64.
En
la antigüedad, las personas vivían de manera simple y serena. Sensibles a las
fluctuaciones que ocurrían y constantemente, podían adaptarse fácilmente a la
energía del día.
Actualmente,
las personas llevan vidas histéricas e impulsivas.
Al
ignorar las modificaciones sutiles del Yin y el Yang que influencian todas las
cosas, se vuelven confusas, se agotan y se frustran.
Sin
embargo, incluso hoy día puede uno restaurar la plenitud y claridad de su
mente. La forma de hacerlo es mediante el estudio del I Ching. Al igual que el
ciclo del día y de la noche, todo es tai chi, que incorpora los movimientos
entre el Yin y el Yang.
Si
no ves los patrones de estos movimientos, estás perdido. Pero si consultas el
I-Ching con una mente abierta, empezarás a ver los patrones que subyacen en
todas las cosas. Sabiendo que llegará el amanecer, puedes descansar en paz por
la noche.
Cuando
percibes exactamente la fluidez de las cosas, también comienzas a percibir la
constancia que se halla tras ellas: el Tao creativo, transformador, ilimitado e
inmutable. Ver esto es el grado máximo de educación y de consuelo.
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