«La
verdad final es simple: todas las cosas existen en la Conciencia, todas las
cosas fluyen desde la Conciencia y todas las cosas SON la Conciencia, porque lo
único que existe es la CONCIENCIA». (Wayne Dyer)
Cuando
los sucesos coinciden con lo que consideramos conveniente, nos enorgullecemos
por nuestros “logros personales”; cuando no coinciden, nos frustramos.
Pero
hay que darse cuenta de que todo lo que creemos que es el resultado de nuestra
voluntad, en realidad solo es lo inevitable.
A
medida que modificas tus pensamientos, tu mundo experimenta agradables y
profundos cambios.
Por
ejemplo, al darte cuenta de que eres responsable de cómo reaccionas en un
momento dado, los demás ya no tienen poder ni capacidad de control sobre ti.
En
vez de preocuparte y pensar «¿Por qué esa persona se comporta así y hace que me
sienta tan irritado?», puedes afrontar la situación como una oportunidad de
observarte desde una nueva actitud de autodominio.
Tu
examen interior te permite hacer brotar nuevas respuestas y examinarlas con una
actitud de tolerancia hacia ti mismo. Observando cómo discurren tus
pensamientos, limitándote a acompañarlos, el comportamiento de las demás
personas pierde inmediatamente su poder sobre ti.
Empiezas
a ver tu mundo envuelto en la armonía del Tao, que fluye eternamente (e
internamente) a través de tu ser.
Ante
cualquier situación ya sea de tipo familiar, laboral, social o incluso ante las
atrocidades que escuchamos en los boletines de noticias, te darás cuenta de que
no existe un «ellos» con poder sobre ti. Cuando te niegas a ceder el control de
tu vida a otra persona o a una serie de circunstancias, estás usando tu
fortaleza personal, no la fuerza.
En
realidad, experimentas una sensación de autodominio.
Has
adquirido este nuevo poder de control interior porque has decidido vivir de
acuerdo con el Tao. Para ser feliz, no necesitas la aprobación de los demás, ni
más posesiones; solo tienes que entender que eres una parte divina del Tao
eterno en permanente conexión con la Esencia Infinita.
Lao
Tse equipara la vida eterna con la capacidad de encontrar dentro de uno mismo
la Fuente de iluminación y fortaleza. Nos recuerda que mientras los factores
externos, tales como el conocimiento o el poder sobre los demás, pueden
proporcionarnos una larga vida, hacerse cargo de uno mismo nos aporta una
sabiduría imperecedera y un billete a la inmortalidad.
Esto
es lo que el gran maestro desea que aprendas de este verso del Tao Te Ching y
lo apliques a tu vida:
«Céntrate
en comprenderte a ti mismo en vez de culpar a los demás».
Cuando
estés ansioso, apenado o incluso ligeramente alterado por el comportamiento de
otra persona, no te centres en quien consideras que es la causa de tu desazón.
Dirige
tu energía mental a la aceptación de tus sentimientos, sin culpar a nadie, y
deja que el Tao fluya libremente.
¡Tampoco
te culpes a ti mismo! Simplemente permite desenvolverse al Tao.
Piensa
que nadie tiene poder para hacer que te sientas incómodo si no lo deseas, y que
no estás dispuesto a entregárselo a esa persona en ese momento.
Eso
si tú quieres experimentar libremente tus emociones sin tener que considerarlas
«negativas» ni expulsarlas de ti.
¡Fluye con el Tao, ahora mismo!
De
esa manera, practicando este sencillo ejercicio en un momento en que te sientas
incómodo, estarás adquiriendo autodominio.
Es
importante esquivar la culpa e incluso tu deseo de entender a la otra persona;
en vez de eso, céntrate en comprenderte a ti mismo. Al adquirir el compromiso
de decidir cómo responder ante algo o ante alguien, entras en consonancia con
el Tao.
Cambia
tu punto de vista sobre cómo percibes el poder de los demás sobre ti y
amanecerás en un mundo nuevo lleno de vida y de posibilidades sin límite.
Fuente:
Wayne Dyer.
OBSÉRVATE
A TI MISMO CON LOS OJOS DE TU ALMA.
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