La mayoría
de nosotros recordará la premura por crecer que manifestábamos de niños, las
ganas inmensas de ser tratados y considerados como adultos… Lo irónico del
asunto es que esa ansiedad porque el tiempo transcurra deprisa no solo la vivimos
de pequeños, de hecho algunos llegan al fin de sus días añorando algo que debía
pasar a posterior.
Lo cierto es
que somos muy afortunados cuando aún con tiempo por delante logramos apreciar
lo que en realidad es la vida, para qué estamos en ella y lo interesante que
resulta apreciar cada momento tal y como es, sin querer cambiarlo, sin esperar
algo más. Estar en el presente es algo que dominamos muy poco, pero cuando
tomamos consciencia de que en definitiva, es todo lo que tenemos, podemos hacer
un esfuerzo para aprender a vivir.
La vida se
debe vivir de segundo en segundo, encontrando en cada momento el alimento de
nuestro espíritu. No solo debemos disfrutar de las cosas maravillosas que nos
ocurren a diario (que a veces ni a esto le prestamos atención), sino entender
cada situación, inclusive las desagradables como muestra de que estamos vivos y
que vamos aprendiendo.
Así como
cuando vemos a un niño aprender a caminar, que da un paso y se cae, llora, se
levanta, sigue intentándolo, hasta que en algún momento ya domina el arte de
caminar, con esa misma confianza en el proceso de la vida debemos ver todo lo
que nos ocurre, estamos aprendiendo, estamos experimentando, estamos viviendo.
Y sí, nos tropezaremos, pero si somos conscientes, no nos quedaremos a
lamentarnos, solo entenderemos que es parte del proceso y seguiremos adelante,
agradecidos por la oportunidad.
El tiempo
normalmente nos hace ver las cosas desde otra perspectiva, con esa experiencia
que nos hubiese sido de mucha utilidad en el pasado, pero su presencia no
hubiese estado justenificada, porque la adquirimos justo por aquello que quizás
preferimos evitar. A medida que el tiempo transcurre nos damos cuenta de cómo
hemos desperdiciado momentos grandiosos por no estar presentes en mente y
corazón, por no poder apreciar el momento, por haber estado esperando algo más.
La vida es
aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes. John
Lennon
No esperemos
a que sea muy tarde para darnos cuenta de que lo importante es el camino, que
no importa si llegamos o no, lo que realmente es trascendental y encierra la
vida misma es el recorrido, lo que aprendemos, las relaciones que establecemos,
lo que amamos, el apreciar los pequeños milagros y asombrarnos con los más
grandes… La vida está allí y nos pasa por las narices la notemos o no, la
vivamos o no, no se detiene aunque la ignoremos y solo en nosotros está la
decisión de realmente vivirla a cada instante o dejar que se nos escape.
Por: Sara
Espejo –
Fuente: Rincón
del Tibet
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