Escuchad
esta historia: Un hombre tenía miedo de la sombra de su cuerpo y de la huella
de sus pasos. Para liberarse de ello, decidió huir. Pero cuanto más pasos daba,
más huellas dejaba. Por rápido que corriera su sombra no le dejaba.
Persistiendo a pesar de todo en creer que la adelantaría, corrió tanto y tanto
que acabó muriendo. ¡Qué imbécil! Si se hubiera sentado en un lugar cubierto,
su cuerpo no habría proyectado ninguna sombra; si hubiera estado quieto, sus
pies no habrían producido huellas. Sólo habría tenido que estar tranquilo y
todos sus males habrían desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario