CONECTA CON TU VERDADERA NATURALEZA

 

Repaso de algunas indicaciones que hemos leído y escuchado, para tenerlas muy presentes

 

Haz lo sencillo. Las cosas son más fáciles de lo que imaginas. Basta estar presente y hacer lo que toca en cada instante.

 

Regresa a lo auténtico. Acuérdate de lo que hacías bien cuando eras niño/a. Los talentos con los que has venido son irrepetibles. Eso de lo que podrías vivir bien pasa por lo que le puedas dar al mundo con alegría.

 

Sé paciente. Date tiempo, haz algo que te aleje del rumiar. Rebusca en los bolsillos y encontrarás fe en ti y confianza en la vida. Descansa en esa fuerza, ten la certeza de que te sostendrá como siempre lo ha hecho.

 

Respira. No olvides de tomar cantidades de aire fresco. Las ventanas de los pulmones de par en par alejan la tristeza, que en el peor de los casos es solo un mal hábito.

 

Sé concreto. Si sabes adónde vas, llegarás antes.

 

Mantente alerta. No te dejes comer la cabeza por el inconsciente colectivo, tu vecina, las noticias. La vibración que convocas con tus pensamientos es lo que atraes a tu mundo. Deja la pesadez en un sitio donde pueda desaparecer fácilmente (¿la basura?).

 

Pide abundancia. Sin gritar, que la Fuente no necesita megáfono, puedes decírselo hasta en un ascensor o en silencio, mientras miras las estrellas. Déjale todas las preocupaciones a la Conciencia. Si te entregas de verdad a su amoroso cuidado, estará en deuda contigo, el amor no puede ser de otra manera. Y no olvides que querer solo lo necesario es quitarse mucho peso de encima.

 

Acepta. Reconoce la incertidumbre del momento que vives. Pero acuérdate de cantar en la ducha, de ponerte guapo/a y de sonreírle a la florista de la esquina, es justo lo que necesitas para empezar un buen día.

 

Da. Sobre todo humor, ayuda, esperanza, todo lo que quieras recibir. Te volverá.

 

No te quejes. Aumenta la sensación de impotencia, debilita la determinación y te vuelves un peso pesado para quien te cruces en el camino.

 

Quiérete. Es cierto, somos únicos, pero no mejores que nadie, tenemos unas cualidades específicas que nos permiten desarrollar algo con facilidad. Verse así relaja.

 

Ahorra energía. Si dejamos de mirar al otro con los ojos de lo que le falta (la crítica), si vivimos con más humildad, puede que nos sobren fuerzas para utilizarlas en algo provechoso.

 

Suelta. Ama la incertidumbre. Cuando dejamos de agarrarnos, lo nuevo irrumpe y nos sorprende. Es el mejor ejercicio para aprender a entrenarse en conciencia.

 

Baila. Te sentirás pleno, abundante, al danzar con la existencia.

 

Sueña. Si dedicas la vida a perseguir un sueño dedicado al beneficio de los demás, el viento siempre acabará soplando a tu favor. Olvídate de ti y camina.

 

Fuente: Tu Mismo

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