Como cada domingo he venido a visitar la tumba de mi amado esposo. Hace ya 3 años que partió, casi sin avisar. Un cáncer galopante se lo llevó de nuestro lado, sin tiempo a digerir la noticia.
Cuando vengo me siento en un banquillo que hay frente a su tumba y le cuento que tal fue la semana, que hicieron nuestros hijos y que le sigo añorando.
Este día es como cada domingo; sin embargo hoy estoy escuchando a un niño llorar.
Acudo al lugar donde escucho el llanto y allí hay un pequeño de no más de 8 años.
- ¿Qué te ocurre corazón, dónde están tus papás?
El pequeño sigue llorando, hasta que al final sorbiendo los mocos me contesta.
- No sé, mi mamá estaba conmigo, pero me dormí y al despertar ya no estaba. ¡Quiero ir con mi mamá!
Suavemente me acerco e intento consolarle con palabras suaves y seguras, afirmando que entre los dos encontraremos a su mamá. Sin embargo no veo a nadie alrededor, estoy yo sola junto al niño en todo el cementerio.
Empezamos a dar vueltas por cada calle, mirando hasta en lugares insólitos, pero no hay nadie.
Súbitamente el pequeño se detiene junto a una tumba y exclama:
- ¡Aquí, aquí está mi mamá!
No puedo creer lo que estoy escuchando, hay alguna cámara oculta cerca, seguro. Miro la tumba y pertenece a una mujer joven.
- ¡Anda ya! ¿Estás seguro de lo qué dices?
Exclamo mientras me doy la vuelta y… ¡El niño no está! ¿Qué ha pasado? Lo busco con la mirada desesperadamente y mis ojos se detienen en una tumba cercana.
José M. 9 años D.E.P sus papás que le quieren.
La foto, la foto… ¡Es él! Un escalofrío recorre todo mi ser, mientras leo la tumba de la mujer:
Isabel L. 36 años D.E.P de su esposo y del ángel que le cuida desde el cielo.
¿Qué ha ocurrido? ¿Es cierto esto que me ha pasado? Lo bien cierto es que no tengo miedo; siento paz.
Desde este domingo mi visita al cementerio tiene más “vida” visito a mi esposo y a mi pequeño amigo, al que siempre le recuerdo que su mamá está a su lado y que no está solo.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha) |
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