Este tema
merece toda nuestra atención por cuatro razones fundamentales: interviene en
numerosos casos y desde que me di permiso para incluir la energética china en
la Psicosomática Clínica nunca me ha decepcionado, como lo vamos a ver a continuación.
La unión con
la Psicosomática Clínica produce una herramienta terapéutica a no despreciar:
la simbología energética de la Vesícula Biliar, está directamente unida al
Superego de nuestro sistema psíquico de defensa, nuestro famoso gendarme
interior, este tema nos acerca a varias patologías muy precisas, de las que
sobresalen los acúfenos, las migrañas y las cefaleas.
Los
resultados terapeuticos pueden ser espectaculares. En efecto, el mero poner en
evidencia la relación entre una patología precisa y el resentir profundo de
este órgano, ha permitido a más de una persona desembarazarse del proceso más o
menos rápidamente.
En este
artículo propongo entrar en detalle en estos cuatro puntos.
Energética
china y Psicosomática Clínica:
Durante el
mes de Junio de 1983, debuté en mi carrera de médico generalista ejerciendo la
Homeopatía y la Acupuntura, para esta última, durante esos años se dio un giro
a su situación y fue introduciéndose en los hospitales y en efecto, se
estableció su validación científica, a la par que experiencias concluyentes
probaban realmente la existencia de una energía circulante en el cuerpo. Además,
los resultados clínicos -sobre todo en las patologías osteoarticulares-
vinieron a reforzar las primeras imágenes de anestesia con Acupuntura
provenientes de China.
A título
puramente indicativo, la Acupuntura es conocida y practicada desde hace unos 5.000
años, y hoy en día existen servicios hospitalarios en los que se utiliza esta
disciplina, aunque mi interés por las influencias del espíritu sobre el cuerpo
era real, me pareció inoportuno continuar utilizando la Acupuntura en mi
práctica cotidiana.
Después,
ciertos casos clínicos rebeldes me llevaron a reintroducirla en mi práctica en
general y, sobre todo, en los abordajes teóricos. Así, varios pacientes
pudieron beneficiarse de ello, y su número ha aumentado progresivamente, hasta
llegar a hacerla parte de la Psicosomática Clínica. ¿Qué nos dice esta teoría
ancestral?. He aquí las grandes líneas, útiles para nuestra exposición:
Primera. La
observación de la naturaleza y las constataciones de numerosos investigadores,
sabios, y médicos a lo largo de los siglos llevan a la evidencia de una energía
interior -llamada “Chi” o “Qi”- cuyas cualidades condicionan nuestro estado de
salud. Esta energía circula por todo el organismo a través de unos trayectos
muy precisos, a lo largo de caminos particulares -llamados meridianos-, unos
superficiales (a nivel de la piel) y
otros más profundos, bajo la piel, en el interior del cuerpo. Así, todas las
partes del organismo están inmersas en esta energía circulante.
Segunda.
Existen catorce meridianos principales. Los dos primeros son únicos y se sitúan
a lo largo de la línea media del cuerpo, uno por delante y otro por detrás. Los
otros doce meridianos son bilaterales, y se distribuyen por toda la superficie
del cuerpo, a un lado y otro de la línea media. Estos últimos meridianos
representan cada uno un órgano preciso, como el riñón, el hígado, el pulmón, el
corazón, el intestino grueso, etc.
Tercera. A
nivel de la fisiología energética, nuestro estado de salud está estrechamente ligado a la cualidad
de esta energía. Así, antes mismo de la aparición de los síntomas, los
practicantes pueden evidenciar ciertas carencias energéticas o, por el
contrario, ciertos excesos. Existen distintas técnicas para facilitar la
circulación energética y mejorar la calidad de esa energía: la Acupuntura
utiliza agujas, la farmacopea china utiliza plantas, el masaje o la
digitopuntura drena o fortalece ciertos puntos precisos -shiatsu-, los
ejercicios físicos como el Tai Chi o el Qi Gong.
Cuarta.
Podemos afirmar lo siguiente: cuando un meridiano está saturado de energía,
puede presentar uno o varios síntomas particulares, a menudo ligados
estrechamente con este mismo meridiano o en relación con su simbolismo.
La aparición
e instalación de síntomas ligados energéticamente a la Vesícula Biliar ocurren
bajo las circunstancias de una suerte de “suite” emocional muy precisa, en
cuatro etapas sucesivas y cada una de ellas posee igualmente algunos sinónimos
con el fin de lograr una mejor precisión.
Injusticia:
traición, parcialidad, abuso, desigualdad, acusación no fundada, denuncia,
delación, celos.
Rencor:
Resentimiento, amargura, odio, hostilidad, animosidad, desatención.
Cólera
recogida: Implosión, indignación, irritación, estar ulcerado, , rabia interior,
estar hirviendo interiormente, cólera contenida, disimulada, enmascarada.
Vergüenza:
humillación, molestia, culpabilidad, escrúpulo, pesar.
La
experiencia clínica me autoriza a pensar que esta clasificación se declina
exactamente en este orden. En efecto, el análisis de casos de duelos
bloqueados, tanto reales como simbólicos, hacen resurgir la existencia de un
sentimiento de cólera recogida o expresada, incluso de rabia, la parte
emergente del iceberg de la Vesicula Biliar, para mí, la cólera, más o menos
visible, más o menos expresada, posee una suerte de motor y su disparo no se
debe simplemente al hecho de no aceptar la situación conflictual en la que se
encuentra la persona. De hecho, existen dos puntos capitales:
Primer
punto: cólera = descarga energética, indispensable so pena de implosión cuando
es exteriorizada. En el caso contrario, va a saturar energéticamente el
meridiano concerniente: la VB.
Segundo
punto: los motores del molino de la cólera. De hecho, la cólera exteriorizada o
no no será más que la expresión ruidosa del resentir de una verdadera
injusticia ligada a rencor. Sí, en numerosos dramas y situaciones conflictivas,
la injusticia se coloca en primer lugar.
A menudo y
casi inmediatamente, este sentimiento de injusticia está amplificado por la
sensación de rencor asociado a resentimiento, asco, pudiendo así aumentar las
marcas de la cólera base para acabar en odio y deseo de venganza imposibles de
saciar por diversas razones. Además y en ciertos casos, el sentimiento de
incomprensión viene a añadir más agua en el molino de la cólera, produciendo
siempre tanta energía psíquica a descargar so pena de implosión.
Así, esta
cólera puede expresarse de varios modos, volcada hacia la propia persona o
hacia los demás, mostrando grandes contradicciones internas y la ausencia de
solución para borrar la situación conflictual y esta se manifiesta en
situaciones no siempre relacionadas con el drama mismo, sino en la familia y el
trabajo.
Es, a
menudo, más verbal -arrebatos, estar fuera de sí, irascible, lunáticos,
reproches, acusaciones- que física, únicamente en relación a la propia persona
(dar un puñetazo en la mesa), sobre un objeto -romper la vajilla- o modificar
el comportamiento habitual (enervarse al volante, delante de la televisión o en
el terreno de juego).
En la cólera
retenida aparece otro sentimiento: la rabia interior. Como no se expresa o se
expresa muy poco, el riesgo de implosion existe siempre.
En todos los
casos, esta “suite” produce una cierta cantidad de energía psíquica, y la VB
está encargada de administrarla. Y cuando los umbrales psíquicos de tolerancia
son superados, intervienen los procesos de conversión para transformarla en
síntoma. Veamos ahora el tipo de síntomas que podemos atribuir a la VB
energéticamente saturada.
Vesícula
Biliar y Patologías:
¿Por qué la
VB interesa ciertas patologías y, a nivel energético, existen otras ligadas con
este órgano? Para responder fácilmente, sólo hace falta seguir el trayecto de
este meridiano, de la cabeza a los pies, comienza en el ángulo externo del ojo
y se dirige hacia atrás para rodear la oreja antes de descender por el cuello y
recorrer el costado del cuerpo hasta el tobillo y el dorso del pie y termina su
recorrido en el cuarto dedo. Para la psicosomatización ligada a la VB, vamos a
describir tres etapas:
Primera
etapa: En un acontecimiento o situación particular, la persona resiente la
injusticia, rencor, cólera retenida y odio, con intensidades variables según el
individuo afectado.
Segunda
etapa: La saturación energética de la VB.
Tercera
etapa: la aparición de síntomas ligados estrechamente a la VB. La Psicosomática
Clínica ha individualizado varias posibilidades en la práctica habitual.
Extremo
superior del meridiano de la VB: cefaleas, migrañas y acúfenos.
Extremo
inferior del meridiano de la VB: problemas de tobillo como los esguinces,
algodistrofias.
A lo largo
del meridiano de la VB: a nivel de la cadera, particularmente la artrosis.
Relación
entre la VB y el Superego:
Es bastante
fácil resumirla con una sola palabra: la culpabilidad. En efecto, este
sentimiento de prohibición de hablar o de hacer bajo pena de desestabilización
del entorno, así, la energía recibida en un altercado verbal con un miembro de
la familia queda en el interior y el sentimiento de injusticia, de rencor, de
cólera retenida, más o menos mezclada con odio no hacen más que acrecentar la
saturación del meridiano de la Vesicula Biliar.
Autor: Dr.
Salomon Sellam, (traducido por Dr. Silvano Baztan).
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