Los libros sobre las
enseñanzas del brujo Don Juan de Carlos Castaneda eran lectura obligada entre
los jóvenes de los años 70 de todas las universidades del mundo. Hoy y siempre
vuelven y volverán con fuerza porque son pura sabiduría.
Queremos recordar este
bello pasaje del libro Relatos de Poder sobre ¿qué es ser impecables en nuestra
vida y en nuestros comportamientos?.
¡Que lo disfrutéis!
La impecabilidad
La libertad del
guerrero
«El guerrero debe,
pues, ser cazador para no ser cazado. ¿Y qué caza el guerrero? Sus propias
debilidades, es decir, su tendencia a dejarse arrastrar por los hábitos de sus
semejantes”.
– La impecabilidad no
es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Todo lo que yo te digo no tiene
un ápice de moralidad. He ahorrado energía y eso me hace impecable. Para poder
entender esto, tú tienes que haber ahorrado suficiente energía, o no lo
entenderás jamás.
Los guerreros hacen
inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses.
Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un
descanso a su gasto de energía (considerando un mínimo del consumo de la
energía y un máximo rendimiento).
Yo alegué que una lista
de esa naturaleza tendría que incluir todo lo imaginable. Con mucha paciencia
me contestó que el inventario estratégico del que hablaba sólo abarcaba
patrones de comportamiento que no eran esenciales para nuestra supervivencia y
bienestar (y, por consiguiente, hay que eliminar).
Don Juan dijo entonces
que en los inventarios estratégicos de los guerreros, la importancia personal
figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y que por
eso se esforzaban por erradicarla.
– Una de las primeras
preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a
lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.
«El fuego interno»
La confianza de un
guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza
en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero
busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre
común está enganchado a sus prójimos, mientras que el guerrero sólo depende de
sí mismo. Tú buscas la confianza del hombre común, cuando deberías buscar la
humildad del guerrero. Hay una gran diferencia entre las dos. La confianza
implica saber algo con certeza; la humildad implica ser impecable en los
propios actos y sentimientos.
Guerrero es, por
decirlo así, un prisionero del Poder. Un prisionero que puede hacer una
decisión libre: la decisión de actuar como un guerrero impecable, o actuar como
un asno. A fin de cuentas, quizás el guerrero no sea un prisionero, sino un
esclavo del Poder, porque la decisión ya no es una decisión para él.
Un guerrero no puede
sentirse desamparado ni desconcertado ni asustado, bajo ninguna circunstancia.
Para un guerrero, sólo hay tiempo para su impecabilidad; todo lo demás agota su
poder, la impecabilidad lo renueva.
La impecabilidad es
hacer lo mejor que puedas en lo que estás participando.
Cuando te sientes y
actúas como un ser inmortal que tiene todo el tiempo del mundo, no eres
impecable; en esos momentos debes volverte, mirar alrededor tuyo, y entonces te
darás cuenta de que tu sentimiento de tener tiempo es una idiotez.
¡No hay futuro! El
futuro no es más que una manera de hablar. Para un brujo sólo existe el aquí y
el ahora.
El Poder nos da de
acuerdo a nuestra impecabilidad.
La libertad que un
guerrero tiene, es actuar impecablemente, o bien actuar como un imbécil.
Extracto de «Relatos de
poder» de Carlos Castaneda
Agradecimiento:
Porfirio de Pedro
Fuente: Tu Nueva Informacion
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