Cuanto más real te vuelves dentro de
ti, más irreal se vuelve el mundo circundante. Vuélvete real, y el mundo se volverá irreal.
Gurdjieff trabajó con este método
continuamente. Su principal discípulo, P. D. Ouspensky, cuenta que cuando
Gurdjieff estaba trabajando con él con este método, y llevaba tres meses
practicando continuamente este recuerdo de «yo soy, yo soy, yo soy», después de
tres meses, todo se detuvo. Sólo una nota permaneció dentro como una música
eterna: «Yo soy, yo soy, yo soy» ya no le suponiía un esfuerzo. Se
convirtió en una actividad espontánea que continuaba: «Yo soy»
Durante tres meses, lo había
mantenido en la casa y no se le permitía salir. Entonces Gurdjieff le dijo a
Ouspensky que saliera de la casa.
Ouspensky escribe en su diario: «Por
primera vez pude comprender lo que Jesús quería decir cuando dijo que el hombre
está dormido. La ciudad entera me pareció como que estaba dormida. La gente se
movía dormida; los tenderos estaban vendiendo dormidos; los clientes estaban
comprando dormidos. Toda la ciudad estaba dormida. Miré a Gurdjieff: sólo él
estaba despierto. La ciudad entera estaba dormida. Estaban enfadados, estaban
peleando, estaban amando, comprando, vendiendo, haciendo de todo.»
Ouspensky le dijo: «Ahora puedo ver
sus rostros, sus ojos: estaban dormidos. No estaban ahí. Faltaba el centro
interno, no estaba allí». Ouspensky le dijo a Gurdjieff: «No quiero volver allí
nunca más. ¿Qué le ha sucedido a la ciudad? Todos parecen dormidos, drogados.»
Gurdjieff dijo: «No le ha pasado nada
a la ciudad, algo te ha sucedido a ti. Has sido desdrogado; la ciudad es la
misma. Es el mismo lugar por el que tú andabas hace tres meses, pero no podías
ver que los demás están dormidos porque tú también estabas dormido. Ahora
puedes ver porque ha llegado a ti una cierta cualidad de conciencia. Con tres
meses practicando «yo soy» continuamente, has tomado conciencia en muy pequeña
medida. ¡Has tomado conciencia! Una parte de tu consciencia ha ido más allá del
sueño. Por eso puedes ver que todo el mundo está dormido, muerto, moviéndose,
drogado, como hipnotizado.»
Ouspensky : «No puedo
soportar ese fenómeno: ¡todo el mundo dormido! No importa lo que estén
haciendo, no son responsables de ello. ¡No lo son! ¿Cómo van a ser
responsables?» Se volvió y le preguntó a Gurdjieff: «¿Qué es esto? ¿Estoy
siendo engañado de alguna manera? ¿Me has hecho algo por lo que la ciudad
entera parece dormida? No puedo creer lo que veo.»
Despierta. Si eres capaz de recordarte
a ti mismo, sabrás que nadie se está recordando a sí mismo. El mundo entero
está dormido. Así que en cualquier momento que te acuerdes, empieza a
repetir «yo soy».
Este «yo soy», no es un mantra
verbal. No es para ser repetido verbalmente: ¡siéntelo! Sé sensible a tu ser.
Cuando toques la mano de alguien, no toques sólo su mano; siente también tu
contacto, siéntete también a ti mismo que estás aquí en este contacto,
totalmente presente. Mientras estés comiendo, no te limites a comer; siéntete también
a ti mismo comiendo. Esta impresión, esta sensibilidad debe penetrar cada vez
más profundamente en tu mente.
Lourdes Morales
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