Estamos tan
acostumbrados a evitarnos cualquier tipo de molestia corporal que lo primero
que hacemos es echar mano del medicamento de turno para aliviar lo que sea que
nos duela o moleste. La fiebre es uno de los ejemplos más reiterativos.
Disponer de determinados avances científicos, tecnológicos y farmacéuticos es
un privilegio, sin duda, ya que muchos de ellos son responsables de salvar
vidas. Pero en los casos leves donde nuestra salud no corre ningún peligro,
tomar medicamentos como si fueran golosinas, hace que nuestro organismo
“olvide” cómo poner en marcha sus propios mecanismos de defensa internos,
haciéndonos mucho más vulnerables a cualquier enfermedad.
En este artículo te
contamos qué es la fiebre, cómo se produce, cómo tratarla de manera beneficiosa
y qué límites son los más prudentes a la hora de tomar medidas más drásticas.
Qué es la fiebre
La fiebre es un aumento
de la temperatura corporal provocado por causas internas o externas y en el que
intervienen distintos factores como el ataque de elementos patógenos, la hora
del día, nuestra situación de reposo o actividad, la temperatura exterior, etc.
El hipotálamo es el
encargado de regular la temperatura de nuestro termómetro interno (además de
muchas otras funciones biológicas cruciales), y cuando decide aumentarlo, es
normalmente en respuesta a infecciones o inflamaciones.
Hasta los 39º la fiebre
puede considerarse benigna, ya que pone en marcha nuestro sistema de defensa
interno, como veremos a continuación. Sin embargo, cuando la temperatura sube
en extremo, pueden llegar a producirse importantes lesiones celulares.
Qué hace la fiebre
La fiebre tiene un
efecto antibiótico natural, aunque mucho menor que el antibiótico farmacéutico.
Se trata de una respuesta inmunológica del organismo a la hora de defenderse de
agentes patógenos o inflamaciones, aunque no la única. El aumento de
temperatura:
Impide el desarrollo de
virus y bacterias.
Aumenta la producción
de anticuerpos
Aumenta el riego
sanguíneo y con él los glóbulos blancos.
La fiebre suele cursar
con falta de apetito. Un leve ayuno con abundancia de líquido permitirá al
cuerpo desintoxicarse y estimular las defensas.
Tomar medicamentos
contra la fiebre
Tomar medicamentos con
la única finalidad de mejorar un pequeño malestar no tiene ningún sentido,
sobre todo porque todos los medicamentos tienen un peaje para nuestro
organismo, tal y como asegura Joan Ramón Laporte, Jefe del servicio de
Farmacología del hospital Valle Hebrón (Barcelona): “La diferencia entre un
medicamento y un veneno radica en la dosis”. Hay casos en los que compensa
pagar ese peaje, de eso no cabe duda, pero cuando se trata de dolencias leves,
como una fiebre moderada, lo único que conseguimos al tomar medicamentos es
impedir que nuestro organismo ponga en marcha su sistema inmunitario y
envenenarlo con sustancias químicas sin ninguna finalidad.
Los límites razonables
de fiebre
Los extremos letales de
temperatura son por debajo de los 26º y por encima de los 43º, aunque los casos
en los que se da por encima de los 41º son bastante infrecuentes. Según José
Luis Berdonces, Doctor en Medicina y fundador de la Asociación Española de Médicos
Naturistas, los límites razonables de fiebre ante los que no debemos alarmarnos
y que conviene tratar con métodos naturales son:
Personas adultas: Entre los 37º y los 39º la fiebre no supone
ningún peligro para el organismo y se puede considerar benigna.
Niños: Los niños son los más proclives a sufrir
estados febriles, entre otras cosas porque la fiebre es un desarrollo y puesta
en marcha de sus sistemas defensa. Hasta los 38º y medio, su cuerpo simplemente
está “aprendiendo” a defenderse.
Ancianos y
embarazadas: Las personas mayores y las
embarazadas, al igual que los niños, son más vulnerables ante la enfermedad y
el equilibrio bioquímico, por lo que 38º y medio es también una temperatura a
partir de la cual debemos tomar medidas.
Fiebre en niños
Que los niños sufran
estados febriles cada dos por tres como consecuencia de infecciones de todo
tipo es algo normal. Es más, la filosofía naturista los considera un proceso
necesario para reforzar su sistema inmunitario. Cuando abusamos de antibióticos
a la más leve señal de febrícula, estamos impidiendo que el sistema inmune del
niño se desarrolle y provocamos con ello que cada vez enferme con más
frecuencia, o alargar el proceso, según afirma la Doctora Andrea masiá,
pediatra en Cap Cunit (Barcelona) en una entrevista publicada en ABC.
Fiebre en ancianos
Así como en el caso de
los niños un estado febril se da con frecuencia y no es habitualmente señal de
alarma, en el caso de los ancianos ocurre todo lo contrario. Cuando una persona
mayor manifiesta fiebre con altas temperaturas, lo más probable es que exista
un problema de salud grave. Por lo que, en cualquier caso, si el enfermo es una
persona mayor, mejor acudir al médico para que realice un diagnóstico.
Cómo tratar la fiebre
con el método naturista
Ante todo, no
alarmarnos con temperaturas que no superen los límites considerados como
benignos pues, como hemos visto, ejerce una función de defensa importante para
el cuerpo.
En primer lugar, hemos
de tratar de bajarla ante todo con métodos naturales que explicaremos a
continuación.
Si superados los
límites benignos no podemos bajar la temperatura con métodos naturales, debemos
acudir a un centro médico para que nos receten el fármaco más apropiado.
Dejar que el enfermo
manifieste su necesidad de frío o calor, dependiendo de si sufre sudoración
(fiebre externa) o tiritonas (fiebre interna), manteniendo una temperatura del
ambiente y una cantidad de abrigo adecuada a sus necesidades.
De manera general,
debemos tener en cuenta que lo importante no es eliminar la fiebre, sino las
causas que la han provocado.
Métodos naturales para
bajar la fiebre
Escuchar al cuerpo
Si el enfermo tiene
frío, debe abrigarse; si tiene calor, debe desnudarse; si tiene hambre, debe
comer; si no tiene hambre, debe ayunar; si tiene sed, debe beber…etc. No hay mejor consejero que el propio
organismo.
Paños de agua fría
Colocando paños de agua
fría en distintas partes del cuerpo (sobre todo en la frente y la cabeza),
siempre que agrade al paciente, es una de las formas más eficaces de controlar
la temperatura. De hecho, aunque la medicina convencional ahora recomienda los
baños de agua templada o fresquita, esta práctica conlleva el riesgo de
producir un cambio brusco de temperatura en el cuerpo que puede ser muy
peligroso. Por eso, para evitar riesgos, la práctica de colocar paños de agua
fría es la más segura y eficaz (se pueden añadir unas gotas de aceite esencial
de tomillo o aceite esencial de menta al
paño mojado).
Beber agua
Cuando bebemos agua
(del tiempo) estamos ayudando a nuestro cuerpo a disminuir la temperatura
interior. Una buena forma de ayudar al organismo a restablecerse en este tipo
de trastornos es bebiendo abundante líquido.
Descansar
No hay mejor remedio
para superar una crisis o dolencia que atender las necesidades del organismo, y
es evidente que en los procesos febriles el cuerpo siempre pide descanso,
silencio, reposo y tranquilidad.
Infusiones
Las infusiones de
agracejo, jengibre y sauco son estupendas a la hora de bajar la temperatura a
través de la sudoración. Una mezcla de cualquiera de estas infusiones con zumo
natural de limón y una cucharadita de miel es uno de los más tradicionales
remedios caseros.
Motivos de alarma ante
la fiebre
Todos los consejos
anteriormente mencionados deben tomarse como norma general cuando no existe
ningún tipo de complicación adicional. No obstante, debemos acudir a un centro
médico cuando no podemos bajar la fiebre con métodos naturales:
Si tenemos la sospecha
o intuición de que algo no va bien o no es normal.
Si la fiebre supera los
38º en caso de niños menores de seis meses.
Si la fiebre supera los
39º en caso de niños a partir de los seis meses.
Si una persona anciana
presenta fiebre por encima de los 38º.
Si no podemos bajar la
fiebre de los 40º a una persona adulta sana.
En caso de que el
paciente sufra alteración de la consciencia, convulsiones, delirios, agitación
anormal.
Si existe
inmunodepresión.
Si la fiebre persiste
durante más de dos semanas aunque sea a niveles bajos.
Si el paciente sufre
cualquier tipo de enfermedad adicional.
Recuerda que la
histeria no es buena consejera a la hora de tratar la fiebre, sobre todo en
caso de fiebre infantil, y que mantener la calma junto con unas prácticas
naturales saludables son, casi siempre, un tratamiento más que suficiente para
que la fiebre desaparezca por sí sola al poco tiempo.
Fuente: La Vida
Naturalia
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