Vive en plenitud todos
los niveles de conciencia. Tu atención no es limitada ni estrecha; puedes abrir
y trascender a la totalidad de la conciencia.
DIMENSIONES MÚLTIPLES
Vives en dimensiones
Múltiples.
La semana pasada conocí
a dos personas que podrían enfrascarse en una contienda espiritual si no fueran
tan afables.
Primero, una mujer
interesada en la justicia social.
Luego de amasar una
fortuna en el negocio de la ropa, supo que muchas de las prendas lujosas que
vestimos se fabrican en condiciones infrahumanas en el Tercer Mundo, donde los
niños trabajan dieciséis horas al día por unos centavos. Tras constatar en
persona estas condiciones, la mujer se convirtió en una activista de gran
dedicación.
“Debemos eliminar la
esclavitud laboral”, me dijo con voz apasionada. “No comprendo por qué no están
todos indignados por lo que ocurre.” Me di cuenta de que en realidad quería
saber por qué yo no estaba indignado. Sus ojos, de mirada intensa, ferviente,
estaban clavados en mí. “Sobre todo tú” me decían. No hacía falta. Cuando se es
una figura pública relacionada con la espiritualidad, las personas quieren
saber por qué uno no sigue la rama de la espiritualidad elegida por ellas. En
este caso, la mujer interesada en la justicia social pensaba que la forma más
elevada de la espiritualidad era el humanitarismo. Según su manera de pensar,
uno no es realmente espiritual mientras no ayude a los pobres y combata la
injusticia y la desigualdad.
Segundo, un hombre que
se gana la vida realizando sanaciones a distancia.
Nacido en Sudamérica,
descubrió, mediante misteriosas experiencias en la infancia, que podía ver el
mundo sutil de las auras y los campos de energía. Durante mucho tiempo, nada
derivó de este don; se dedicó al negocio de importaciones y exportaciones hasta
pasados los 40 años. Cierto día se sintió enfermo y acudió con un sanador que
lo curó sin utilizar las manos, sólo moviendo su energía psíquica. A partir de
ese momento, el hombre se dedicó apasionadamente a realizar la misma clase de
trabajo. Y él, también, quiso saber por qué yo no seguía su camino espiritual.
“Ocurrirán cambios en
el plano astral”, me dijo en voz baja y reservada. “La ciencia ha dominado el
plano material, pero habrá un cambio. Me lo han dicho mis guías espirituales.
En adelante, la ciencia entrará en decadencia, destruida por sus excesos.
Entonces el espíritu volverá al planeta.”
En vez de un
humanitarismo apasionado, este hombre defendía el desprendimiento y la renuncia
al mundo material. Al igual que la mujer, no entendía por qué yo no comprendía:
le parecía obvio que tratar de cambiar al mundo mediante la confrontación era
inútil.
Por extraño que
parezca, yo estuve de acuerdo con ambos. Lo que representaban era un secreto:
todos vivimos en dimensiones múltiples. Podemos elegir hacia dónde dirigir
nuestra atención, y en donde esa atención se concentre, se abrirá una nueva
realidad. Aunque estas dos personas no estaban de acuerdo, ambas intentaban
resolver el mismo problema: cómo ser espiritual pese a las exigencias
materiales. Y las respuestas que ambas habían encontrado eran viables; pero
ninguna era la respuesta.
Cuando digo otras
dimensiones hablo de ámbitos de conciencia. La conciencia hace la realidad
—hemos hablado bastante al respecto— pero hacer significa en realidad elegir.
La realidad única posee ya todas las dimensiones posibles; nadie necesita hacer
otras nuevas, ni podría aun si quisiera.
Pero mediante nuestra
atención traemos estas dimensiones a la vida: las poblamos, les damos nuevo
significado y pintamos paisajes únicos. Permíteme enumerar primero estos
ámbitos.
LOS ÁMBITOS INVISIBLES
Cómo se despliega la
conciencia desde la fuente.
Ser puro.
El ámbito de lo
absoluto, conciencia pura antes de que adquiera ninguna característica. El
estadio anterior a la creación. No es en realidad un ámbito separado, pues
impregna todo.
Dicha potencial.
El ámbito de la
conciencia cuando empieza a descubrir su propio potencial.
Amor.
La fuerza motivadora de
la creación.
Cognición.
El ámbito de la
inteligencia interna.
Mitos y arquetipos.
Las pautas colectivas
de la sociedad. Es el ámbito de dioses y diosas, héroes y heroínas, energías
masculinas y femeninas.
Intuición.
El ámbito donde la
mente comprende el funcionamiento sutil de la vida.
Imaginación.
El ámbito de la
invención creativa.
Razón.
El ámbito de la lógica»
la ciencia y las matemáticas.
Emoción.
El ámbito de los
sentimientos.
Cuerpo físico.
El ámbito de la
sensación y los cinco sentidos.
REINOS ESPIRITUALES
¿Cuál de estos reinos
es auténticamente espiritual?
Todos están
interconectados, pero vemos que frecuentemente las personas acampan en uno u
otro, y una vez que encuentran el lugar que prefieren, también encuentran ahí
al espíritu.
La mujer interesada en
la justicia social halló su lugar en las emociones y el cuerpo físico; fue la
lucha física de la pobreza cotidiana lo que conmovió su corazón. Pero, por
supuesto, no puede excluirse el amor de su conjunto de motivos; quizá descubrió
intuitivamente que este tipo de trabajo humanitario era el camino hacia un
mayor crecimiento personal.
El hombre que sanaba a
distancia encontró su lugar en el reino de la intuición. Aquí es donde operan
las energías sutiles. Su rama de la espiritualidad implicaba manipular las
fuerzas invisibles que sustentan el mundo físico. No podemos excluir al amor de
su conjunto de motivos, y hay que considerar también el reino del mito y los
arquetipos, pues apelaba a ángeles y guías espirituales para realizar su
trabajo.
Un escéptico replicaría
que estos reinos simplemente no existen. Éste es un argumento difícil de
rebatir porque si algo no existe para ti, entonces puede no existir.
Tal vez convenga poner
un ejemplo...
Un auto se ha
incrustado en un montículo de nieve. El conductor yace inconsciente sobre el
volante. Los curiosos se detienen a ver qué pasa y se preguntan unos a otros:
“¿Cómo pasó esto?”
Uno de ellos señala las
huellas de las llantas en la nieve. “El auto se desvió. Así fue como pasó”
Otro observador señala
el volante torcido hacia un lado. “La cadena de tracción estaba defectuosa. Así
fue como pasó.”
Un tercer observador
huele el aliento del conductor. “Estaba ebrio. Así fue como pasó.”
Finalmente, pasa por
ahí un neurólogo con un escáner para exámenes de resonancia magnética y señala
el resultado de la exploración. “Su corteza motriz muestra anormalidades. Así
fue como pasó.”
PERSPECTIVAS
Cada respuesta depende
por completo del tipo de evidencias utilizadas.
La misma pregunta se
formuló en niveles diferentes de la realidad, y de acuerdo con el nivel, sólo
una clase de respuesta tenía sentido. No es que el neurólogo sea enemigo del
mecánico; sólo cree que su propia respuesta es más profunda y, por tanto, más
acertada.
Cuando se afirma que no
hay prueba científica de que el universo es consciente, mi respuesta inmediata
es: “Yo soy consciente, ¿y acaso no soy una actividad del universo?” El
cerebro, que opera con impulsos electromagnéticos, es una actividad del
universo tanto como lo es una tormenta electromagnética en la atmósfera o una
estrella lejana. Por tanto, la ciencia es una forma de electromagnetismo que
dedica su tiempo a estudiar otra forma. Una vez, un físico me hizo un
comentario que me agradó: “La ciencia no debería ser considerada enemiga de la
espiritualidad, pues es su más grande aliada. La ciencia es Dios explicando qué
es Dios a Dios mediante un sistema nervioso humano. ¿No es la espiritualidad lo
mismo?”
Un filósofo podría
argumentar que la realidad no se conoce en verdad mientras no se incluyan todos
los niveles de interpretación. En ese sentido, la teoría de la realidad única
no se opone al materialismo: lo expande. El conductor que se estrelló en el
banco de nieve pudo tener muchos niveles de motivación: quizá estaba deprimido y
se salió del camino a propósito (emociones). Quizá estaba pensando en un poema
que quería escribir y su atención se desvió (imaginación). Quizá vio con la
mente que otro auto estaba a punto de invadir su carril (intuición).
Para alcanzar un nuevo
nivel de explicación debes trascender el nivel en el que estás, ir más allá de
él. Si puedes reconocer que ir más allá es algo que haces todos los días, no
hay mucha razón para utilizar el materialismo como palo de golf para azotar a
la espiritualidad en la cabeza. El mundo material puede ser tu nivel básico de
experiencia o no. Los otros niveles están disponibles mediante la trascendencia
—ir más allá de tu nivel básico— como lo estás haciendo en este instante en que
tu cerebro convierte química en pensamientos.
Así, la pregunta
correcta es en qué ámbito quieres vivir.
Para mí, la vida ideal
se vive en todos los niveles de conciencia. Tu atención no es limitada ni
estrecha; te abres a la totalidad de la conciencia. Tienes la oportunidad de
vivir así, pero al concentrarte en uno o dos niveles has provocado que los
demás se atrofien. Han sido expulsados de tu conciencia, por lo que tu
capacidad para trascender está muy limitada. (En el nivel más mundano,
frecuentemente es una cuestión de tiempo. Pocas veces encuentro científicos que
hayan reflexionado detenidamente acerca de la conciencia; no piensan más que en
el trabajo de laboratorio. Como el resto de nosotros, tienen muchas
ocupaciones, y si el mundo tuviera una base profundamente distinta de la que
ellos han aprendido como estudiantes de medicina o física cuántica, el científico
típico tendría que ocuparse de ella.)
Cada dimensión de tu
existencia tiene un propósito y ofrece un nivel de realización que no está
disponible en ningún otro lugar (éstos son los “sabores de la creación”). Con
una conciencia totalmente expandida puedes acceder a todas las dimensiones.
ABRIENDO PUERTAS
Vivir en todas las
dimensiones de la conciencia
Ser puro.
Cuando esta puerta se
abre, te conoces a ti mismo como el “yo soy”, el estado simple de la existencia
eterna.
Dicha potencial.
Cuando esta puerta se
abre, sientes animación y efervescencia en toda actividad. La dicha está más
allá del placer y el dolor.
Amor.
El ámbito de la dicha
como experiencia personal.
Cuando se abre esta
puerta, experimentas amor en todos los aspectos de la vida. El amor es tu
motivación primaria en todas las relaciones, empezando por la relación contigo
mismo. En un nivel más profundo, el amor te vincula con el ritmo del universo.
Cognición.
Es la fuente de la
mente. Cuando se abre esta puerta, puedes acceder a la sabiduría y al
conocimiento sobre todo lo que hay en la creación.
Mitos y arquetipos.
Cuando se abre esta
puerta, conduces tu vida como una búsqueda. Aspiras a los logros de los héroes
y heroínas que admiras. También encarnas la dinámica eterna entre masculino y
femenino.
Intuición.
Cuando se abre esta
puerta, puedes moldear estas fuerzas sutiles en la sanación, la clarividencia y
la comprensión de la naturaleza humana. La intuición también te guía en tu
propio camino, mostrándote cómo elegir el camino a recorrer cuando tu vida cambia
de rumbo.
Imaginación.
Cuando esta puerta se
abre, las imágenes de tu mente tienen poder creativo. Infunden vida a
posibilidades que jamás habían existido. En este nivel también desarrollas la
pasión por explorar lo desconocido.
Razón.
Cuando esta puerta se
abre, puedes concebir sistemas y modelos de la realidad. El pensamiento
racional hace frente a posibilidades infinitas utilizando la lógica, que corta
rebanadas de la realidad para analizarlas separadas.
Emoción.
Cuando esta puerta se
abre, percibes las sensaciones corporales y las interpretas como placer o
dolor, sentimientos que anhelas y sentimientos que quieres evitar. El ámbito
emocional es tan poderoso que invalida la lógica y la-razón.
Cuerpo físico.
Cuando esta puerta se
abre, te descubres como un ser aislado en el mundo físico.
LOS NIVELES
¿Cómo surgieron todos
estos niveles?
Como un hecho de la
existencia: el ser puro los concibió los proyectó desde sí, y entró en ellos.
Se trata del circuito principal del universo, y tu sistema nervioso está
conectado a él. Al prestar atención a cualquier dimensión de la vida, le envías
una corriente de conciencia. Si no prestas atención, el circuito está cerrado
para esa dimensión. Aunque utilizamos palabras como puertas, circuitos y
niveles éstas no logran reflejar la realidad, que vibra con cada impulso. Tú
produces un efecto en cada dimensión aun cuando no hayas dirigido tu atención a
explorar y comprender lo que hay ahí.
Cuando una persona ha
explorado a fondo una dimensión, se dice que ha alcanzado el vidya, palabra que
en sánscrito significa literalmente “conocimiento” pero que implica mucho más:
el dominio de un conjunto de leyes naturales. Imagina que entras en un taller
del cual desconoces las herramientas y el oficio. En el momento de entrar
captas todo de un vistazo, pero hace falta entrenamiento para dominar cada
detalle. Al final eres una persona diferente, con percepciones totalmente
distintas. Así, un músico graduado por la Julliard School of Music escucha las
notas del radio con un sistema nervioso diferente al de alguien que se acaba de
graduar del MIT [Massachusetts Institute of Technology] como ingeniero en
electrónica. Ambos han adquirido vidya, el tipo de conocimiento en que uno se
convierte y que no sólo se aprende pasivamente.
Personas con
perspectivas totalmente distintas de la espiritualidad tienen en común la
búsqueda del vidya. Quieren ser transformados por el conocimiento que fluye
directamente de la fuente. El hecho de que la fuente de una persona sea Dios y
la de otra sea Brahma, Alá, Nirvana o Ser, es una diferencia insignificante. Lo
que en realidad divide a las personas es mantener las puertas de la percepción
cerradas.
A este estado se le
llama avidya, o falta de conciencia.
AVIDYA
Cómo nos apartamos de
la conciencia.
Ser puro. Cuando esta
puerta se cierra, vivimos en la separación. Hay un temor subyacente a la
muerte, pérdida de conexión y ausencia de cualquier presencia divina.
Dicha potencial. Cuando
esta puerta se cierra, la vida carece de alegría. La felicidad es sólo un
estado efímero. No hay apertura para las experiencias sublimes.
Amor. Cuando esta
puerta se cierra, la vida es cruel. Nos sentimos aislados en un mundo gris
donde las demás personas son figuras distantes, indiferentes. No se percibe la
presencia de una mano amorosa en la creación.
Cognición. Cuando esta
puerta se cierra, las leyes de la naturaleza resultan desconcertantes. El
conocimiento se alcanza sólo mediante los hechos y la limitada experiencia
personal, sin acceso al significado profundo.
Mitos y arquetipos.
Cuando esta puerta se cierra, no existen modelos, héroes, dioses ni búsquedas
apasionadas. No encontramos un significado mítico en nuestras vidas. No hay una
dimensión más profunda en la relación entre hombres y mujeres.
Intuición. Cuando esta
puerta se cierra, la vida pierde sutileza. La persona no alcanza a comprender a
fondo las cosas, no tiene chispazos de genialidad ni esos momentos de júbilo en
los que decimos: “¡Aja!”. La red de conexiones sutiles que sostiene al universo
queda totalmente oculta.
Imaginación. Cuando
esta puerta se cierra, la vida queda desprovista de fantasía. Vemos todo de
manera literal; el arte y las metáforas importan poco. Las decisiones
importantes se abordan mediante el análisis técnico, y no hay esperanza de un
salto creativo súbito.
Razón. Cuando esta
puerta se cierra, la vida no tiene sentido. Somos gobernados por impulsos
aleatorios. Ninguna línea de acción se continúa hasta su conclusión, y las
decisiones se toman irracionalmente.
Emoción. Cuando esta
puerta se cierra, los sentimientos están congelados. Hay poco o ningún espacio
para la compasión y la empatía. Los sucesos parecen desconectados, sin
continuidad, y las demás personas no ofrecen oportunidad alguna de establecer
lazos.
Cuerpo físico. Cuando
esta puerta se cierra, la vida es completamente mental. La persona siente que
su cuerpo está inerte, que es un peso muerto que debe arrastrar. El cuerpo
existe como un sistema de apoyo necesario para la vida, nada más. No hay
“combustible” para moverse y actuar en el mundo.
Como puedes ver, no hay
un solo estado de avidya sino varios. Tradicionalmente, en India la distinción
no era tan sutil y a las personas se les calificaba de ignorantes o iluminadas.
Si no estabas en la unidad, se pensaba, estabas en la ignorancia absoluta. (Un
equivalente aproximado en Occidente es que uno estaba perdido o estaba
redimido.) Así, el número de personas en vidya era minúsculo, y el número de
personas en avidya era enorme.
Pero la tradición
pasaba por alto el funcionamiento de la conciencia. Somos criaturas
multidimensionales, y por tanto una persona puede alcanzar vidya en un área
pero no en otra. Picasso era un artista supremo (imaginación) pero un pésimo
marido (amor); Mozart, un creador divino de música (imaginación y amor) pero
débil físicamente; Uncoln, un maestro del mito y el arquetipo pero desecho
emocionalmente. Estos desequilibrios también ocurren en tu vida. En la medida
en que nos esforcemos en pasar del avidya al vidya, llevaremos una vida
espiritual.
CAMBIA TU REALIDAD
La razón por la que
Cristo, Buda, Sócrates o cualquier otro maestro espiritual nos habla
personalmente es que la conciencia limitada permite atisbos súbitos y diáfanos
de una realidad que está más allá. Tu mente quiere trascender. La atención
ceñida es como una luz que sólo ilumina un objeto; excluye todo lo que está
fuera de su haz; el equivalente mental es el rechazo. Pero... ¿qué pasaría si renunciaras a todo el proceso
de rechazo? Si lo hicieras, te encontrarías prestando atención en la misma
medida a todo. El rechazo es un hábito. Sin él, puedes participar en la vida
tal como se te presenta.
Considera cada uno de
los ámbitos de la conciencia y escribe cómo te impides entrar en ellos. Con esto
advertirás qué haces para limitar tu conciencia, y al identificar cada uno de
estos reflejos arraigados empezarás a cambiarlos. Por ejemplo:
Ser puro.
No aminoro la marcha lo
suficiente para tener una paz interior auténtica. No dedico tiempo a meditar.
No he experimentado la tranquilidad de la naturaleza recientemente. Ahora
advertiré cuando rechace la paz interior y encontraré tiempo para ella.
Dicha potencial.
No he sentido alegría
por el simple hecho de estar vivo. No estoy buscando oportunidades para
maravillarme. No paso suficiente tiempo con niños pequeños. No he contemplado
el cielo nocturno. Ahora advertiré cuando rechace la apreciación gozosa y
encontraré tiempo para ella.
Amor.
No he valorado a mis
seres queridos, por lo que no he expresado mucho mi amor. Me siento incómodo
recibiendo amor. He dado al amor un lugar secundario en mi escala de valores.
Ahora advertiré cuando rechace esas oportunidades para hacer del amor algo
importante en mi vida y encontraré tiempo para él.
Cognición.
Me dejo llevar
demasiado por la duda. Automáticamente asumo una postura escéptica y sólo me
conformo con hechos comprobables. No conozco a personas sabias y dedico poco
tiempo a leer textos filosóficos y espirituales. Ahora advertiré cuando rechace
la sabiduría tradicional y encontraré tiempo para ella.
Mitos y arquetipos.
Ya no tengo héroes. No
recuerdo haber encontrado un ejemplo valioso en nada ni en nadie desde hace
mucho tiempo. Sigo mi propio camino, que es tan válido como el de cualquier
otro. Ahora advertiré cuando rechace la idea de que es necesaria una
inspiración más elevada y encontraré tiempo para ella.
Intuición.
Utilizo mi cabeza, no
creo en algo tan ridículo como la intuición. Busco pruebas antes de creer en
algo. Me parece que todos los poderes extrasensoriales son fantasía.
Analizo una situación y
tomo mi decisión en consecuencia.
Ahora advertiré cuando
rechace mis corazonadas y empezaré a confiar en ellas.
Imaginación.
El arte no es lo mío.
No voy a museos ni a conciertos. Mi pasatiempo es la televisión y los deportes.
Para mí, los individuos más creativos no tienen los pies sobre la tierra. Ahora
advertiré cuando rechace mi imaginación y encontraré maneras de expresarla.
Razón.
Yo sé lo que sé y me
mantengo fiel a ello. Con frecuencia no escucho a la otra parte en una
discusión; sólo quiero demostrar que tengo razón. Tiendo a presentar las mismas
reacciones en situaciones similares. No siempre sigo los planes que hago, aun
cuando sean buenos. Ahora advertiré cuando sea poco razonable y me detendré a
considerar todos los puntos de vista.
Emoción.
No hago escenas y me
molesta cuando alguien las hace. No me impresionan las personas que dan rienda
suelta a sus emociones. Mi lema es: guárdalo para ti. Nadie me ve llorar jamás.
No recuerdo que alguien me haya enseñado en mi infancia que las emociones son
positivas. Ahora advertiré cuando rechace mis sentimientos auténticos y
encontraré una manera sana de expresarlos.
Cuerpo físico.
Debería cuidarme. Mi
condición física es considerablemente peor de lo que era hace cinco o diez
años. No estoy satisfecho con mi cuerpo y no me interesa mucho la actividad
física. He escuchado sobre terapias corporales, pero creo que recibirlas sería
indulgente de mi parte y un poco excéntrico. Ahora advertiré cuando rechace el
aspecto físico de mi vida y le daré tiempo.
EL CAMBIO
Cada vez que estés
tentado de reaccionar de la misma vieja forma, pregúntate si quieres ser un
prisionero del pasado o un pionero del futuro.
Cambia los antiguos
hábitos que has ido cogiendo mientras te “educaban”, si estás aquí es porque
probablemente hayas comprendido que puedes ser mejor, y que, de hecho, ya lo
eres, solamente has de sacarlo a la superficie. No uses las mismas palabras de
antes si no te hacían sentir bien, no emplees las mismas acciones de antes si
no te han llevado allá donde querías; estás aquí y ahora, en este momento, a
punto de decidir dónde estarás mañana, y más consciente que nunca, tienes el
poder de revolucionar toda tu vida. Escoge el camino.
Deepak Chopra
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