Traten
de vivir aunque sea cinco minutos al día en esa espléndida conciencia de luz,
que brota a raudales, que se expande con toda generosidad hacia el infinito y
llega hasta los confines más lejanos de su galaxia, siéntanse aunque sean cinco
minutos en esa conciencia, para que poco a poco puedan extender este estado de
suma plenitud a todas las acciones cotidianas. Conózcanse a sí mismos como lo
que realmente son, y vean en todos los demás lo que también ellos realmente
son.
Muchas
iglesias de la tierra pregonan que todos los seres humanos son hermanos, es una
buena analogía; en realidad, son mucho más que hermanos, son chispas del mismo
sol, brillan igual, su esencia es la misma, son uno mismo todos, todos son uno.
Les
voy a dar mi bendición, deseando que todos los disfraces de su chispa divina,
vayan siendo dejados a un lado para que pueda brotar esa esencia que está
pidiendo a gritos manifestarse en la tercera dimensión.
Bendiciones para quienes lo están llevando a la práctica, para quienes lo están intentando, y para quienes se inicien en este despertar.
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