SER LA LUZ QUE SOMOS
Ante la creciente convulsión, saca lo
mejor de ti mismo
Durante el año que ahora termina, una
ola global de convulsión y confrontación se ha extendido de una punta a otra
del planeta, de Siria a Cachemira, de Chile a Irak, de Hong Kong a Quito,
pasando igualmente por España, donde se han vivido dos nuevas elecciones
generales –van cuatro en cuatro años– con el telón de fondo del grave conflicto
con Catalunya. Ciertamente, esa ola no es nueva, pues ya se dio en años
precedentes. Pero en 2019 se ha agigantado, permitiendo constatar que la
distopía esta tomando cuerpo en la humanidad actual.
El término “utopía” se atribuye a
Tomás Moro, quien en su obra cumbre lo usa como título, y describe una sociedad
tan idílica como inexistente. Su antónimo es la palabra “distopía“, que se
refiere a una humanidad también hipotética, pero indeseable. El Diccionario de
la Academia Española de la Lengua la define como “representación ficticia de
una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación
humana”.
Sin embargo, y al hilo de los
acontecimientos que se suceden y multiplican en ámbitos como la ecología, la
economía, la educación, la política, la salud o las tecnologías, se hace cada
vez más evidente que la distopía ya no narra un futuro imaginario, sino que
desvela el presente cierto. Y es que la Sociedad Distópica ya no es una
ficción, ni algo por venir. Es muy real y está aquí, avanzando entre nosotros.
Por esto, la humanidad se halla
inmersa, metafóricamente expresado, en un huracán de magnitud aceleradamente
creciente. Un escenario anunciado hace tiempo por diversas tradiciones
espirituales –hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo, el Islam…– y que
conllevará situaciones y experiencias extremadamente duras y dolorosas, muchas
de las cuales ya son conocidas por la humanidad (guerras, hambre, enfermedad,
apropiación y acumulación por unos pocos de la riqueza colectiva y los recursos
naturales, dominio, alienación e injusticia social, daños masivos al medio
ambiente y a las distintas formas de vida, terremotos e inundaciones…), pero
que alcanzarán una intensidad sin precedentes, y otras (de la “big data” a la
manipulación genética) que nunca antes se habían dado.
Y las citadas tradiciones
espirituales señalan que circunstancias tan abominables no son frutos de la
casualidad, sino que tienen que ver con la evolución en consciencia de la
humanidad, dividiendo a las personas en dos grandes grupos: los que, ante
ellas, sacarán lo peor de sí mismos, y los que extraerán lo mejor.
No en balde, como señala certeramente
la psicóloga Patricia Gebrim, la forma en que reaccionamos ante los hechos
distópicos revela nuestras sombras. Y esto no es malo: de hecho, solo podemos
limpiar la suciedad que vemos.
Mientras nos ocupamos de apuntar la
oscuridad allá afuera, en los demás, en la política, en aquellos que atacamos
por pensar diferente de nosotros, dejamos de actuar y transformar en lo único
que realmente nos corresponde: nosotros mismos. El momento requiere que cada
uno de nosotros descubra sus dones y talentos y los coloque al servicio de
todos; que cada uno saque lo mejor de sí mismo y lo comparta con los demás.
Necesitamos evitar la trampa de ser
abducidos por esa ilusión colectiva que dice que nuestro destino está en manos
de alguien y no en nosotros mismos. Mientras nos quedamos atrapados por la revuelta,
atacándonos unos a otros, alimentando esa ola que causa angustia y miedo,
dejamos de hacer lo único que podría ser verdaderamente revolucionario: ¡ser la
luz que somos!
Como subraya Gebrim, no importa la
sombra que nos rodea, estamos aquí para manifestar nuestra luz. Una sola vela
encendida rompe la oscuridad. Donde quiera que estés, sea cual sea tu
actividad, laboral o no, haz lo mejor. Deja de desperdiciar tu energía
juzgando, polarizando, atacando… Esto no resuelve nada. Profundiza más allá del
velo de separatividad y ceguera en el que nos quieren envueltos.
Este es el último intento de la
sombra de apartarnos de nosotros mismos. Tenemos un poder inmenso y todo puede
transformarse si somos sabios y valientes para hacer lo único que nos corresponde.
No nos dejemos engañar por lo que vemos a nuestro alrededor. Respira. Haz lo
mejor. Vibra con la luz que eres. Avanza en tu propia autotransformación,
poniéndola al servicio de la evolución en consciencia de la humanidad.
Emilio Carrillo
Fuente: Tu Mismo
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