Un nuevo ciclo comienza. Nos recuerda
la constante renovación de la vida, nos propone sintonizar la propia percepción
con los ciclos del cielo y la naturaleza y nos convoca a transitar el comienzo
del signo de Libra con un mensaje de equilibrio y armonía.
El segundo equinoccio de este año,
que se produce en nuestro hemisferio Sur a las 10 de la noche del jueves 22 de
septiembre, es un acontecimiento que, como en otras fechas precisas del calendario,
nos invita a acompañar las cualidades del tiempo, sintonizando así nuestra
propia percepción con los ciclos del cielo y de la naturaleza. Como sabemos,
este equinoccio marca el comienzo de la primavera, el renacer de la naturaleza.
Los árboles despuntan sus nuevas hojas, las flores explotan de colores, y
nuestros corazones se vuelven a expandir con esta gloriosa estación, porque
palpitan que la vida no solo sigue su curso, sino que se renueva con más bríos,
después de un largo invierno.
Desde la antigüedad hasta hoy, este
sigue siendo un momento dichoso y digno de múltiples celebraciones. Una fecha
connotada con la renovación de la vida, a través de la conexión entre lo divino
y lo humano. Un portal en el tiempo cotidiano para agradecer, para honrar, para
peticionar por la abundancia del próximo período. También, una oportunidad para
contemplar en el cielo el reflejo de lo que nuestra consciencia humana aún
necesita reconocer y equilibrar.
Debido a que, como su nombre lo
indica, el equinoccio es uno de los dos únicos momentos en el año en que la
noche tiene la misma duración que el día (aequinoctium en latín significa
“noche igual”), las mitologías de diversas culturas lo han relacionado con una
épica cósmica: la lucha entre el bien y el mal, metafóricamente representados
por la luz y la oscuridad. Lo interesante es que, en el transcurso del ciclo
anual, esta contienda adquiere como un instantáneo equilibrio que los equipara,
y nos muestra en toda su magnitud la trascendencia de esta tensión.
Una oportunidad de percibir al otro
como complemento
Recordemos lo que pasa en el cielo
durante estos momentos: el sol se ubica justo en el Ecuador celeste, a idéntica
distancia de ambos polos terrestres, por tanto, una mitad del planeta está
iluminada y la otra mitad está en sombra. Pareciera que el cosmos nos ofrece
una ventana para observar y tomar consciencia de la equidistancia de los
opuestos, algo que últimamente a los humanos nos está costando bastante…
Los equinoccios son dos momentos
clave en el recorrido recíproco entre el Sol y la Tierra, que definen los dos
grandes portales del Zodíaco: el comienzo del ciclo con el signo de Aries,
entre el 21 y el 23 de marzo; y la mitad del ciclo que se abre con el signo de
Libra, entre el 21 y el 23 de septiembre.
Detengámonos en la cualidad
energética de este segundo signo que comenzaremos a transitar después del
equinoccio, para apreciar aún más la precisión sincrónica del reloj cósmico y
su significación. Después de recorrer la primera mitad del Zodíaco (las seis estaciones
entre Aries y Virgo), la tensión dinámica entre los opuestos y la percepción
del otro como un complemento y no como una amenaza a la propia identidad, se
alcanza en Libra –la séptima estación–, el signo del equilibrio y la armonía,
representado a través de la balanza, ícono por excelencia de la justicia.
Ya los babilónicos, desde cuya
tradición proviene la astrología que aún hoy utilizamos, asociaron la
constelación de Libra con las creencias sobre el juicio final, durante el cual
Zibanitu –la balanza estelar– pesaba las almas de los muertos. También en
Egipto se acostumbraba pesar la cosecha cuando la luna llena estaba en Libra,
porque se consideraba que ese día favorecía la justicia de la medición. Sin
duda, desde los más remotos tiempos, Libra es un período propicio para la
visión ecuánime.
La primavera y la configuración del
cielo
Durante los próximos tres meses,
además del advenimiento de la primavera, tendremos otras influencias celestes
cuyos rasgos generales podemos ver en la carta astral del momento en que el Sol
ingrese en la constelación de Libra. Allí se produce un encuentro íntimo –una
conjunción partil, es decir, sobre el mismísimo 0 grado de Libra– entre el Sol
y Mercurio, el planeta de la comunicación, del pensamiento, del intercambio.
Este encuentro se produce en la casa V, el lugar de la creatividad, a la que le
corresponde el
signo de Leo.
Una tercera convidada a este
encuentro cercano es Venus, la diosa del amor y la belleza, quien transitará
por los últimos tramos de Virgo, agregando a lo que allí se geste, un sentido
de orden y precisión. Podemos preguntarnos qué clase de intercambios, diálogos
y comunicación serán propicios durante este tiempo para alcanzar un justo
equilibrio. La apertura venusiana, influencia que también llegará a través del
signo de Tauro en el Ascendente -regido a su vez por Venus-, puede verse
obnubilada. Sin embargo, por la tensión de Neptuno en oposición, siempre
produciendo algo de nieblas y confusiones, actuando desde su propio signo
–Piscis– en la casa XI, el ámbito de los grupos y lo social.
¡Qué compleja configuración que nos
proporciona el cielo para esta primavera! Tal vez una sutil propuesta para
trascender las ilusiones egoicas y la sordera de un Leo ensimismado en su
propio discurso y su deseo personal. Una invitación a revisar cómo nos
vinculamos, cómo estamos usando nuestro lenguaje, cuán abiertos y receptivos
estamos a reconocer legitimidad –como sugiere Libra– a la presencia y la
palabra del otro.
¿QUÉ ES UN EQUINOCCIO?
Es el momento del año en que el Sol
cruza el Ecuador celeste y está situado de forma tal que sus rayos llegan a la
Tierra en línea recta, determinando una duración igual del día y de la noche.
De allí deriva su nombre, ya que la palabra «equinoccio» proviene del latín y
significa «igual noche». Este fenómeno se repite dos veces en el año, en marzo
y en septiembre, y marca el comienzo de las estaciones de transición: primavera
y otoño, que están invertidas en ambos hemisferios. Implican cambios en el
horario terrestre y variaciones en las horas de luz solar que recibe cada parte
del planeta.
Ana María Llamazares y Miguel Aguilar
primavera
Fuente: Sophia Online
https://www.sophiaonline.com.ar/equinoccio-2022-la-invitacion-de-la-
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