La técnica Alexander te
enseña a utilizar tu cuerpo de forma eficaz, eliminando las posturas y los
movimientos corporales incorrectos para mejorar la coordinación, aliviar
dolores, y prevenir lesiones. Aprende cómo realizarla.
Es posible que día a
día estemos forzando nuestro cuerpo por culpa de malos hábitos posturales,
adquiridos en ocasiones durante la infancia a través de la imitación –como
dejarse caer en una silla en vez de sentarse–, o forzando los músculos y
articulaciones para evitar tensiones y dolores. Así, lo que empieza siendo algo
puntual puede acabar totalmente interiorizado, limitando la salud física y
mental.
Por este motivo, es muy
importante analizar y entender qué posturas o movimientos son innecesarios o
lesivos para lograr inhibirlos y reeducarlos, y ese es el objetivo de la
técnica Alexander, una terapia que ayuda a la reeducación postural para
aprender a responder a los estímulos de una manera que no sea perjudicial para
el cuerpo, que ayude a reducir tensiones y dolores, y que permita mejorar la
coordinación, la flexibilidad y el equilibrio.
Este método se basa en
mejorar la consciencia sobre el propio cuerpo para reducir la tensión, tanto
física como mental. Y esta parte es precisamente la mayor dificultad a la que
se enfrenta un educador en la técnica Alexander, ya que interiorizar que algo
se está haciendo incorrectamente cuando quizá la sensación del cuerpo puede ser
positiva porque se lleva haciendo así toda la vida, resulta complicado. Por
ejemplo, hay personas que andan forzando la postura, aunque no lo aprecian
porque no sienten ningún dolor o molestia, o al menos no lo relacionan con ese
hábito incorrecto.
La relación de la
técnica Alexander con las artes escénicas
El australiano
Frederick Matthias Alexander es el creador de esta técnica, que bautizó con su
apellido, y que tiene una curiosa historia en su nacimiento. Viniendo del campo
de las artes escénicas se quedó sin voz mientras recitaba obras de teatro en
directo. Al no encontrar soluciones en la medicina convencional, entendió que
era un problema suyo que sólo se producía entre bambalinas, y no en su día a
día.
Reducir la tension
muscular
La técnica Alexander se
fundamenta en la mejora del cuerpo para poder reducir la tensión muscular y
mental.
Decidió observarse e
investigar qué pasaba en su cuerpo cuando perdía la voz y así se dio cuenta de
lo importante que es la relación entre la cabeza, el cuello y la espalda, lo
que denominó como control primario. Posteriormente descubrió que la parte más
compleja de la reeducación es la inhibición, el poder dejar de hacer aquello
que estaba totalmente instaurado en el cerebro. Paulatinamente fue ganando
consciencia sobre su propio cuerpo hasta poder volver al teatro tras haber
modificado los patrones que le dejaban sin voz, y a partir de ahí desarrolló su
método y en 1931 creó su primera escuela en Londres.
Mujer embarazada
practicando la técnica Alexander
Cualquiera puede
beneficiarse de la técnica Alexander.
Para quién está
indicada la técnica Alexander
El creador de este
método estaba ligado al teatro, de ahí que en suela asociarse la técnica
Alexander con esta disciplina artística. Sin embargo, se trata de una
herramienta ampliamente extendida y no es preciso formar parte de ningún
colectivo o tener una profesión específica para conseguir sus beneficios.
Belén Cobos, profesora
de esta técnica en el Centro Koan de Granada, afirma que “está indicada para
todo el mundo”. La experta añade que este método de reeducación postural “es
para todo aquel que tenga un cuerpo y una mente y quiera mejorar la
comunicación entre ellas”; tanto es así, que asegura que “cualquiera puede
beneficiarse de esta técnica”.
Bien es cierto que
aunque cualquier persona pueda apuntarse a clases de técnica Alexander, hay algunos
profesionales o grupos de gente que acuden más frecuentemente a los centros
especializados debido a las ventajas que obtienen de esta terapia:
Artes escénicas
Personas provenientes
de las artes escénicas. Así lo ratifica Belén Cobos, cuando recuerda que su
creador procedía del mundo del teatro. “Es una herramienta eficaz para evitar
el miedo escénico y potenciar la presencia, el movimiento y la voz”, señala.
L. Garcia
Fuente: Web Consultas
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