Acabo de llegar del desierto
y he descubierto que el desierto habla, su lenguaje es el del Universo.
El desierto es silencio, pero
el silencio está despierto y lleno de vida.
Si comprendes al desierto
entiendes que se manifiesta a través de
señales que se expresan en nuestro interior.
El silencio es el poder más
grande que existe, nos centra en el instante. En ese instante, los actos más
pequeños de nuestra vida, los más elementales, así como las cosas más grandes,
tienen la misma trascendencia, porque todo forma parte de la misma realidad
eterna.
La gente del desierto
transmite paz, serenidad, bondad, armonía.
Regreso del desierto limpia
por dentro, libre de juicios y creencias, llena de paz, serenidad, bondad y
armonía.
Me gustaría describir, si es
que es posible, los efectos del silencio:
- Mi mente se aclara, se
armoniza y se ahonda. En el silencio permito que todo esto se pose y se
estructure por sí mismo.
- En el silencio siento que
se desarrolla mi sensibilidad interna, es decir, que afina mi percepción,
percepción sutil. Esta percepción abarca todas las vías intuitivas.
- Percibo, descubro, vivencio
esta unidad profunda que hay detrás de toda la multiplicidad de formas y
manifestaciones. Lo vivencio como experiencia y deja de ser una idea o
creencia.
- Gracias al silencio
profundo viene la paz. La auténtica paz, la paz de la que surge luego toda
actividad.
- En el silencio puedo
acumular fuerzas físicas, afectivas, mentales y espirituales.
- Me pongo en sintonía con el
poder creador único, y éste se expresa entonces a través de mí.
Gracias desierto, desierto despierto.
P.D.: Gracias a Ross, Karmen,
Laura, Elena, Ana, Susana y a Uma, mujeres de las estrellas, con vosotras he
hecho este maravilloso viaje que ha traspasado las fronteras del aquí y el
ahora. Os llevo en mi corazón.
Lourdes Morales
No hay comentarios:
Publicar un comentario