La tradición
astrológica atribuye una correspondencia anatómica para cada signo zodiacal. A
pesar de esta aparente simplicidad, enseguida podemos reconocer cómo las partes
del cuerpo regidas por cada signo señalan zonas sensibles relacionadas con
nuestro Sol o con nuestro Ascendente, que son más susceptibles de trastornos
cuando hay un desequilibrio energético. Por otro lado los 12 signos se reparten
en 4 elementos: Fuego, Tierra, Aire, Agua, que ofrecen indicaciones de cuatro
actitudes o formas de responder ante una situación de enfermedad.
Igualmente es curioso
comprobar cómo en muchas ocasiones la regencia de cada signo destaca
visiblemente en la persona que tiene el Sol o el Ascendente en ese signo. No es
extraño pues encontrar personas arianas con una amplia frente, tauros con un
grueso cuello, geminianos nerviosos, y así sucesivamente. Cabe insistir en que
esto no ocurre en “todos” los casos, pero sí con una gran frecuencia que
desafía cualquier estadística en contra.
La correspondencia zodiacal
con la anatomía sigue un patrón muy simple, pues se inicia en la cabeza con
Aries y va descendiendo hasta llegar a los pies regidos por Piscis, y conocerla
puede ser de utilidad, para poner la atención y cuidar esas partes sensibles.
Las regencias anatómicas más consensuadas que rigen los signos son:
ARIES: Cabeza. Cara. Ojos. Cerebro.
TAURO: Garganta. Nuca.
Cerebelo. Mandíbula inferior. Paladar.
GÉMINIS: Pulmones. Hombros. Brazos. Manos. Nervios.
CÁNCER: Estómago. Pecho. Senos.
LEO: Corazón. Columna vertebral. Espalda.
VIRGO: Intestino
delgado. Abdomen.
LIBRA: Riñones. Vejiga. Región lumbar.
ESCORPIO: Órganos
genitales. Intestino grueso. Ano. Nariz.
SAGITARIO: Caderas.
Muslos. Nalgas.
CAPRICORNIO:
Articulaciones (rodillas en especial). Piel. Cabellos. Huesos.
ACUARIO: Pantorrillas.
Tobillos.
PISCIS: Pies.
Cabe señalar que además
de estas regencias, la astrología médica
estudia las regencias de otros órganos del cuerpo a través de los planetas,
casas astrológicas y diversos factores astrológicos. Pero se trata de una especialidad
compleja que precisa de sólidos conocimientos médicos y astrológicos para
extraer hipótesis válidas.
La consideración de las
regencias anatómicas también puede ser de utilidad en ocasiones en que el
Ascendente se encuentra en la zona fronteriza entre dos signos y tenemos dudas con
respecto a la hora de nacimiento. Por ejemplo, si la duda se encuentra entre un
Ascendente Géminis o un Ascendente Cáncer y la persona explica que las
situaciones de estrés le afectan al estómago, es muy probable que su Ascendente
se encuentre en el signo de Cáncer. Por supuesto deberemos realizar otras
comprobaciones, pero esta será una interesante pista a tener en cuenta.
Por otro lado, la
expresión inferior de las cualidades de un signo inclina al desarrollo de
manifestaciones somáticas relacionadas con la zona del cuerpo que rige dicho
signo. Así el orgullo de Leo estaría relacionado con enfermedades del corazón o
problemas de columna, la contención emocional de Escorpio con dificultades en
la eliminación de sustancias tóxicas, las posturas rígidas de Capricornio con
dolencias en huesos y articulaciones, y así sucesivamente.
También será
interesante observar si predomina algún elemento en la carta natal, pues el
cuerpo físico está constituido por temperatura, materia, aire y líquido que se
vinculan a los cuatro elementos Fuego, Tierra, Aire, Agua. El predominio de un
determinado elemento aportará indicaciones sobre la actitud general del
individuo con respecto a la enfermedad. Así, de forma orientativa:
El elemento Fuego
(signos de Aries, Leo, Sagitario) está asociado con la temperatura y el
principio calórico-dinamizador del sistema circulatorio. Las enfermedades
simbolizadas por este elemento son de aparición o de recuperación rápida. Y las
personas en cuya carta astral domina el elemento Fuego, intentan ignorar la
propia enfermedad y desatienden sus claros síntomas, que pueden evolucionar
negativamente creando trastornos importantes. Paradójicamente, estas personas
se suelen mostrar muy activas, tomando iniciativas decididas con respecto a la
enfermedad de quienes están próximos a ellas.
El elemento Tierra
(signos de Tauro, Virgo, Capricornio) simboliza solidez, masa y peso, asociados
con la materia física que sustenta y da forma al cuerpo. Este elemento
representa enfermedades arraigadas especialmente somáticas y/o de recuperación
lenta. Y las personas que tienen dominante el elemento Tierra, sienten los
trastornos con intensidad y buscan resolverlos mediante terapias concretas.
Habitualmente muestran una gran resistencia física, lo que les permite superar
la enfermedad exitosamente y sin recaídas posteriores.
El elemento Aire
(signos de Géminis, Libra, Acuario) simboliza gasificación y movimiento,
asociado con la mente y el sistema nervioso que percibe y comunica. Las
enfermedades conectadas con este elemento están muy relacionadas con aspectos
mentales, y los trastornos suelen ser de corta duración pero frecuentes. Y
quienes tienen este elemento dominante en su tema natal, adoptan una actitud
intelectual ante la enfermedad, estudiando y preguntado, para intentar entender
mediante el razonamiento lógico lo que les está pasando.
El elemento Agua
(signos de Cáncer, Escorpio, Piscis) simboliza fluidez y cohesión, y está relacionado con el principio
que suaviza, refresca, da calidez o nutre, a través de las glándulas
secretoras y membranas mucosas. Las
enfermedades vinculadas a este elemento presentan aspectos psicosomáticos que
acostumbran a estar directamente conectadas con estados emocionales. Y quienes
tienen el elemento Agua dominante, se muestran impresionables e inquietos ante
los síntomas de la enfermedad, y son particularmente sensibles a las opiniones
de médicos, terapeutas y otras personas de su entorno.
Naturalmente estas
observaciones deben ser tomadas como generalidades que, a pesar de ser fiables,
deberán ser confirmadas con otros factores de la carta astral (planetas, casas,
aspectos, etc.) que también intervienen como significadores en el análisis de
la salud y la enfermedad.
© José Royo
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