Lo entendimos todo
mal... o mejor hablo personalmente, lo entendí todo mal. Durante mucho tiempo
pensando que estaba tomando mi poder personal. Me puse en el papel de que yo
puedo hacerlo todo sola y no necesito a nadie porque yo soy igual o más fuerte
que un hombre. Me volví fuerte, fría y distante y en ocasiones un poco ruda
porque “tenía que protegerme”.
Con el tiempo fui despertando, poco a poco y
entonces empecé el proceso de sanación de mi femenino, hasta que caí en cuenta
que mi masculino también estaba herido. Porque el femenino desequilibrado
también es destructivo.
Entendí que no se trata
de trabajar el femenino para callar al masculino, se trata de balancear ambas
energías dentro de mi ser. Saber recibir y saber dar el lugar a quien se debe
dar. Entender que expresar mis emociones no me hace más ni menos, saber que
puedo ser fuerte desde la fuerza más poderosa que es el amor, saber que puedo
ser fuerte y sensible y que no son conceptos opuestos más bien son complemento.
Lo entendí el día que alguien me dijo que se alejaba porque yo era fría 💔
Poner en balance mi
energía femenina es entender que soy compasiva, sabia, conectada con mis ciclos
y la naturaleza, amo incondicionalmente, protectora, intuitiva, apasionada,
creativa, abundante. Poner en balance mi energía masculina es entender que soy
fuerte, presente, servicial, activa, poderosa, valiente, servicial, segura. Y
en el momento que llega a mi el masculino sagrado, completo y balanceado me
dejo sostener, me alisto para recibir y entregar el lugar. Se trata de ser
seres completos, manifestadores, abundantes y plenos.
Gramho
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