DEL CONTROL A LA
ENTREGA: LA NUEVA NORMALIDAD.
DEL CONTROL A LA
ENTREGA:
LA NUEVA NORMALIDAD.
Sin importar si
converso con personas que están en un proceso de evolución o que no tienen idea
de estos temas, hay un denominador común: creemos que podemos tener el control.
La sociedad capitalista
lo glorifica como un baluarte de su poder y se enorgullece de haber liquidado
la incertidumbre, llenándonos de seguridad y lógica.
Es más, el héroe
consumista es aquel que controla su destino, declarando lo que desea y yendo
por ello, sin esperar ni necesitar a nadie.
Esto último es una
quimera, ya que solo el 9% de las personas pueden hacer eso. Lo otro está seriamente cuestionado por la
pandemia.
La nueva espiritualidad
ha sido tomada por estos conceptos e igualmente los vende, aunque con más
brillitos, discursos motivadores y sonrisas soñadoras, que le reportan bastante
a quienes lo hacen, pero poco a quienes los siguen.
En el fondo, somos
traspasados por el sistema, casi sin darnos cuenta.
Se nos están acabando
las fantasías y la realidad está golpeando a la puerta cada vez más
fuerte.
El control que
pensábamos que teníamos y que nos iba a salvar está mostrando su inutilidad, su
inviabilidad.
La mente trabaja
incesantemente para generar planes, planes B, posibilidades C, alternativas Z
(por si las moscas) y resulta que sucede Q.
Pulimos la agenda para
tener el día lleno de actividades bien programadas y la mitad cambia o no
llegamos (porque creemos que podemos “todo”).
¿Qué clase de vida de
mierda llevamos?
¿Atrás de qué corremos
tan afanosamente?
¿Vale la pena perder la
salud y las relaciones por ello?
¿Quién decretó que esto
que vivimos es lo “normal”?
¿Nos tomamos aunque sea
un rato para preguntarnos si lo que comemos, lo que pensamos, lo que hacemos,
lo que decimos y sentimos es nuestro o solo la versión pobre de un programa
ajeno?
La impecabilidad y la
fortaleza que necesitamos para vivir en los tiempos que vendrán son grandes.
La mente adaptada al
sistema no ayuda, porque nos saca de nuestro centro para devorarnos con dudas y
ansiedades.
Hay que elegir.
Es lo que más nos
cuesta, ya que la mente nos bombardea con lo que “perdemos”.
El cuerpo, aliado del
Ser, nos guía, pero debemos limpiarlo de la suciedad con que lo hemos castigado
somatizando y enfermando, anestesiándolo y negándolo.
Hay que
entregarnos. No sabemos. No controlamos.
Esa primera muestra de
sincera ignorancia es sanadora y tranquilizadora.
Cuando elegimos y somos
honestos con nosotros mismos, comienzan a suceder situaciones increíbles.
Ante la incertidumbre,
el miedo, el desconocimiento, la oscuridad, aceptemos lo que es y lo que
hay. Sin luchas ni esfuerzos ni
protestas ni sufrimientos ni quejas ni…
Respiremos y confiemos.
Por algo llegamos aquí.
Cuando hacemos silencio
y dejamos de movernos ciegamente, el Ser se puede manifestar y mostrarnos el
camino, abrir oportunidades, hacernos conocer personas, crear sincronías.
Cuanta más aceptación
de nuestra humanidad frágil y confundida, más Luz podemos encarnar.
A medida que aprendemos
a dejarnos llevar, más se eleva nuestra vibración y más atraemos cosas que
tienen relación con nuestra esencia.
Lo “normal” es caer y
levantarnos, sufrir, conquistar, exigirnos, luchar; es consumir y tener.
No es así ahora.
La conciencia es la
clave.
En estos tiempos que se
habla de “nueva normalidad”, me gustaría que comprendamos que tiene relación
con ser quienes somos, con hacer lo que vinimos a dar y recibir, con estar
sanos y alegres, con amar.
Dependerá de cada uno
de nosotros cuál es la normalidad que obtendremos.
LAURA FOLETTO
Guía de Integración
Cuerpo-Mente-Espíritu
Analista de Diseño
Humano
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