EL TIEMPO NO EXISTE. VIVE EL AQUÍ Y AHORA

 


El tiempo no existe, pero tú crees en él. Y esta creencia nubla tu consciencia, distorsiona tu pensar y condiciona tus actitudes y acciones… Observa y obsérvate:

 

• En tu vida y en la de los demás, en la Naturaleza, el Cosmos y la Creación, no existe el tiempo, sino los ciclos: naces, creces y envejeces; amanece y anochece; la marea sube y baja; la luna llena sigue a la nueva y esta a aquella; los frutos crecen y maduran; las estaciones se relevan al compás del movimiento de la Tierra sobre sí misma y en torno al Sol; el sistema planetario surca la Vía Láctea en un recorrido elíptico; la galaxia entera lo hace por el Universo… Y todos estos ciclos se entrelazan, encajan y superponen dentro de un ritmo perfecto y único que provoca e integra el ritmo propio de cada uno de ellos. ¿Dónde está aquí el tiempo? Sólo en tu imaginación.

 

• En el seno y en el discurrir de todos y cada uno de los ciclos sólo existen dos cosas, la una dentro de la otra: el aquí-ahora, la instantaneidad, un momento presente continuo en el que lo eterno se desenvuelve; y la cadena de causas-efectos generada y alimentada por cada acción y acontecimiento. Gráficamente, debido al despliegue permanente del aquí-ahora de instante en instante, cada ciclo puede ser representado como un círculo –se expresa así el desarrollo del ciclo en sí– y una espiral –por su repetición sucesiva y constante–. Y el tiempo, ¿dónde se encuentra? En ninguna parte.

 

• Gracias a la mente, a tu intelecto, en el aquí-ahora puedes situar tu atención en un punto cualquiera del círculo y la espiral. Esto es lo que te lleva a pensar y hablar en términos de ahora-antes-después, hoy-ayer-mañana… Pero este uso de tus facultades intelectuales nada tiene que ver con el tiempo: es tan sólo el punto del círculo y de la espiral donde sitúas voluntariamente tu consciencia y enfocas tu creatividad para proyectar, programar y organizar de manera natural, poniendo tu atención en el aquí-ahora en aquello que desde el aquí-ahora corresponde precisamente planificar.

 

Sin embargo, crees en el tiempo. Y, a partir de ahí, surgen los problemas porque, debido a esa creencia, tu posicionamiento mental en el círculo y la espiral ya no lo efectúas desde lo que estás viviendo y viviendo toca, sino que abandonas el momento presente y te trasladas con la imaginación a lo que denominas pasado o futuro. Para colmo, ni te das cuenta de que te estás comportando tan estúpidamente. Y, así, simplemente, dejas de estar en el aquí-ahora: ya no vives la realidad que estás viviendo –se te hace invisible diluida entre tus pensamientos llenos de ficciones temporales–, sino una ilusión generada por una mente que opera sin tu mando consciente.

 

Corta con una dinámica tan absurda y recupera la conexión con lo que estás viviendo. Date cuenta de que el aquí-ahora es tu espacio sagrado de libertad. En él creas –tú y solo tú– las actitudes y, a partir de ellas, las acciones con las que vives cada una de las experiencias (vivencias, situaciones, hechos, circunstancias…) que se suceden en el día a día. Consciente de ello, observa la frecuencia vibracional –el sabor profundo, el tono, el perfil– de las actitudes que creas de instante en instante ante las experiencias de la vida cotidiana. Y, en tu esfera de libertad, modula dicha frecuencia para que tanto esas actitudes como las acciones que de ellas derivan sean coherentes contigo mismo y con lo que sientes de corazón en ese preciso instante. Por tanto, mantente en el aquí-ahora. Esto significa:

 

1º Rompe con el hábito de abandonar la realidad viajando mentalmente por el tiempo.

2º Observa lo que experiencias de instante en instante, estando atento a ello.

3º No reacciones ante nada, no te dejes llevar ni arrastrar por los estímulos e impulsos externos.

4º Percibe la frecuencia vibracional de las actitudes que creas en el aquí-ahora al vivir esas experiencias y modula tal frecuencia para que sea coherente contigo mismo, con lo que realmente eres.

5º Permite que esas actitudes se plasmen en acciones, comportándote en consonancia con lo que en tu corazón e interior sientes en el preciso momento, ni antes ni después, en el que estás viviendo la experiencia que sea.

6º Unido a ello, libérate de los sistemas de creencias instalados en tu cabeza que te dicen, de manera predeterminada y estereotipada, qué hacer y cómo comportarte.

 

Es una práctica simple. Y te reconecta con lo que siempre has sido, eres y serás; con tu estado original ajeno al tiempo y al espacio; con tu naturaleza divina, infinita, eterna… Observa lo que experiencias, estate atento al aquí-ahora, no te dejes llevar por los impulsos de las creencias mentales y las emociones a ellas asociadas, escucha tu corazón y siéntete a ti mismo.

 

Es sencillo: no te molestes cuando te indiquen que te molestes; no reacciones cuando te exijan que reacciones; no te resistas cuando te llamen a resistir; no luches cuando te inciten a luchar; no te enfades cuando otro se enfada; no ignores lo que tu cuerpo te indica cuando te señalen que al cuerpo no hay que escucharlo; no reprimas tus intuiciones e inspiraciones cuando te insistan en que no les hagas caso… Simplemente, céntrate en el aquí-ahora, observa, percibe en el Vivir Viviendo lo que se mueve en tu interior y permite que fluya naturalmeuente hacia el exterior en forma de acción.

 

Emilio Carrillo

 

Fuente: Tu Mismo

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