El gran conocimiento
El gran conocimiento lo ve todo en uno. El
poco conocimiento se deshace en la multiplicidad. Cuando el cuerpo duerme, el
alma está envuelta en Uno. Cuando el cuerpo despierta, las aberturas empiazan a
funcionar. Resuenan con cada encuentro, con todas las diversas labores de la vida,
los anhelos del corazón; los hombres quedan bloqueados, perplejos, perdidos en
sus dudas. Pequeños miedos corroen su paz de espíritu. Los grandes miedos los
devoran por completo. Flechas disparadas contra un blanco: acierto o fallo,
bien o mal. Eso es a lo que los hombres llaman juicio, decisión. Sus
pronunciamientos son tan definitivos como los tratados entre emperadores. ¡Oh,
dejan claro su punto de vista! Pero sus argumentos caen cada vez más rápida y
débilmente que las hojas muertas en otoño e invierno. Sus palabras fluyen como
la orina, para jamás ser recuperadas. Finalmete quedan bloqueados, amarrados y
amordazados. Taponeados como viejas tuberías de desagüe. La mente falla. Ya no
volverá a ver la luz. El placer y la ira, la tristeza y la alegría, las
esperanzas y los arrepentimientos, el cambio y la estabilidad, la debilidad y
la decisión, la impaciencia y la haraganería: son todos sonidos de la misma
flauta, todos hongos del miso moho húmedo. ¡El día y la noche persiguen y caen
sobre nosotros sin que veamos cómo brotan! ¡Suficiente!¡Suficiente! ¡Tarde o
temprano nos encontramos con "aquello" de lo que todos
"estos" crecen!
Si no hubiera un "aquello", no
habría un "esto". Si no hubiera un "esto", no habría
instrumento para que tocaran todos estos vientos. Hasta aquí podemos llegar.
Pero¿cómo podemos comprender qué es lo que lo produce? Uno podría perfectamente
suponer que el Verdadero Gobernante está detrás de todo esto. Que opere un
Poder tal es algo que puedo creer. No puedo ver su forma.
Él
actúa, pero no tiene forma.
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