La bella hechicera
Soñaba cada noche con ser una bella hechicera
y con los años soñaba al menos con ser hechicera, pues bella no era, al menos
así lo sentía yo al ver mi imagen en el espejo y si alguna vez me olvidaba de
ello, los niños de clase me lo recordaban:
Gorda, fea, dientes de conejo
Gritaban en coro.
Yo nunca contestaba, aunque tampoco les daba
el placer de que supieran que me importaba; las pocas veces que me invitaban a
algún cumpleaños (obligados por sus madres y el supuesto protocolo) siempre
denegaba la invitación; así pues, era fea y rara ¡jejejejje! Llegó un momento
que tampoco me importaba tanto, pasaba el día distraída en mis fantasías
hechiceras, me veía a mi misma en un círculo con otras mujeres cantando,
bailando... cómplices y amorosas con algo en común, algo fuera de este mundo
conocido por mí.
Sin embargo yo crecía y mi sueño comenzó a
desvanecerse, aquellas mujeres hermanadas, felices y riendo comenzaron a
diluirse cual ligera bruma entre los árboles, anunciando la retirada del
invierno.
Un día simplemente se borró de mi mente,
nunca más volví a pensar en ello.
El tiempo pasó, luche contra mí misma, mil
batallas perdí, hasta que comprendí que nunca podría ganar contra mí misma, ni
perder, sólo podía hacer una cosa: aceptar, comprender y de una vez por todas
abrazarme.
Mi cuerpo dejó de ser mi enemigo, da igual si
no es como dicta la supuesta moda, da igual si no cumple las medidas que se
empeñan en implantar, da igual si la ropa que lo cubre no es la
"adecuada"...
En el momento que pude abrazarme, en ese
momento comencé a soñar con las bellas mujeres sonrientes, abrazadas,
hermanadas, espejadas, libres, fuertes, poderosas, hechiceras...
Y entonces las encontré, un día así como por
casualidad, tropecé con ellas y eran como yo:
Fuertes
Poderosas
Emotivas
Amorosas
Acogedoras
Tenaces
Serenas
Enteras
Valientes
Hermosas
Desde ese instante entendí que nunca más
volvería a estar sola, y que yo también era una bella hechicera.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
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