Nuestras energías-pensamientos emanan
de nuestra glándula pineal en diferentes formas, colores y vibraciones y
producen diferentes reacciones en nosotros y en los demás en función del
deseo-intención con que fueron pensadas o dichas. Cuando dos seres intercambian
pensamientos, éstos salen como bolas o concentraciones de energía compacta que
son absorbidas por cada uno de ellos
Las palabras “deseo” e “intención”
son aquí claves, pues es la mente (= el cuerpo mental) y el mundo de las
emociones, los deseos, los instintos, la pasión (= el cuerpo astral), los que dan
fuerza e intensidad a una idea. Y si esa idea es muy sentida y repetitiva,
entonces su efecto y poder será mayor, para bien o para mal, tanto para el que
la pensó y sintió como para los que sintonicen vibracionalmente con él. Es
decir, se genera una entidad viviente, con actividad por sí misma, creada por
la idea que le dio nacimiento. Esto es una forma-pensamiento. Y para que ésta
tenga alcance, es preciso que una emoción concreta, intensa y repetitiva la
grabe en el cerebro. Un arranque de ira pasajero no generará una
forma-pensamiento, pero si nos dejamos llevar repetidamente por la ira, sí lo
hará, y tendrá efectos más o menos devastadores hasta que la disolvamos
transmutándola en amor.
Un pensamiento neutral genera una
energía simple. Por ejemplo, si un investigador está pensando en cómo resolver
un problema matemático, su vibración únicamente pertenece al plano mental, y
generará una vibración de una onda específica. Pero los pensamientos humanos
suelen estar lejos de ser simples. La mayoría de las veces son muy complejos, y
están “tintados” por el deseo, por la pasión o la emoción. No es frecuente
tener pensamientos neutrales, no provistos tan siquiera de un atisbo de
orgullo, de celos, de pasión, de egoísmo… Así que lo que ocurre normalmente es
que la vibración, color y forma del pensamiento de la mente-intelecto (cuerpo
mental) se une a la vibración, color y forma de la emoción o deseo con que lo
tiñe (cuerpo astral). De dos vibraciones separadas resulta una vibración
compleja, y su forma-pensamiento es entonces de muchos colores, no de uno solo.
De hecho, dada la complejidad y diversidad del mundo emocional humano, existe
una variedad enorme en cuanto al color y aspecto de las formas producidas por
la mente-deseo. Esto es así porque “cada pensamiento atrae a su alrededor la
materia apropiada para su expresión”. La cualidad del pensamiento determina su
color; la naturaleza determina su forma; y la nitidez determina la precisión
del contorno de esa forma. “Un pensamiento lleno de amor producido por un
corazón piadoso da origen a una serie de tonalidades maravillosas, semejantes
al azul profundo de un cielo de estío.”
Como he apuntado, las personas a
quienes van dirigidos esos pensamientos-deseos, así como las personas a quienes
no necesariamente van dirigidos pero que se encuentran en el espacio
circundante de la persona que los emite, se ven afectados, y tienden a re-producir
pensamientos y emociones de la misma naturaleza que los del pensador que los
pensó-deseó originalmente. Cómo penetren esos pensamientos originales en la
mente de otra persona depende de la fuerza y nitidez con que se emitieron, así
como de la fragilidad o fortaleza de espíritu del receptor. Con esto último
quiero decir que un pensamiento-deseo-intención negativo lanzado por alguien
que vibre a frecuencias bajas apenas afectará a las personas que vibren a una
frecuencia elevada, sintonizadas con sentimientos de entendimiento, amor y
compasión.
Si, por ejemplo, se lanza un
pensamiento egoísta hacia alguien, ese pensamiento vagará constantemente cerca
de quien lo emitió y de la persona a quien se dirige, lista para “actuar”
cuando ésta baje la guarda. Si el pensamiento no va dirigido a nadie en
concreto, simplemente se queda flotando en la atmósfera, y si no encuentra
nadie a su paso de quien poder alimentarse, irá disminuyendo la vibración de
forma gradual y acabará disolviendóse sin más. Si por el contrario despierta en
otro una “vibración simpática”, con la que sintoniza y de la que puede
alimentarse, esa forma-pensamiento será absorbida por esa nueva mente. El
efecto será entonces que ¡¡¡la persona receptora reproducirá el mismo
pensamiento!!!!
Al contrario también sucede. Una
persona que piense en cosas elevadas, hermosas y puras, emitirá vibraciones que
levantarán el pensamiento de los demás a su mismo nivel, o sea, a su misma
frecuencia, sobre todo si el receptor o destinatario está ya habituado a vibrar
así por el trabajo interior que haya venido realizando en su vida. Los
sentimientos de amor son, literalmente, ángeles guardianes para las personas a
quienes se dirigen. Una madre que reza por su hijo, con confianza y amor, está
creando una forma-pensamiento que tocará la mente y el corazón de éste en algún
sentido y con algún efecto, por minúsculo e imperceptible que parezca.
De lo anterior se desprende que las
formas-pensamiento, al ser entidades vivas, quieren sobrevivir, quieren serle
útil y fiel a quien les dio la vida. Buscan una grieta, una hendidura por la
que introducirse en los seres que están alrededor. Buscan alimento en otras
mentes que vibren a su misma frecuencia. En definitiva, buscan “material capaz
de responder a sus vibraciones” dentro del aura de otra persona. Si ese
material está fuera de los límites de su aura, esa persona no se verá afectada,
y la forma-pensamiento irá en busca de otra mente de la que pueda nutrirse, y
regresará a su creador con energía renovada y acrecentada por las mentes en las
que ha introducido sucesivas formas-pensamientos de la misma índole y que ha
ido recogiendo por el camino. O sea, hacen un recorrido de ida y vuelta. Por
eso, un corazón puro y un espíritu elevado son los mejores protectores contra
los pensamientos de odio, desprecio, negativos y oscuros. La energía y amor
emitidos por el corazón de un ser elevado es capaz de iluminar una sala entera
y rodear con su amorosa energía a los que en ella se encuentren. Las
formas-pensamiento de esta naturaleza son tan ligeras y radiantes, que no
pueden ser absorbidas por la oscuridad.
De lo anterior se desprende también
que muchos de nuestros pensamientos no los originamos nosotros mismos, sino que
los absorbemos procedentes de la mente de otras personas, y tienen en nosotros
un efecto concreto y medible. Si los ignoramos, pueden obstaculizar nuestro
desarrollo. Por eso es tan importante el trabajo interior, el crecer como seres
espirituales, responsabilizarse de lo que pensamos, decimos y obramos y
nutrirse de conocimiento, pensamientos y sentimientos elevados y armoniosos que
tiendan al bien no sólo personal sino al de toda la humanidad.
Cuando tomamos conciencia de esto, un
mundo nuevo se abre ante nosotros, y comenzamos a comprender de una forma
palpable cómo funciona la vida, comprendemos que TODOS SOMOS UNO. De esta
forma, por ejemplo, se entiende la ley universal de causa y efecto, o lo que
los orientales llaman “karma inmediato”, que no es otra cosa que la acción de
una forma-pensamiento que vuelve a quien la emitió. Es más, como todo se está
acelerando en el planeta Tierra, y nosotros junto con ella, nuestras acciones
vuelven a nosotros ahora con más rapidez e intensidad para que podamos
experimentar la consecuencia de lo que hemos creado en el plano mental y
astral, es decir en los planos sutiles. “El planeta nos arrastra consigo hacia
una fase de depuración como nunca hasta ahora lo había hecho, y nos permite
trasmutar un bagaje que ya no necesitamos para la aventura que tenemos por
delante.”
Por supuesto, las formas-pensamiento
pueden generar enfermedades al adherirse a determinados órganos y áreas del
cuerpo físico. A veces nos acostumbramos tanto a la presencia de estas
entidades, que preferimos vivir con ellas que hacer los cambios que nuestra
alma nos invita a hacer precisamente a través de ellas, pues un deseo que no
esté en armonía con nuestro ser profundo, encontrará obstáculos procedentes de
ondas electromagnéticas contradictorias, las que emana nuestro verdadero ser o
nuestro anhelo más sincero, y las que viven en alguna forma-pensamiento
adherida a nosotros.
Algunas formas-pensamiento nos
acompañan literalmente en nuestro aura desde hace mucho tiempo. Pueden ser
originales nuestras, pero las hemos podido absorber de nuestra familia o de
otros seres con los que sentimos una especial simbiosis, incluso de
generaciones anteriores. Pero aunque esto es así, hay que insistir en que lejos
de parecer que no nos pertenecen, en realidad si están ahí es porque nosotros
vibramos con ellas, y, por tanto, son una maravillosa oportunidad de disolver
algún asunto pendiente que venimos acarreando, puede incluso que de muchas
vidas atrás. No se trata tanto de saber cuándo se instalaron ahí, sino de
comprender que hay todavía una herida abierta. Y si la sanamos, no sólo lo
haremos nosotros, sino también a todos los posibles descendientes que pudieran
tener algo que ver con ella o con su historia, con la historia de una cultura o
una sociedad en particular donde se engendró y que le dio vida y entidad, y que
la perpetuó y reforzó con los comportamientos repetitivos de esa cultura o
sociedad. ¡Qué milagro de la vida, ¿verdad?! “Sólo el amor y la fuerza del alma
nos permitirán salir del marco estrecho de la civilización, a fin de que
podamos expandirnos más allá. Y así, liberados de la mirada con la que ahora
observamos la vida, podremos transmutar la genética que pesa sobre la Humanidad
actual.”
El planeta Tierra tiene también sus
propias formas-pensamiento adheridas a sus cuerpos sutiles procedentes de los
pensamientos que generamos los humanos. Es la “aportación” que le hacemos
diariamente. ¿Entendemos ahora nuestra responsabilidad para con el Planeta y el
Universo? ¿Qué orientación vamos a dar entonces a cada uno de nuestros
pensamientos, emociones y actos? ¿Elegiremos vivir con crítica o expectativa, o
bien con agradecimiento a la Vida y a los demás Seres por la oportunidad que
nos brindan a diario de Sanar y Evolucionar?
Yo, por mi parte, no volveré a decir
que la vida es injusta, pues LA VIDA SIEMPRE ES JUSTA, ya que es un reflejo de
mí, una constate proyección de mi mente y corazón. Y agradezco profundamente a
los seres y guías del otro lado del velo por enviar al universo infinito y a
los humanos (especialmente en estos tiempos de maravillosos y sorprendentes
cambios) sus formas-pensamientos elevados de conocimiento, entendimiento y amor
para que nos podamos nutrir de ellas, pues en verdad las necesitamos para
desarrollarnos plenamente en la Tierra y más adelante acceder a realidades más
evolucionadas. De mí depende absorberlas sintonizándome con su AMOR, el mismo,
incesante e inconmensurable amor que ellos nos irradian.
Amor y Luz
Fuente: Reconectando con Gema
No hay comentarios:
Publicar un comentario