Temazcal es una práctica ceremonial ancestral que se remonta
a tiempos muy antiguos. Su mayor transmisión proviene desde las culturas lakota
y maya, aunque se tiene registros de este tipo de actividades en países
nórdicos.
El temazcal es una ceremonia de sudación, donde el ser
humano como concepto “entra a morir para renacer”, dejando atrás aspectos del
ego relacionados con la enfermedad, actitudes destructivas para la comunidad y
sí mismo. Al mismo tiempo, conectarse con lo elemental y esencial de la vida,
el amor, la compasión, la comunidad y el profundo respeto a la Tierra, el Sol y
las fuerzas que sostienen la vida como los cuatro elementos.
Es también, en lo concreto un baño de vapor, que por la
intensidad de la temperatura estimula la transpiración y un reajuste de todo el
sistema corporal, debido a la rigurosidad de la ceremonia. Este acto trae
consigo la apertura de los poros e incremento de la circulación, gracias a la
dilatación de las venas y arterias, una eliminación de toxinas corporales en
gran escala, así mismo, una estimulación del sistema linfático, lo que promueve
el recambio de fluidos que pudieran estar siendo retenidos y por consecuencia,
de la eliminación de las toxinas un fortalecimiento del sistema inmunitario.
Otros efectos físicos que podemos mencionar son: el
mejoramiento de la calidad de la piel, eliminación de mucosidades, sobretodo en
procesos de resfrío; evacuación sólida y líquida retenida.
Desde un aspecto energético como es ya sabido lo que pasa a
nivel físico, también sucede a nivel mental y emocional. Lo que conlleva a
purificar nuestras emociones y pensamientos, eliminando en la ceremonia parte o
el total de un pensamiento o emoción que nos está dañando sistemáticamente día
a día; dejando este espacio (emocional y mental) libre para nuevas virtudes que
deseemos cultivar, de esta manera atacar de raíz lo que se está transformando
en una enfermedad.
Fuente: Flor de Vibracion
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