AQUIETA TU MENTE
Y LA MEDITACION
SUCEDE
Aquieta tu mente y la
meditación sucede, es el estado más eficaz para meditar y entrar a lo eterno.
Alan Watts que es un experto lo explica en este escrito.
AQUIETAR LA MENTE
Aquietar la mente te
lleva al estado hacia la eternidad
Tu mente siempre está
oscilando con pensamientos, aquieta tu mente y llévala a una zona de no-mente.
Es el estado hacia la eternidad.
Liberar la mente de los
pensamientos negativos, despide tremenda energía y rejuvenece el cerebro. Nos
trae paz en la mente y gran poder de concentración. Es un estado para aquietar
la mente y entrar dentro de nuestro Ser.
Esta imposición de
quietud interna es aún más difícil que permanecer ignorante de choques
externos, por referirse a su propia vida intima y completa. El volver la
espalda al mundo externo, es más fácil que aquietar el interno, porque este
mundo interno está más identificado con el Yo; y en una palabra, para la mayor
parte de la gente en el presente grado de evolución, representa el "yo
personal".
El intento mismo, sin
embargo, de aquietar la mente, produce pronto un avance en la evolución de la
conciencia, porque inmediatamente sentimos que el que gobierna y el gobernado
no pueden ser uno, e instintivamente nos identificamos con el primero. "Yo
aquieto mi mente", es la expresión de la conciencia, y se siente a la
mente como perteneciendo al "yo", como una propiedad suya.
Veamos unas notas para
aquietar la mente de Alan Whats...
NO HAGAS NADA
No hacer nada es tener
fe y confiar en la existencia
Ustedes no necesitan
hacer nada, porque si se ven de la manera correcta, todos son un fenómeno de la
naturaleza tan extraordinario como los árboles, las nubes, los patrones del
agua que corre, el resplandor del fuego, la disposición de las estrellas, y la
forma de una galaxia. Todos ustedes son así, y no hay absolutamente nada de
malo en ustedes.
Durante mucho tiempo,
el tipo de celebraciones religiosas que hemos llevado a cabo en Occidente han
estado llenas de palabras y son tremendamente didácticas. Casi todas nuestras
observancias religiosas no son más que palabrería y consisten en decirle a Dios
lo que debe hacer, como si Él o Ella no lo supiera, y en decirle a la gente qué
hacer, como si fueran capaces de o incluso estuvieran dispuestos a cambiar.
Todo esto es recriminar a la gente, y hablarles de la Palabra, y me parece que
ya hemos tenido suficiente de esto.
La historia de la
religión en Occidente es casi equivalente a la historia del fracaso de la
predicación. En general, la predicación es un tipo de violencia moral que
excita el sentimiento de culpa de las personas, y no hay un sentido menos
creativo que eso. Ustedes no pueden amar y sentirse culpables al mismo tiempo,
al igual que no pueden tener miedo y enojarse al mismo tiempo.
EXPERIENCIA ESPIRITUAL
Lo que me parece que
hace falta en nuestras prácticas religiosas occidentales es algún tipo de
ritual que nos brinde la oportunidad de tener una experiencia espiritual. Por
experiencia espiritual me refiero a una transformación de la consciencia
individual para que, de una forma u otra, el individuo sea capaz de realizar su
unidad con la energía eterna detrás de este universo, que algunas personas
llaman Dios y otros prefieren no nombrarla o concebirla.
Cuando los occidentales
oyen que un asiático practica la meditación, preguntan: ¿En qué meditas? Pero
esa pregunta desconcierta a un budista o a un hindú, porque uno no medita en
nada, como tampoco respiras en nada. Uno respira, y de la misma manera, medita.
El verbo es de alguna manera intransitivo.
La meditación es el
acto de permitir que nuestros pensamientos cesen.
EXPERIENCIA CON LA
REALIDAD
En el comienzo del Yoga
Sutra, Patanjali describió el yoga ―que significa unión― como un freno
espontáneo a la agitación del pensamiento. Pensar es hablar consigo mismo o
dilucidar para uno mismo, y es habitual para la mayoría de nosotros. Si hablo
todo el tiempo, sin embargo, no escucho lo que los demás tienen que decir. Del
mismo modo, si hablo conmigo mismo todo el tiempo, no tendré nada en qué pensar
salvo en pensamientos.
No hay ningún intervalo
entre los pensamientos durante los cuales pueda entrar en contacto con la
realidad ― es decir, el mundo que mis pensamientos representan, de la misma
manera que las palabras representan eventos, o el dinero representa riqueza. Si
nunca guardo silencio en mi cabeza, me encontraré viviendo en un mundo de
abstracción total divorciado por completo de la realidad.
Puedes preguntar, ¿Qué
es la realidad? La gente tiene varias teorías sobre lo que es, pero es
importante recordar que todas son teorías. Aquellos que creen que la realidad
es material están proyectando sobre el mundo una cierta teoría filosófica al
respecto, y aquellos que dicen que es mental o espiritual, están haciendo lo
mismo.
La realidad en sí no es
ni mental ni espiritual, ni ningún otro concepto que podamos tener de ella; la
realidad es simplemente el momento presente.
NO PUEDES MEDITAR
Las palabras son
realidad en la medida en que son ruidos, pero incluso eso es decir demasiado.
Para meditar, podrías pensar que debes intentar suprimir el pensamiento, pero
no lo haces porque no puedes meditar. Permíteme repetirlo enfáticamente: no
puedes meditar. Tú, tu imagen del ego, solo puede parlotear, porque cuando se
detiene, no está allí.
Cuando no estás
pensando, no tienes ego, porque tu ego no es más que un concepto habitual. El
pensador detrás de los pensamientos y el sentidor detrás de los sentimientos
son solo pensamientos; cada uno de estos es una idea de algún punto de
referencia al que le suceden todas nuestras experiencias. Ese pensamiento, sin
embargo, nos separa de lo que experimentamos y crea la ilusión de una brecha
entre el conocedor y lo conocido.
Esto a su vez es
responsable de la sensación de alienación que tenemos del mundo y, como
resultado, sufrimos de conflicto y odio. El espíritu de dominación surge de esa
división básica que se ha construido en el pensamiento, y las sociedades
modernas están típicamente obsesionadas con esta ilusión altamente destructiva.
Cuando llegas al final
del pensamiento, no sabes cómo meditar, y no sabes qué hacer con tu mente, y
nadie puede decírtelo. Pero aun así, el pensamiento llega a su fin de forma
natural, y tú simplemente observas.
No tienes que preguntar
quién observa, porque esa pregunta simplemente surge del hecho de que en la
gramática cada verbo tiene que tener un sujeto por regla, pero esa no es una
regla de la naturaleza, es una regla de la gramática. En la naturaleza puede
haber observación sin un observador separado.
YA PUEDES MEDITAR
Cuando te das cuenta de
que no puedes hacer nada, puedes comenzar la meditación. O la meditación
sucede, y sucede simplemente al observar lo que es, toda la información que te
transmiten tus sentidos externos e internos, e incluso los pensamientos que continúan
parloteando al respecto.
No trates de detener
esos pensamientos, simplemente déjalos pasar como si fueran pájaros que gorjean
afuera, y finalmente se cansarán y detendrán.
Pero no te preocupes si
se detienen o no. Simplemente observa lo que sientes, piensas o experimentas:
eso es todo. Solo obsérvalo, y no te desvíes intentando buscar algún nombre que
ponerle. Esto es realmente lo que es la meditación.
La meditación en un
presente eterno que no esperas ningún resultado.
No haces esto para
mejorar, porque descubriste que no puedes mejorar. Tu ego no puede posiblemente
mejorarte porque es lo que necesita mejorar, y tu ego no puede soltarse porque
es un conjunto de pensamientos llamado "aferrarse al yo". Cuando
finalmente se entiende que eso es incapaz de lograr una transformación de la
consciencia, o el vívido sentido de unión del individuo y el cosmos,
simplemente se evapora.
ENTRANDO EN LA
MEDITACIÓN
Una de las formas más
fáciles de entrar en estado de meditación, por lo tanto, es escuchar lo que es,
y experimentar las cualidades del sonido.
Curiosamente, el sonido
es un sentido que nos aburre con menos facilidad que la vista. Cuando escuches,
simplemente escucha los sonidos aleatorios que sabes que están sucediendo en la
habitación, o en la calle. Escucha como si estuvieras oyendo música, sin tratar
de identificar su origen, sin tratar de nombrarlo ni ponerle ninguna etiqueta.
Simplemente disfruta de cualquier sonido que esté surgiendo, ya sea afuera o en
el área donde estás sentado. Eso es parte del ritual: solo escucha.
La meditación diaria es
para limpiar nuestra mente y nuestra alma, para no dejarnos contaminar con
malos pensamientos.
Alan Watts
Fuente: La Iluminacion Espiritual
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