En la base del Despertar está el conocimiento de
sí mismo. Este punto es y fue el esencial de la enseñanza de muchas filosofías
y religiones, si bien es verdad que esta búsqueda del conocimiento de sí mismo
ha podido desembocar en el egoísmo y en el individualismo.
Hoy día, después de los descubrimientos de la
psicología profunda, del psicoanálisis, la concepción del yo y del sí mismo ha
evolucionado y no puede ser ceñida a un estudio objetivo racional de la
conciencia, y tampoco a un análisis puramente intelectual.
Por otra parte, parece que el hombre no pueda
vivir basándose simplemente en valores sociales, religiosos y morales
exteriores a él. Actualmente necesita un afianzamiento interior, descubierto y
vivido en lo mas profundo de él mismo.
La vida en sociedad educa al hombre según
condicionamientos que le enseña a juzgar el bien y el mal según unos criterios
que son más un habito adquirido que una noción realmente vivida.
Además hoy día, todo el mundo toma conciencia de
este estado de hechos, lo cual produce uno de los factores más importantes de
la incomodidad sentida por los individuos.
Todo esto nos conduce a una búsqueda interior más
aguda y personal, y nos acerca de una manera diferente al problema:
¿Cuál es la naturaleza del hombre y del universo?
¿Qué es la vida?
¿Qué es la muerte?
Ni la ciencia, ni la religión, a través de la
historia de los hombres, han aportado una respuesta satisfactoria.
Nosotros, en tanto que cuerpo y espíritu, somos la
vida. Esta es la respuesta Zen. Ver claramente en nuestro propio espíritu. El
hecho de vivir y de realizar profundamente esta unidad cuerpo-espíritu, nos
hace descubrir la fuente de la vida en nosotros mismos, aquí y ahora.
Este sentimiento de vida es lo universal en
nosotros y nosotros en lo universal, mas allá del ego y más allá de la vida y
de la muerte, en la interdependencia de todas las existencias.
Este sentimiento de unidad universal es la base
del amor que une a todo lo que vive.
Fuente: Comunidad Budista Soto Zen
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