¿Cuántas veces me he sentido vacía?
¿Cuántas veces he llorado?
¿Cuántas veces mis gritos se han ahogado en mi garganta?
Y todas esas veces sin aparente motivo, sin saber ni entender; sintiéndome culpable por ello mismo.
Hoy con el tiempo, la distancia y la búsqueda sin fin, intuyo los motivos.
No estoy hecha para otra cosa que no sea ser libre.
Dejo a un lado la controversia.
Me aparto del consumismo.
Sonrió sin motivos.
Me pierdo en mis paseos.
Hay días que cambio el incienso por el preticor.
No me importa mojarme en la lluvia, los ríos…
Siento el pulso de la tierra cuando me abrazo a un árbol.
Y cuando me miran me río.
Siento que soy feliz en mi sencilla locura.
Solo añoro no poder o no saber ser más libre.
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