-Negativa-Neutral;
Tesis- Antítesis-Síntesis; Padre-Madre-Hijo)
1:3=0,33333333...
Todo acontecimiento se
inicia con una fuerza que impulsa y motiva a la acción, sin embargo a esta se
le va a oponer otra fuerza, que serán los obstáculos y dificultades que se van
a presentar al llevar a cabo esa acción. La tercera fuerza, será el resultado
producto de ambas.
Ejemplo: Si el impulso
es de 9, la fuerza de oposición es de 3, el resultado será de 6.
Esta Ley funciona en
nuestras vidas, si la conocemos y la tenemos en cuenta al iniciar un proyecto o
un objetivo, podríamos prever hasta donde vamos a ser capaces de llegar, de
esta forma no caeríamos en el victimísmo, ni en la queja.
En nuestro universo nos
enfrentamos a la dualidad, siempre enfrentándonos a dos fuerzas opuestas y sin
embargo, en vez de movernos de un extremo a otro nuestra labor debe ser
alcanzar el equilibrio, el Camino del Medio del que nos habló Gautama Buda; in
media virtus de Aristóteles.
Así que vemos que esta
Ley de Tres nos está enseñando que el
Universo no es una manifestación de dualidad, sino de trinidad y nuestra labor
es posicionarnos en esta tercera fuerza, la neutra, la síntesis, el hijo
representado por Jesús el Cristo.
La Hexada, representa
la Ley de Siete, todo en el Universo está en constante cambio y evolución, todo
es dinámico y tiende a transformarse en otra cosa siguiendo un proceso. También
se conoce como la Ley de Octavas.
1:7= 0,142857142857...
En esta serie
resultante observamos la ausencia de los números 3, 6 y 9 (Ley de Tres). Cuando procedemos a ver la serie reflejada en
el enegrama vemos como se diseña la
figura de la hexada dando forma a un Eneagrama completo.
Oscar Ichazo, fue
discípulo de Gurdjieff y fue él quien hizo en los años 60 la incorporación de
la personalidad en el símbolo del Enegrama, donde se reflejan nueve tipos de
personalidad básicos denominados eneatipos. Nadie tiene una personalidad pura,
todos disfrutamos de variantes, así que
aunque podamos compartir la misma base de eneatipo, las variantes nos van a
hacer casi únicos.
El Eneagrama nos habla
de 9 tipos de personalidad básica.
Estos nueve hay que
multiplicarlos por los tres subtipos que existen (conservación-sexual-social)
9 x 3= 27 (2+7=9).
Los vientisiete tipos
de personalidad que obtenemos los multiplicamos por las alas. Las alas son las
vecinas del eneatipo correspondiente.
27 x 2 = 54 (5+4=9).
Estas cincuenta y
cuatro posibilidades de ver el mundo lo multiplicamos de nuevo esta vez refiriéndonos
a los dos caminos que podemos recorrer, el de integración y el de
desintegración.
54 x 2 =108 (1+0+8=9).
Finalmente obtenemos
ciento ocho variantes en la personalidad humana.
El número 108 es un
número sagrado. Resulta paradójico descubrir que la distancia aproximada entre
la Tierra y la Luna es 108 veces el diametro del Sol. El diámetro del Sol es
aproximadamente 108 veces el diámetro de la Tierra. La distancia entre la
Tierra y la Luna, es 108 veces el diámetro de la Luna.
Alguna otra curiosidad
es que los textos sagrados de la sabiduría hindú llamados Upanishads son 108.
Igual que las cuentas del mala y los 108 nombres de la Madre Divina.
La suma de este número
nos da como resultado el nueve.
El número 9 en
numerología pitagórica y en la cabalista también es el número de la
transformación, de la perfección y del misticismo.
Nuestro Ser Interno o
Esencia es una energía sutil que necesita de un vehículo humano para poder
llevar a cabo su experiencia dentro de este universo material, cuya energía es
mucho más densa. Sería algo así como ponerse un traje (igual que los
astronautas cuando salen al espacio). Este traje es el cuerpo humano
correspondiente que sería el personaje con el que va a interactuar en esta
vida.
Cada ser humano que
nace trae incorporado un temperamento de manera innata. Los temperamentos,
fueron descritos por Hipócrates en su Teoría de los Humores (siglo V a.C.).
Unos siglos después Galeno de Pérgamo (siglo II a.C.) influido por las Tª de
los Humores de Hipócrates, desarrollo la tesis de la salud y psicología de los
cuatro temperamentos humanos (Colérico- Melancólico- Sanguíneo- Flemático).
El temperamento al ser
innato no se va a poder educar, ni modificar, ni transformar.
Sobre la base del temperamento
se desarrollará durante nuestra infancia el carácter y la personalidad.
Normalmente confundimos estos tres términos o hablamos como si fueran los
mismo, sin embargo, muestran diferencias. El carácter y la personalidad al ser
aprendidos son educables y se puede trabajar sobre ellos para transformarlos.
Durante nuestra
infancia vivimos algún episodio que
provocó un grado de sufrimiento y angustia insoportable así que buscamos
una "solución de emergencia" para superar esa experiencia. La
cuestión es que esa "solución" fue generando otros problemas que
necesitaban de nuevas soluciones y así es como fuimos creando nuestras trampas
mentales y emocionales; así comenzó nuestra danza entre el miedo y el deseo;
así es como generamos nuestros mecanismos de defensa, nuestras pasiones (parte
oscura de nuestra personaldad) y nuestras virtudes. El producto final de este
proceso se llama EGO o modelo mental y es la suma del temperamento, el carácter
y la personalidad.
De los 15 a los 18
años, esta estructura ya se ha cristalizado en nosotros alejándonos del punto
central representado en el centro del círculo. Este movimiento que se produce
del centro a la periferia es equidistante para todos los eneatipos. A partir de
este momento, cada uno de nosotros se situará en uno de los 9 eneatipos y
percibirá e interpretará de manera sesgada la realidad.
En edad adulta, el
personaje (Eneatipo o Ego) a terminado poseyendo al actor (Ser Interno o
Esencia). Nos hemos olvidado por completo de quienes somos relamente hasta tal
punto que nuestro Ser Interno se ha quedado dormido en nuestro interior. Esto es lo que Gurdjieff llamó "el
olvido de sí", ahora nuestro trabajo es el contrario "el del recuerdo
de sí".
Conocer nuestro
eneatipo es aprender a identificar al personaje con el cual nos hemos
identificado, observar su programación, su estrategia, sus miedos y deseos, su
mecanismo de defensa, etc... es así como vamos a ir desidentificándonos del
personaje y empezando a recordarnos.
Vamos a ir regresando
de la periferia del círculo hacia su centro, este acercamiento se conoce como
el despertar y es así como vamos a ir devolviéndole el protagonismo al Ser
Interno para que pueda vivir esta experiencia humana esta vez de manera
despierta.
El Eneagrama es una
herramienta que recoge una profunda filosofía que nos proporciona la sabiduría
necesaría para reconocer al personaje, sus limitaciones y el camino para
sanarnos.
Tenemos que volver
nuestra mirada del mundo externo, el mundo de los sentidos o de los efectos
hacia nuestro mundo interno, algo así como "darle la vuelta al
calcetín", para descubrir que ahí nos espera nuestra Bella Durmiente (Esencia) que lleva
esperando mucho tiempo, que la recordemos de nuevo y así despertarla.
LOURDES MORALES
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