LA NUEVA HUMANIDAD
Situarse en el centro
del huracán y sacar lo mejor de uno mismo
Ante tanta distopía, lo
primero es no caer en la dinámica de pánico en la que desearían que entremos.
No en balde, como se ha reiterado, el miedo, la inseguridad y la incertidumbre
configuran el caldo de cultivo idóneo para la manipulación, la alienación y, en
definitiva, la inconsciencia.
Y, a partir de ahí,
recordar y recalcar la importancia de que, como siempre, pero ahora más que
nunca, mantengamos la serenidad, la calma y la consciencia; nos situemos, desde
la armonía y la conexión interior, en el centro del huracán aceleradamente
creciente en el que estamos inmersos (es en el centro del tifón donde el cielo
permanece despejado, no hay viento y la temperatura es cálida), y seamos
capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos y ponerlo al servicio de los demás
y de todas las forma de vida con las que convivimos en este hermoso planeta que
nos cobija y sostiene.
Nos querrían dormir
más, pero también es una oportunidad para despertar.
Nos querrían
deshumanizar más, aislándonos y generando desconfianza y enfrentamiento entre
nosotros, pero igualmente es un espléndido momento para cultivar la
solidaridad, la cooperación, el altruismo, la generosidad, la empatía y la
comprensión.
Nos querrían encerrar
más en los pequeños y míseros círculos del egoísmo, el egocentrismo y el
sálvese quien pueda, pero también es un magnífico escenario para expandir la
compasión y el discernimiento.
Nos querrían aprisionar
más entre los barrotes del efímero y pequeño yo –el yo físico, emocional y
mental y la pasajera personalidad a él asociada–, pero es una extraordinaria
ocasión para salir de la amnesia sobre nuestro verdadero ser, recordar nuestra
naturaleza divina e imperecedera y hacer brotar de esa inefable esencia todas
sus cualidades, elevando nuestra mirada.
Así, con ojos nuevos, podremos impulsar una nueva humanidad que merezca realmente tal calificativo y viva en paz y sintonía con ella misma, con todos los seres vivos y con la Madre Tierra.
La nueva humanidad:
¿estás invitado a ella?
Y esa nueva humanidad,
por increíble que ahora pueda parecer, no está lejana. No sabemos ni el día ni
la hora, pero hay numerosas señales que anuncian su llegada: de hecho, nos
hallamos ante los estertores del viejo mundo; ante sus últimos suspiros. La
crearemos entre muchos que, en medio de la distopía, nos posicionamos
conscientemente en la utopía desde la transformación interior de cada uno y la
apertura de corazón hacia los demás.
Efectivamente, ambas,
la distopía y la utopía, discurren al unísono y coexisten en tensión extrema en
la presente humanidad, a modo de trayectorias temporales aparentemente
contradictorias. Y la evolución en consciencia de la humanidad, como si fuera
un tren, avanza sobre estos dos raíles, el distópico y el utópico. Y su avance
es imparable porque la extensión de la distopía, a través de circunstancias
como la pandemia del coronavirus, sirve de factor de impulso para que cada vez
más personas tomen consciencia y se decanten vitalmente hacia la línea utópica.
Para comprenderlo
mejor, conviene recordar que la evolución en consciencia de cada persona en
particular opera exactamente igual: lo utópico –el deseo de crecer, de ser
mejores, más conscientes, etcétera– impulsa esa evolución; pero también lo
distópico –las situaciones sufrimiento, las “noches oscuras” loadas por san
Juan de la Cruz– contribuye al respecto, al sacarnos de nuestro “hábitat de
confort”, de nuestros comportamientos egoicos, de las distracciones y el
entretenimiento alienantes.
De forma análoga, todos
los acontecimientos distópicos que se acumulan sin cesar están aquí con un
sentido profundo personal y colectivo. Esto no justifica a los que causan con
ellos tanto daño y dolor. Pero lo que vivimos tiene un hondo porqué y para qué
en tu proceso consciencial y en el de los demás.
Es así como estamos
avanzando hacia la nueva humanidad. Eso sí, en ella no tendrán sitio ninguna de
las cosas que han constituido los pilares de lo que ya queda atrás y se
desmorona a pasos agigantados: ni el poder, ni la riqueza, ni la competencia,
ni el aferramiento a lo material, ni el desprecio a las otras formas de vida…
Nada de eso está invitado. ¿Lo estás tú?
Esta es la gran
pregunta que tienes delante de ti y que la pandemia del COVID-19, con todo lo
que implica, enfatiza y resalta para que des cuenta. Y solo tú la puedes
responder.
No con ensueños,
palabras huecas o declaraciones de intenciones, sino con tus obras y con tus
actos en cada instante de tu vida. Es la hora de ser impecable contigo mismo,
con tu verdadero ser, y con la Vida en todas sus expresiones y manifestaciones.
Los hechos distópicos,
como los que el coronavirus ha traído consigo y traerá, sirven para romper el
espejo y que podamos ver –tú, yo, cada cual…– en qué lado estamos… Lo que
veamos, lo que seamos, lo elegimos cada uno cada con nuestras obras y con
nuestros actos. Se acabaron los autoengaños. Toca ser auténticos. Es el
momento.
Emilio Carrillo
Fuente: El Cielo en la
Tierra
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