58.
A
menos que la mente, el cuerpo y el espíritu estén igualmente desarrollados y
plenamente integrados, no puede mantenerse ninguna cima espiritual ni estado de
iluminación. Ésta es la razón por la que las religiones e ideologías
extremistas no dan frutos.
Cuando
la mente y el espíritu son forzados a austeridades artificiales o a adherirse a
dogmas externos, el cuerpo enferma y se debilita, convirtiéndose en un traidor
para todo el ser.
Cuando
se pone el acento en el cuerpo con exclusión de la mente y del espíritu, todo
se convierte en una especie de serpientes atrapadas: frenéticas, explosivas y
venenosas para la misma persona.
Todos
estos desequilibrios conducen inevitablemente a que la fuerza de vida se agote
y expire.
El
verdadero desarrollo personal implica la integración holística de mente, cuerpo
y espíritu.
Equilibrando
el Yin y el Yang, mediante las diversas prácticas del Camino Integral, se logra
la unidad completa dentro y fuera. Esto se manifiesta en el mundo como
equilibrio perfecto y gracia perfecta.
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