10 VERDADES QUE NEGAMOS RECONOCER

 


Lao Tse enseña 10 verdades que negamos reconocer. Son de una enorme sabiduría y ponen al descubierto ciertas realidades que son difíciles de aceptar.

 

VERDADES ESENCIALES

10 verdades que nos negamos a reconocer.

 

Lao Tse es uno de los personajes más debatidos de la historia, a pesar de que se le considera uno de los filósofos más relevantes de la cultura china. Su aparente legado, el libro Tao Te King, se convirtió en la base de la filosofía taoísta, que promueve un estilo de vida basado en la naturaleza, la sencillez y la no violencia. El Taoísmo se parece al panteísmo que promueve el Dios de Spinoza pero tiene notables diferencias.

 

Muy poco se conoce sobre su vida e, incluso, hay quienes afirman que se trata de un personaje ficticio. De hecho, Lao Tse también es un título honorífico compuesto por dos sinogramas: el primero significa “anciano” y el segundo es un antiguo título de respeto que se aplicaba a los eruditos más virtuosos; por lo que su nombre significa “viejo maestro”.

 

Tendemos a dar vueltas una y otra vez sobre las mismas cosas, pero es una actitud que no nos lleva a ningún sitio. -consejos de la filosofía taista-

 

TAO TE KING

 

Lao Tse y la filosofía del Tao Te King

 

“Aprender a fluir con el mínimo esfuerzo”. Si hay que cambiar de dirección, se da media vuelta y se hace, sin pensarlo más. -filosofía de Lao Tse-

 

Otros afirman que Lao Tse vivió realmente en el norte de China, en algún momento entre los siglos VI y IV a. C., aunque probablemente nunca podremos despejar las dudas con certeza. En cualquier caso, algunas de las frases que se le atribuyen son de una enorme sabiduría y ponen al descubierto ciertas verdades que, a veces, nos negamos a reconocer.

 

Veamos las 10 verdades...

 

TOMAR DECISIONES

 

“Si no cambias la dirección, puedes terminar donde has comenzado”

 

El taoísmo promueve la idea de aprender a fluir con el mínimo esfuerzo —a diferencia de la mentalidad occidental, que promueve la perseverancia contra viento y marea—. Sin embargo, tan importante como perseverar es saber cuándo ha llegado el momento de abandonar y cambiar nuestros planes. Muchas personas han fracasado, volviendo al punto de retorno, simplemente, porque se han empecinado en seguir con sus planes, sin percatarse de que era momento de cambiar.

 

LO BUENO Y LO MALO

 

“Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe”

 

Este guiño a la Psicología Positiva a ultranza nos invita a tener en cuenta la dualidad que existe en todos los fenómenos que nos rodean, incluso en nosotros mismos. Nos anima a desarrollar una visión más realista del mundo y de las personas, que no significa más pesimista, sino más amplia y objetiva. El pensamiento positivo es bueno, pero su exceso puede ser dañino y limitante.

 

FORTALEZA

 

“El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso”

 

En la vida estamos acostumbrados a reaccionar. Cuando alguien nos critica, por ejemplo, nos ponemos a la defensiva y le devolvemos el golpe. Nadie nos ha enseñado a responder. Responder significa evaluar detenidamente la situación, gestionar nuestras emociones y dar la respuesta más adecuada. Cada vez que reaccionamos, aunque aparentemente sometamos a la otra persona, en realidad estamos cediendo el poder porque permitimos que esa persona o situación nos desestabilice emocionalmente.

 

PREOCUPACIONES

 

“Deja de pensar y termina con tus problemas”

 

Nos negamos a reconocerlo, pero la fuente de nuestros mayores problemas se halla en el pensamiento. A través del pensamiento hacemos una tormenta en un vaso de agua. Lao Tse nos anima a salir de ese círculo vicioso que solo genera una preocupación inútil y nos bloquea. Se trata de dar los pasos necesarios para resolver los problemas, en vez de quedarnos estancados en ellos. Es sentido común, pero cuando estamos inmersos en situaciones complicadas, nos resulta muy difícil deshacernos de la tela de araña que hemos tejido a nuestro alrededor.

 

SABIDURÍA

 

“Darte cuenta de que no entiendes algo es una virtud; no darte cuenta de que no entiendes algo es un defecto”

 

En una sociedad que enaltece el conocimiento, no saber está mal visto, por lo que muchas veces nos avergonzamos de ello. Sin embargo, en algunos casos, el conocimiento puede cegarnos e impedir que nos abramos a nuevas perspectivas. Saber algo siempre implica negar otra cosa, por lo que puede limitarnos si no somos capaces de mantener la mente lo suficientemente abierta a nuevas posibilidades. Por eso, nunca debemos avergonzarnos de no saber algo, peor aún es fingir que lo sabemos y quedarnos en la ignorancia.

 

VIVIR

 

“Un humano con coraje externo se atreve a morir; un humano con coraje interior se atreve a vivir”

 

Vivir plenamente da más miedo que morir. De hecho, las personas que se mantienen durante años en su zona de confort, que siguen las tradiciones sin comprenderlas y que no se atreven a perseguir sus sueños mueren un poco cada día. El verdadero desafío radica en atreverse a vivir, con nuestras ilusiones, contradicciones y problemas, sin buscar chivos expiatorios ni seguir ideales externos que se conviertan en tristes substitutos del sentido de la vida.

 

ERRORES

 

“Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie”

 

El taoísmo es una filosofía que nos anima a confiar en el curso de los acontecimientos, nadando a favor de la corriente, nunca en contra. Por eso, Lao Tse afirma que, a veces, los obstáculos que encontramos son signos de que no vamos por buen camino. En ese caso, en vez de empecinarnos en seguir adelante, lo más inteligente es detenerse y dar un paso atrás. Al igual que hacen los pintores, esa distancia nos permitirá ver el cuadro en perspectiva y decidir qué es lo más conveniente.

 

La felicidad no se basa en acumular cosas, debemos intentar ser felices aquí y ahora. -consejos de la felicidad taoísta-

 

EVOLUCIONAR

 

“Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”

 

El ego que hemos alimentado a lo largo de la vida es el principal obstáculo para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Solo podemos dar el salto cualitativo cuando somos capaces de dejar atrás ciertas versiones de nosotros mismos, dándonos cuenta de que la persona que somos hoy, no es la misma que fuimos ayer. Esa “inestabilidad” puede generar cierta sensación de vértigo, pero solo cuando nos deshacemos de los estereotipos, falsas creencias e incluso de nuestro “yo” pasado podemos alcanzar nuestro auténtico potencial. Debemos dejar de ser muchas de las cosas que somos para convertirnos en la persona que realmente deseamos ser.

 

ACEPTACIÓN

 

“La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos —solo crea dolor—. Deja que la realidad sea la realidad”

 

Nuestra sociedad nos ha enseñado a buscar siempre la seguridad, de manera que tenemos grandes dificultades para lidiar con la incertidumbre. Por eso, buscamos afanosamente la seguridad en puestos de trabajos que podemos perder en cualquier momento, en relaciones que no son eternas o en posesiones que se rompen o quedan obsoletas. Lao Tse nos propone una forma de vivir diferente al explicarnos que una de las principales fuentes de dolor y sufrimiento es nuestra tendencia a aferrarnos a la seguridad y negar el cambio. Sin embargo, negar la naturaleza cambiante de la realidad no la borrará, al contrario, nos impedirá lidiar con ella de manera adaptativa y recuperarnos del golpe.

 

FELICIDAD

 

“Quien no es feliz con poco, no lo será con mucho”

 

No es más desdichado quien menos tiene sino quien más quiere. La felicidad no radica en acumular cosas o relaciones, es un estado interior de satisfacción, bienestar y paz. Eso no significa que debamos contentarnos y no esforzarnos por mejorar y alcanzar nuevos objetivos, como muchos creen erróneamente. Significa que debemos intentar ser felices aquí y ahora, mientras recorremos el camino que nos llevará a hacer realidad nuestras ilusiones. Postergar la felicidad hasta que alcancemos la meta es la garantía para ser infelices siempre.

 

Nunca debemos avergonzarnos de no saber algo, no tengas miedo a preguntar. -Lao Tse te invita cuestionar tu vida-

 

LAO TSE


CONGOROSA

 


Nombre vulgar:  Congorosa,  Chuchuwasi,  Maiteno, Espinheira-santa.

 

Para casos de gastritis, reflujos, dolores de estómagos, úlceras gástricas y acidez, ya que los componentes presentes en esta planta tiene una fuerte acción antioxidante y protectora celular y, además de esto, reducen la acidez gástrica, protegiendo así la mucosa del estómago.

 

Se aplica como diurético, laxante, depurativa de la sangre, antiinfecciosas.  Su infusión es utilizada como analgésica, antiasmática, antipéptica, bactericida, anticancerosa.   Los guaraníes usaban esta hierba en el Paraguay, como contraceptivo y regulador de la fertilidad, y para inducir menstruación y abortos.

 

La congorosa tiene acción analgésica y cicatrizante, por eso puede ayudar en el tratamiento de problemas de piel como acné, eczemas o cicatrices.

Características:

Es un arbusto nativo del noreste de Argentina, gran parte de Paraguay, la región sur del Brasil y Uruguay. 

 

Es un perennifolio que llega a medir cinco metros de altura. Tiene ramas delgadas, copa ancha, tronco recto.  Sus hojas son simples, alternas, irregularmente elíptico-oblongas, coriáceas, de hasta 7 cm de diámetro, borde espinoso dentado, margen amarillo, ápice espinoso verde muy brillante en el haz y pálidas en el envés.  Las flores son pequeñas; las masculinas son de color amarillo amarronado y las femeninas verdes con líneas púrpuras.  El fruto es una cápsula amarilla bivalva, que contiene una o dos semillas, y se encuentra cubierta por una membrana de color rojo. Su semillas tienen gran poder de diseminación. Crece en terrenos fértiles, requiere abundante humedad y es de crecimiento lento.

 

Otros usos de la Congorosa

Muchas veces se utiliza como leña, para producir carbón vegetal.

 

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Fuente: Hierbas Medicinales


LUNA LLENA en Piscis – 31 de Agosto 2023

 


Ya estamos en la segunda Luna Llena de este mes, fenómeno que llamamos Luna Azul. Por supuesto que la Luna no se va a volver de color azul ni la vas a ver de este color. El único cambio de color que podrás observar en ella será como en la primera luna llena de este mes, ese tono anaranjado que habitualmente toma cuando se eleva desde el Submundo, por el horizonte y que se debe a la dispersión de la luz solar en la atmósfera en esos momentos. Este «fenómeno» como dije en el último artículo sobre la primera Luna Llena de Agosto, pasa cuando hay dos lunas llenas en el mismo mes y luego la segunda es la que llamamos Luna Azul. Esto es algo que ocurre, aproximadamente, cada dos años y medio. La última vez fue en octubre del 2020. Ésta en particular, es un Super Luna Llena, por tanto su tamaño y brillo nos parecerán más impresionante que nunca.

 

Todo esto no quiere decir que la imaginación y la poesía astrológica no puedan encontrar un significado en este magnífico símbolo cósmico. Para empezar si sólo miramos la astronomía de ello, nos encontramos con la dualidad del ciclo lunar. La Luna realiza una órbita completa alrededor de la Tierra cada 28 días y siete horas (un mes sideral) pero el ciclo de fases lunares se completa en 29,53 días (mes sinódico) ya que en éste tomamos en cuenta el movimiento solar también, es decir tomamos en cuenta el periodo entre dos lunas nuevas, por ejemplo. EL mismo ciclo lunar, aún así, dependiendo como lo miremos, en dos tiempos diferentes. Algo que en nuestra vida de cada día experimentamos a menudo, es precisamente esa diferencia temporal entre lo que ven dos personas diferentes, o la misma persona en dos estados emocionales diferentes. Dos interpretaciones de un mismo evento, dos formas de verlo, de sentirlo. Dependiendo como nos sentimos en un momento en particular podemos dejarnos llevar por una u otra versión de lo mismo. Es lo que llamamos dualidad.

 

Dualidad es una característica de signos como Géminis (particularmente), Libra y por supuesto el signo en que se forma esta Luna Llena, Piscis.

 

Esta Luna Llena que se forma en el signo de los peces que van en direcciones opuestas va de la mano de Saturno, Dios del Tiempo y aquel que nos recuerda constantemente nuestra realidad humana, nuestras limitaciones, aquel que nos indica lo que podemos y lo que no podemos hacer. Dos arquetipos practicamente opuestos. Piscis, regido por Neptuno nos conecta con el viaje de la gota por las profundas aguas de mar, donde ella no tiene que hacer ningún esfuerzo para moverse, ya que el vaivén es constante y se puede dejar llevar y donde no hay límites para la imaginación, la creatividad, los sueños. En Piscis, la forma de diluye, se convierte en otras y donde la música toma una relevancia extraordinaria. Saturno, por su parte, es el enemigo de todo ello, ya que nos despierta de los sueños, nos recuerda las limitaciones de movimiento dentro de nuestras capacidades físicas y las órdenes sociales. En Piscis podemos volar conduciendo nuestro coche, desplazarnos a parages mágicos con cielos de los colores más espectaculares, con Saturno pagamos multas si nos pasamos de la velocidad permitida y el coche que vuela aún no se ha inventado. Claro está que siempre hay una forma holística de ver esta dualidad, y es que Saturno puede ayudar a esta Luna en Piscis a realizar sus sueños, siempre que uno tenga claro cual es el sueño y esté dispuesto a trabajar por ello. Saturno nos recuerda que sin trabajo no hay excelencia. Si quiero ser bueno en algo me lo debo trabajar, aunque haya nacido con mucho talento para ello. Sólo el talento no me asegura la excelencia.

 

Así que esta Luna Llena acompañada de estos peces entrelazados nos invita a navegar por aguas contenidas. Júpiter, el regente tradicional de Piscis se encuentra en Tauro y en trígono al Sol, lo que nos llena de optimismo, y entusiasmo, respecto de nuestras posibilidades, pero con la contrariedad impertinente que se pondrá retrógrado el 5 de Septiembre y nos obligará a «frenar» en nuestro entusiasmo y asegurarnos que tenemos lo que se necesita para hacer eso lo que queremos hacer. Aunque Júpiter dice que sí, en su retrógrado nos sugerirá dar un paso atrás y cerciorarnos que es así.

 

Neptuno, el regente contemporáneo de Piscis, y en su propio signo desde el 2011, se encuentra en oposición a Marte en Virgo, y esta es una conversación entre estos dos arquetipos también muy diferentes. Uno quiere acción (Marte) y el otro (Neptuno) nunca tiene prisa, le gusta tomarse las cosas con calma y confía mucho más en el Destino que Marte. La lucha es aquí en contra de la procrastinación neptuniana que se distrae en busca de la Belleza y la Unidad. Pero como hablamos de una Luna Llena, también es cierto que podría ser una buena idea, tomarnos 2 o 3 días libres para poder pensar en un plan de acción más adecuado.

 

Buscar inspiración o evasión a través de la música sería una buena medicina sugerida por Neptuno, si ésta (la música) es tu herramienta de trabajo, entonces déjala fluir sin expectativas. Si no lo es, déjate acompañar por ella, en lo que sea que estés haciendo.

 

El Sol, recién entrado en Virgo, activa esta dualidad Virgo-Piscis que nos habla de la importancia de la satisfacción en el trabajo para poder tener una buena salud física y mental, de lo indispensable de encontrar un sentido de servicio en lo que sea que hacemos y por encima de todo, la comprensión que aquello que me hace único, que expresa mi necesidad de excelencia es en definitiva, para devolverlo al mar de la consciencia colectiva.

 

Los Nodos Lunares continuan en cuadratura a Plutón, ya menos exactamente que en la anterior Luna Llena de Agosto, pero esta vez los Nodos se encuentran alineados con Eris, prima hermana de Plutón, en temperamento y puede traernos más desavenencias con la inmigración, territorio muy delineado por Eris, que simboliza, «la no invitada», aquella que su presencia nos amenaza y disturba, la Maléfica de la Bella Durmiente, la que nos provoca discordia, de hecho Eris, es la Diosa de la Discordia. Este es un tema que tenemos sobre la mesa desde hace mucho y que todos los políticos parecen seguir evitando como si de un virus peligroso se tratase. Este es un tema que concierne al mundo entero, ya que todos tenemos derecho a vivir donde podamos sobrevivir sin que importe donde hemos nacido. La nacionalidad no nos define, ni debería limitarnos a la hora de buscar una vida digna y en paz. Con 6 planetas en retrógrado, esta es una buena oportunidad para llevar nuestra mirada hacia este dilema mundial y tratar de encontrar soluciones. Seremos capaces?

 

Kirón acompaña esta conjunción de Eris con el Nodo Norte, por tanto un atisbo de toma de consciencia y una intensa compasión característicos de Piscis, nos puede llevar a buscar estrategias para curar estas divisiones entre nosotros, esta falta de paciencia con las opiniones y creencias diferentes a las nuestras. Después de todo, «Todos» nos encontramos en este pequeño gran planeta, practicamente insignificante en el contexto cósmico y tan Grande e importante para todos nosotros.

 

Feliz Luna Llena en Piscis a todos y no olvides escuchar mi último podcast: Astrología Música y Tomate

 

Cristina Laird – Astrologia Arquetipica

 


LA MENTE LIBRE ES CONSCIENTE DE SU LIBERTAD

 


La mente en libertad puede vivir conscientemente cuando alcanza a ser libre de todo esfuerzo y el cerebro condicionado puede librarse de toda programación.

 

BUSCAD LA LIBERTAD

Buscad solo, solo todo aquello que os dé absoluta libertad

 

Libertad no significa caos. Libertad significa más responsabilidad; tanta responsabilidad que nadie necesita interferir en tu vida. No hace falta hacer nada, el gobierno no necesita interferir contigo, la policía no necesita interferir contigo, la ley no tiene nada que ver contigo; simplemente estás fuera de su mundo.

 

Para ser totalmente libre uno necesita ser totalmente consciente, porque nuestra esclavitud está enraizada en nuestra inconsciencia; no viene del exterior. Nadie puede quitarte la libertad. Pueden aniquilarte, pero no se te puede arrebatar tu libertad a menos que tú la entregues. En última instancia, siempre es tu deseo de no ser libre lo que hace que dejes de ser libre. Es tu deseo de ser dependiente, tu deseo de dejar la responsabilidad de ser tú mismo, lo que hace que dejes de ser libre.

 

Veamos que nos enseña el Maestro espiritual Jiddu Krishnamurti sobre la consciencia de libertad...

 

¿ES POSIBLE SER LIBRE?

¿Podemos, tal como somos vivir con total libertad?

 

¿Podemos, tal como somos –condicionados, moldeados por las influencias, la propaganda, los libros, las películas, las radios, las revistas, con el efecto que tienen estas cosas sobre nuestra mente– podemos vivir con total libertad?

 

No solo la libertad consciente sino la libertad en la raíz misma de nuestro ser. Pareciera que este es el reto, esa es la única cuestión, porque si no somos libres, no podemos amar, solo podemos tener celos, ansiedad, afán de dominar, de sentir placer, a través del sexo u otro. Si no somos libres, no podemos ver con claridad y captar ese sentido de la belleza.

 

EL TIEMPO

 

¿Se alcanza la libertad a través del tiempo?

 

¿Se alcanza la libertad a través del tiempo, a través de un proceso gradual? No soy libre porque tengo ansiedad, miedo, soy esto o aquello, tengo miedo a la muerte, a mi vecino, a perder mi trabajo, a que mi esposo me deje sola, todas estas cosas que uno intensifica a lo largo de la vida. No soy libre. Puedo liberarme de todas esas cosas si las suelto una por una, si las elimino, aunque eso, una vez más, no es libertad. ¿Se alcanza la libertad a través del tiempo? Es obvio que no, porque en el momento en que uno introduce el proceso del tiempo, se esclaviza más y más. Si quiero liberarme gradualmente de la violencia practicando la no-violencia, en esa práctica gradual todo el tiempo estoy sembrando la semilla de la violencia. Así pues, se trata de una pregunta fundamental cuando cuestionamos, ¿es posible alcanzar la libertad, o mejor dicho, surge la libertad a través del tiempo?

 

La siguiente pregunta es, ¿puede uno ser consciente de esa libertad? Si uno dice: “Soy libre”, entonces no es libre. De modo que la libertad de la que hablamos no es el resultado de un esfuerzo consciente de alcanzar, y en consecuencia, yace más allá de todo esto, más allá del campo de la consciencia. No depende del tiempo.

 

LIBERTAD PSICOLÓGICA

 

Nada impide la libertad

 

Vivimos a un nivel factual, es el caso de los niños que aprenden hechos en la escuela. ¿Es esa actividad factual cotidiana y necesaria un impedimento para la libertad psicológica?

 

Realmente, nada impide la libertad psicológica, ¡nada! El impedimento surge de la resistencia. Sin resistencia de ninguna clase, no existe ningún problema psicológico. Si pone resistencia en las actividades de su vida cotidiana, ganarse la vida, la educación de sus hijos, el aburrimiento de todo esto, la rutina, el trabajo cotidiano de lavar los platos con resistencia, entonces eso se convierte en un problema. Pero si está atento a todo el proceso del vivir, a saber, la rutina, los hábitos, el fastidio, la ansiedad, la agonía, los miedos, la dominación, la posesividad, cuando es consciente de todo ello sin ninguna elección (no puede hacer nada contra la lluvia o el perfil de las montañas y si puede mirar su propia actividad con calma, sin ninguna elección ni resistencia), entonces no hay ningún problema psicológico. Sólo eso trae libertad.

 

VIVIR SIN ESCLAVITUD

 

Actuar sin ser esclavos

 

La mente consciente es aquella que está ocupada con los sucesos del día a día de la vida, es una mente que aprende, que se ajusta, que adquiere una técnica, ya sea científica, médica o burocrática. La mente consciente del hombre de negocios se vuelve esclava del trabajo que está haciendo. La mayoría estamos ocupados de 9 a 5, casi todos los días de nuestra vida, ganándonos el sustento. Pero cuando la mente dedica gran parte de su vida aprendiendo y practicando una técnica, tanto si es mecánico, cirujano, ingeniero, hombre de negocios, esto o aquello, como es natural, acaba volviéndose esclava de esa técnica. Creo eso es bastante obvio. Así mismo, el ama de casa es esclava de su casa, de su esposo, de cocinar para sus hijos, igual que el hombre es esclavo de su trabajo; y ambos son esclavos de la tradición, de las costumbres, del conocimiento, de las conclusiones, de las creencias, de su propio pensar condicionado. Aceptamos esa esclavitud como algo inevitable, nunca investigamos para descubrir si podemos actuar sin convertirnos en unos esclavos. Al aceptar de forma inevitable el ganarnos el sustento, también aceptamos de forma inevitable la esclavitud de la mente, sus miedos, y así introducimos la rutina en nuestra existencia diaria.

 

LIBERTAD MENTAL

Libertad no implica elección

 

Uno cree que es libre si puede elegir. No sé si alguna vez han investigado esta cuestión de la elección. Tienen una gran variedad a su alcance: numerosos maestros, gurús, yoguis, filósofos, científicos, psicólogos, analistas, todos bombardean su mente sin cesar, día tras día, y eligen de entre ellos, a aquellos que consideran deberían seguir y escuchar...

 

EL PASADO

 

Liberarse del pasado

 

Liberarse de todo es liberarse del pasado; es el estado de una mente que dice, “no sé,” y que a la vez no busca una respuesta. Una mente así no busca nada en absoluto, no espera nada; y solo en ese estado, uno puede decir, “comprendo”. Es el único estado en el que la mente es libre, y desde ese estado uno puede ver lo conocido, pero no al revés. Desde lo conocido, no se puede ver lo desconocido; pero cuando uno comprende ese estado de libertad de la mente, esa mente que dice, “no sé” y permanece con ese no saber y es por tanto, es inocente, desde ese estado uno puede funcionar, puede ser un ciudadano, estar casado, o lo que quiera. Entonces, lo que uno hace es relevante, tiene un significado en la vida. Pero nos mantenemos en el campo de lo conocido, con todos sus conflictos, luchas, disputas, agonías, y desde ese campo intentamos encontrar lo desconocido, por lo tanto no buscamos realmente libertad. Lo que queremos es la continuación, la extensión de la misma vieja cosa: lo conocido.

 

LA ATENCIÓN

 

La libertad surge de la atención total

 

Percibir, observar completamente los celos y liberarse de los mismos, no es un asunto de tiempo sino de atención completa, de un darse cuenta crítico, de observación instantáneamente, sin elegir ninguna de las cosas que surgen. Entonces hay libertad, no en un futuro sino ahora, de esto que llamamos “celos”.

 

Lo mismo se aplica a la violencia, al enojo o a cualquier otro hábito, ya sea fumar, beber o el hábito sexual. Si observa con atención, con toda su mente y corazón, si está inteligentemente atento a todo su contenido, entonces hay libertad. En ese estado de atención, en ese momento, cualquier cosa que surge, el enojo, los celos, la violencia, la crueldad, las dudas del doble sentido, la enemistad, todas estas cosas pueden observarse instantáneamente, completamente. De ser así hay libertad, y lo observado desaparece. Así pues, no es posible limpiar el pasado a través del tiempo; el tiempo no es el camino a la libertad.

 

CUESTIONARSE

 

Libertad para investigar

 

Libertad significa no seguir a nadie, ¿verdad? Uno debe estar libre para investigar y no aceptar, no buscar un guía, un sistema, un salvador, un gurú. La libertad implica que debe tener la capacidad para cuestionar, no lo que otro dice, sino cuestionarse uno mismo, inquirir, examinar toda la estructura de la mente humana, es decir, nuestra mente, su mente. Cualquier clase de conformidad, de imitación de un patrón o modelo, impide investigar con libertad. Lo que vamos a hablar requiere que tengan libertad para escuchar, no sólo las palabras sino el significado de las palabras; así como no ser esclavos de las palabras, no aceptar o negar lo que dice quien les habla, tan sólo escuchar para descubrir.

 

NOS ESCLAVIZAN

 

El margen de libertad se está volviendo muy estrecho

 

Si lo observa, verá que el margen de libertad se está volviendo muy, muy estrecho. La política, la religión y la tecnología moldean nuestras mentes y nuestro cotidiano reduce esa cualidad de libertad. Cuanto más civilizados, menos libertad tenemos. No sé si han observado cómo la civilización nos transforma en técnicos, y una mente formada en base a la técnica no es una mente libre. Una mente moldeada por la iglesia, por los dogmas, por las organizaciones religiosas no es una mente libre. Una mente nublada por el conocimiento no es una mente libre. Si lo observamos en nosotros mismos, es evidente que nuestras mentes están llenas de conocimientos, sabemos mucho. Nuestras mentes están limitadas por las creencias, por los dogmas que las religiones organizadas de todo el mundo han establecido. Nuestra educación es un gran proceso de adquisición de técnicas para ganarnos la vida, y todo alrededor nuestro moldea nuestra mente, cada influencia nos regula, nos controla. De modo que el margen de libertad se está volviendo más y más estrecho.

 

LIBRE DE TODO ESFUERZO

 

La libertad no se puede entender por medio del conflicto

 

Existen dos tipos de libertad, ¿verdad? Está la libertad respecto a algo como, por ejemplo, estar libre de enojo; pero esa libertad es una reacción y, evidentemente, no es libertad. Estar libre de su nacionalidad no significa absolutamente nada; una persona muy inteligente está libre de este veneno particular pero eso no es libertad en absoluto. Y también existe otra clase de libertad: un estado de la mente totalmente libre de todo esfuerzo. Dicha libertad es amor; no es como cuando dicen: “Debo aprender a amar, debo practicar el amor; odio a la gente pero voy a luchar, voy a tratar de amar.” Eso no es amor. La libertad es un estado de la mente en el que el amor no es el opuesto del odio, de los celos o de la violencia. Cuando tratamos con opuestos e intentamos liberarnos de uno para alcanzar el otro, ese otro tiene sus raíces en ese mismo opuesto. ¿No es así? No se puede comprender la libertad por medio del conflicto.

 

CAMINO A LA LIBERTAD

La libertad es ser independiente

 

La libertad es ser independiente, es no tener apegos, miedos, ser libre en la comprensión del deseo, el cual alimenta la ilusión. Hay una inmensa fuerza en ello, en esa independencia. El cerebro condicionado, programado, nunca es libre porque está lleno de conocimiento; y aquello que está programado, ya sea religioso o tecnológico, siempre es limitado. Esta limitación es el principal factor de conflicto. La belleza es peligrosa para un hombre que desea.

 

LIBERTAD Y ORDEN

 

La libertad es orden, nunca es desorden

 

Y uno debe tener libertad completa, tanto externa como interna. Sin libertad no hay claridad, sin libertad no se puede amar, sin libertad no se puede encontrar la verdad, sin libertad no es posible ir más allá de la limitación de la mente. Necesita libertad, y debe exigirla con todo su ser; si la exige de ese modo, descubrirá por sí mismo lo que es el orden. Orden no significa seguir un patrón, un diseño, no es el resultado de un hábito...

 

La libertad no se puede dar; la libertad es algo que surge cuando uno no la busca. Surge cuando uno descubre que es prisionero, cuando descubre por sí mismo el estado de estar condicionado, cuando descubre que es un prisionero de la sociedad, la cultura y la tradición, o de alguna cosa que le hayan contado. La libertad es orden - nunca desorden - y uno debe tener libertad, libertad total, tanto externa como internamente. Sin libertad no hay claridad, sin libertad, no puede amar, sin libertad no puede hallar la verdad; sin libertad no puede ir más allá de las limitaciones de la mente. Debe exigirla con todo su ser. Y cuando la exija de esta manera, descubrirá por sí mismo lo que es orden – y orden no es seguir un patrón, un molde; no es el resultado de un hábito.

 

LA VIRTUD

 

La virtud es libertad

 

La virtud es libertad, no es un proceso de aislamiento. Solo en libertad, puede existir la verdad. Por lo tanto, es esencial ser virtuoso, y no respetable, porque la virtud produce orden. Solo el respetable está confuso, en conflicto; solo el respetable ejerce su voluntad como medio de resistencia, y una persona así nunca puede encontrar la verdad, porque nunca está libre.

 

EL DOLOR

 

La urgencia de ser libre nace del dolor

 

Liberarse de algo no es libertad. Puede intentar liberarse del enojo, no digo que no deba estar libre de enojo, lo que digo es que eso no es libertad. Puede estar libre de codicia, mezquindad, envidia, y una docena de cosas más, y aun así no ser libre. La libertad es una cualidad de la mente, y esa cualidad no surge a través de una cuidadosa y respetable búsqueda o investigación, ni a través de un minucioso análisis o agrupando ideas. Por eso es importante ver la verdad de que la libertad que normalmente pedimos siempre es en relación a algo, como estar libre de sufrimiento. Sin embargo, no existe esa libertad del sufrimiento porque buscar liberarse del sufrimiento es una reacción, por tanto, no se liberará así de su sufrimiento. ¿Lo he expuesto con claridad? Por distintas razones sufro y digo que quiero liberarme; la urgencia de liberarme del sufrimiento nace del dolor. Sufro debido a mi esposo, a mi hijo o cualquier otro, y como no me gusta ese estado que vivo, quiero evitarlo. Ese deseo de libertad es una reacción, no es libertad.

 

Su elección se basa pues en su confusión, como es lógico, tanto si siguen o escuchan a un maestro, a un gurú, a un filósofo. Por tanto, ahí empieza su dependencia aunque al elegir creen que son libres. No cabe duda que la confusión es el trasfondo de la elección, ¿no están confundidos cuando eligen? ¿No se sienten inseguros cuando eligen uno de entre todos ellos? De modo que, en esencia, la elección surge de la confusión.

 

«Vivir en este mundo, esa es la única cosa inevitable en la vida. Y, sin duda, la pregunta es, ¿es posible vivir en libertad en este mundo?»

 

SER REALMENTE LIBRE

 

Ser realmente libre, estar completamente libre de todas las pequeñas demandas

 

Mientras uno paseaba por la playa, las enormes olas rompían con una fuerza y unas curvas maravillosas. Uno caminaba contra el viento y de repente sentía que no había nada entre uno y el cielo, y que este espacio era sagrado. Estar del todo abierto, vulnerable a las montañas, al mar, y a las personas, es la esencia misma de la meditación. No tener resistencias, no tener barreras internas contra nada, ser realmente libre, estar completamente libre de todas las pequeñas demandas, de los impulsos, de las exigencias, con todo su conflicto y hipocresía, eso es caminar por la vida con los brazos abiertos. Y aquella noche, mientras caminaba por la arena mojada, rodeado de gaviotas, uno sintió una sensación extraordinaria de libertad abierta y la gran belleza del amor, el cual no estaba en uno ni fuera de uno, sino en todas partes.

 

«Debéis echar alas, nuevas alas cada día, para volar a la altura del reino de la felicidad; buscad solo, solo todo aquello que os dé absoluta libertad.»

 

Jiddu Krishnamurti


LA CIENCIA DEL AUTOCONOCIMIENTO O CONSCIENCIA

 


La revelación de lo esencial para entender el conocimiento y el autoconocimiento o consciencia; dualidad de la mente entre lo relativo y lo absoluto.

 

Imagen La ciencia del autoconocimiento o consciencia

LA CIENCIA DE LA CONSCIENCIA

Una ciencia es un medio de adquirir conocimiento válido, conocimiento que puede ser verificado independientemente.

 

Pero, ¿cuál es la definición correcta de conocimiento válido? ¿Es el conocimiento válido meramente porque puede ser verificado independientemente, o hay algún otro patrón más estricto por el que podamos medir la validez de un conocimiento dado?

 

Como hemos visto, hay dos formas de conocimiento válido: el conocimiento que es relativamente válido y el conocimiento que es absolutamente válido. Por consiguiente, hay también dos formas de ciencia, ciencia relativa y ciencia absoluta. Excepto la ciencia espiritual, que es la ciencia del autoconocimiento verdadero o consciencia, todas las formas de ciencia son ciencias relativas, debido a que el conocimiento que buscan adquirir es solo relativamente válido.

 

Desde el punto de vista relativo de nuestra vida como un individuo en este mundo material, el conocimiento buscado y adquirido por las distintas ramas de la ciencia objetiva puede ser válido y útil, pero tal conocimiento no es absolutamente verdadero. No es válido y verdadero bajo todas las circunstancias y en todas las condiciones o estados. Las leyes de la ciencia que experimentamos como verdaderas en este estado de vigilia pueden ser experimentadas como no-verdaderas en el sueño con sueños. En el sueño con sueños, por ejemplo, a veces somos capaces de desafiar la ley de la gravedad volando. La ley de la gravedad, que es innegablemente válida de acuerdo a nuestra experiencia en este estado de vigilia, no es siempre igualmente válida en el sueño con sueños.

 

Todo el supuesto conocimiento científico, aunque es válido de acuerdo a la experiencia en este estado de vigilia, no es válido de acuerdo a la experiencia en el sueño profundo. De hecho, la experiencia en el sueño profundo pone en cuestión la validez de todo nuestro conocimiento y experiencia en este estado de vigilia. Aunque cada uno de nosotros podamos ser capaces de verificar independientemente la validez del conocimiento científico en este estado de vigilia, en el sueño profundo ninguno de nosotros puede verificar ni siquiera la existencia de este mundo.

 

En este estado de vigilia asumimos que este mundo existía mientras estábamos dormidos profundamente, pero no tenemos ningún medio por el que podamos verificar independientemente la validez de esta asumición. Para verificarla, debemos depender del testimonio de otras gentes que afirman haber estado despiertas mientras estábamos dormidos, pero esas otras gentes son parte del mundo cuya existencia deseamos verificar, de modo que ellos no pueden ser testigos independientes.

 

Algunos filósofos creen que aunque mucho de nuestro conocimiento concerniente a este mundo es relativo, nuestro conocimiento de las leyes de las matemáticas es absoluto. Ellos creen que puesto que dos más dos son cuatro bajo todas las circunstancias y en todas las condiciones, ello debe ser una verdad absoluta. Sin embargo, su asumición de que ello es verdadero bajo todas las circunstancias y en todas las condiciones es incorrecta, debido a que depende de la condición obvia de la existencia de dos. En el sueño profundo no experimentamos la existencia de dos, de modo que ninguna de las leyes de las matemáticas es válida en ese estado. Las matemáticas son una ciencia de dualidad y multiplicidad, y como tal es inherentemente relativa. Es relativa principalmente para la mente y su poder de imaginación, debido a que solo cuando la mente imagina la existencia de más de uno, vienen a la existencia las leyes de las matemáticas.

 

Todo nuestro conocimiento de dualidad es relativo, y por lo tanto aunque pueda ser relativamente válido, no es absolutamente válido. El único conocimiento que podemos considerar como absolutamente válido y verdadero es un conocimiento que es perfectamente no-dual —es decir, un conocimiento que se conoce solo a sí mismo y que es conocido solo por sí mismo.

 

Un conocimiento que es conocido por una consciencia otra que sí misma, implica necesariamente dualidad, distinción y relatividad. Por lo tanto, la única ciencia que podría ser absolutamente verdadera y válida es la ciencia de la consciencia, o más precisamente, la ciencia de la autoconsciencia.

 

¿Qué es consciencia?

 

Es el poder de conocer, o poder para conocer. O para ser más preciso, es el poder dentro de nosotros que conoce. Sin embargo, puesto que eso que conoce es solo nosotros, la consciencia no es algo otro que nosotros, sino nuestro ser o esencia mismo.

 

De todas las cosas que conocemos, la primera es nuestro ser, que conocemos siempre como «yo soy». Todo nuestro otro conocimiento viene y se va, pero este conocimiento primero y más básico, «yo soy», no viene ni se va, sino que es experimentado por nosotros constantemente, en todos los tiempos y en todos los estados. Así pues, nuestra naturaleza misma como consciencia es conocernos. La consciencia es siempre autoconsciente, y no puede sino ser consciente de sí misma —es decir, de su propio ser o «soy»-dad esencial.

 

La forma original y primaria de la consciencia es por lo tanto la autoconsciencia «yo soy». Tanto si la consciencia conoce alguna otra cosa como si no, ella siempre se conoce a sí misma. En cada conocimiento que experimenta, su conocimiento básico «yo soy» está presente.

 

Es decir, la consciencia experimenta todo su conocimiento de alguna otra cosa que sí misma como «yo soy [estoy] conociendo esto». Mientras se conoce a sí misma solo como «yo soy», conoce otras cosas como «estoy conociendo esto». Sin embargo, aunque siempre se conoce a sí misma como «yo soy», cuando conoce otras cosas en adición a sí misma, ella parece ignorar o pasar por alto su propio conocimiento básico «yo soy», y en lugar de ello da prominencia a lo que quiera que está conociendo.

 

Aunque la consciencia a veces parece estar conociendo otras cosas que a sí misma, su conocimiento de esas otras cosas es solo temporal, y, por consiguiente, ese conocimiento de otredad no es una parte esencial de su ser. En el sueño profundo sabemos que somos, pero no sabemos nada más, de modo que nuestro conocimiento de otredad es extraño a la consciencia esencial de nuestro ser.

 

Puesto que la consciencia de ser es permanente, mientras la consciencia de otredad es temporal, hay una clara distinción entre estas dos formas de consciencia. La primera es la consciencia esencial, mientras la segunda es un mero adjunto que está temporalmente sobreimpuesto en ella. Este adjunto temporal —que surge de la consciencia esencial no-dual de ser como una consciencia dualista de otredad, y que con ello parece estar sobreimpuesta en e íntimamente mezclada con la consciencia esencial —es la forma de consciencia limitada y relativa que llamamos nuestra «mente».

 

Para conocer otras cosas que a sí misma, la mente debe limitarse. Pero, ¿cómo puede la consciencia limitarse a sí misma? Solo eso que tiene una extensión definible o mensurable es limitado. Puesto que la consciencia no tiene fronteras, no tiene tal extensión definible, de modo que es ilimitada.

 

Una limitación de cualquier tipo requiere una o más dimensiones dentro de las que puedan establecerse fronteras definidas. Pero la consciencia no está confinada dentro de ninguna dimensión, y por lo tanto no tiene ninguna frontera que pueda limitarla de ninguna manera. Puesto que todas las dimensiones, fronteras, límites y extensiones son conceptos o pensamientos que son conocidos solo por la mente después de que ha surgido para conocer la otredad, están contenidos solo dentro de la mente y no tienen ninguna existencia independiente de ella. ¿Cómo entonces la mente se confina a sí misma dentro de cualquier límite?

 

La mente se limita a sí misma imaginándose ser uno de los objetos que ella conoce. Es decir, primero se imagina ser una forma, y solo después conoce las formas de otras cosas. Una forma es algo que está contenido dentro de límites, y que por lo tanto tiene una extensión definible en una o más dimensiones. Cada cosa finita tiene una forma de un tipo u otro, debido a que sin una forma una cosa no tendría límites y sería por lo tanto infinita. Todo lo que conocemos como otro que nosotros es una forma. Nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, percepciones y todas las otras cosas que son conocidas por la mente son formas, excepto, por supuesto, la consciencia esencial de ser, que es sin-forma y por lo tanto infinita.

 

La forma que la mente imagina ser ella misma es el cuerpo físico, a través de cuyos cinco sentidos ella percibe un mundo de objetos y otros cuerpos. La mente no puede funcionar o conocer algo otro que su propio ser sin imaginarse primero ser la forma de un cuerpo físico. La identificación con el cuerpo físico es tan fuerte que imaginamos que incluso los propios pensamientos acontecen solo dentro de él. Es decir, experimentamos las formas más groseras de los pensamientos, tales como percepciones, concepciones, imaginaciones visualizadas y pensamientos verbalizados, como si estuviesen aconteciendo todos en alguna parte dentro de la cabeza, y experimentamos las formas más sutiles de los pensamientos, tales como sentimientos y emociones, como si estuviesen aconteciendo en alguna parte dentro del pecho.

 

Cualquier cuerpo que en este momento imaginemos ser, ya sea el cuerpo presente en este estado de vigilia o algún otro cuerpo en uno de nuestros sueños, siempre imaginamos que toda la actividad mental está aconteciendo dentro de él, y que el mundo que percibimos a través de sus cinco sentidos, existe fuera de él. En el sueño con sueños, nos tomamos erróneamente por algún otro cuerpo, pero seguimos sintiendo que toda nuestra actividad mental está aconteciendo dentro de ese cuerpo, y que el mundo que percibimos a través de sus cinco sentidos existe fuera de él.

 

Sin embargo, aunque experimentamos los pensamientos como si estuvieran aconteciendo dentro del cuerpo que en este momento tomamos erróneamente por nosotros, seguimos sintiéndolos ser otros que nosotros. Habiendo limitado la consciencia al tomarnos erróneamente por este cuerpo finito, experimentamos todo lo demás que conocemos como si fuera otro que nosotros. Por nuestro acto mismo de limitarnos dentro de los confines de una forma particular, somos capaces de conocer todas las demás formas como aparte de nosotros.

 

De hecho, sin embargo, nuestro cuerpo, pensamientos y todos los otros objetos que conocemos, son solo imágenes que aparecen y desaparecen en la consciencia, y, por consiguiente, no tienen ninguna realidad sustancial otra que la consciencia. Es decir, todas las formas que conocemos son solo modificaciones que acontecen en la consciencia, como las olas en la superficie del océano. Lo mismo que el agua del océano es la única sustancia de la que están formadas todas las olas, así también la consciencia es la única sustancia de la que están formadas todas las cosas conocidas por nosotros.

 

Debido a que nos tomamos erróneamente por este cuerpo, imaginamos que tanto los pensamientos que parecen acontecer dentro de él como los objetos que parecen existir fuera de él, son todos otro que nosotros. Sin embargo, aunque para nosotros es absurdo imaginar que cualquiera de estas cosas, todas las cuales las conocemos solo dentro de la mente, son efectivamente otras que nosotros, esto es menos absurdo que la imaginación confusa que tenemos concerniente a este cuerpo, que tomamos erróneamente por nosotros. Aunque experimentamos este cuerpo como si fuera nosotros, y como si estuviéramos limitados dentro de los límites de su forma, sin embargo lo experimentamos como un objeto. Hablamos de mis brazos, mis manos, mis piernas, mi cabeza e incluso mi cuerpo, como si éstos fueran nuestras posesiones, pero al mismo tiempo los tomamos erróneamente por nosotros.

 

El conocimiento sobre nuestra identidad exacta es confuso y sin claridad debido a que, aunque tomamos erróneamente la forma de este cuerpo por nosotros, seguimos sabiendo que somos consciencia. Puesto que este cuerpo y la mente, que erróneamente se toma por «yo», son efectivamente experimentados por nosotros como dos cosas diferentes, no estamos seguros de cuál es realmente nosotros. Cuando decimos «mi cuerpo», estamos identificándonos con la mente, que conoce este cuerpo como un objeto. Pero a veces también decimos «mi mente», como si la mente fuese algo distinto de nosotros.

 

Debido a que sabemos que somos consciencia, que es de hecho infinita, pero al mismo tiempo nos imaginamos ser un cuerpo, que es finito, estamos perpetuamente confusos sobre nuestra identidad verdadera. Sin embargo, como resultado de esta confusión, nos sentimos como algo limitado, y, por consiguiente, somos capaces de conocer cosas como otro que nosotros.

 

La mente no es en realidad nada más que la consciencia esencial «yo soy», que es sin forma y por lo tanto infinita, indivisa y no-dual. Por consiguiente, puesto que es infinita, verdaderamente no hay nada más que ella para ser conocido. Sin embargo, al imaginarse ser una forma finita, es capaz de conocer otras formas como si fueran verdaderamente aparte de sí misma.

 

Por lo tanto, la mente es capaz de conocer otras cosas que sí misma solo engañándose para experimentarse como algo que ella no es —algo que es efectivamente solo un producto de su propia imaginación poderosa y autoengañosa. Nada de lo que experimentamos en un sueño es efectivamente otro que nosotros, pero al imaginarnos ser una de las formas imaginarias que experimentamos en ese sueño, experimentamos todas las demás formas en ese sueño como si fueran otras que nosotros.

 

Toda la dualidad o multiplicidad que la mente parece experimentar, es por lo tanto solo un producto de su poder de imaginación autoengañoso, y ella experimenta todos los múltiples productos de su imaginación solo imaginando que ella es uno entre ellos. Por lo tanto, aunque la mente es real como la consciencia de ser esencial y no-dual, como una consciencia que conoce otredad, es meramente una ficción de su propia imaginación, y por lo tanto es irreal.

 

Usamos el término «mente» para referirnos a la consciencia solo cuando ella parece conocer otredad. Cuando deja de conocer toda otredad, deja de ser una entidad finita separada, y por lo tanto permanece como la consciencia infinita «yo soy», que ella es siempre en realidad. Como nuestra verdadera consciencia infinita, ella se conoce solo a sí misma, pero como nuestra «mente», ella se imagina que conoce otras cosas y de ese modo es engañada.

 

Como la mente, no podemos obtener nunca el autoconocimiento verdadero, debido a que como ella, solo podemos conocer la consciencia «yo soy» mezclada con el conocimiento de otredad imaginario. Es decir, como la mente, el poder de atención, que es otro nombre para el poder de conocer o consciencia, está dirigido constantemente hacia otras cosas, y con ello es desviado de nosotros —de nuestro ser esencial, «yo soy».

 

Por lo tanto, si queremos obtener conocimiento verdadero, no podemos hacerlo a través de la mente. Debemos retirar nuestro poder de atención, que hasta ahora hemos estado dirigiendo constantemente hacia fuera, a través de la mente, sus cinco sentidos y todos sus pensamientos, y volverlo hacia sí mismo, hacia la consciencia real «yo soy».

 

Sin embargo, cuando lo hagamos, probablemente encontremos que inicialmente somos incapaces de focalizar la atención total y exclusivamente en la consciencia de ser extremadamente sutil, «yo soy», porque nuestro poder de atención ha devenido grosero y tosco debido al hábito constante de prestar atención solo a los pensamientos. Solo tratando repetidamente de focalizar la atención total y exclusivamente en la consciencia esencial «yo soy», obtendremos gradualmente la pericia requerida para hacerlo.

 

Solo la práctica puede dar pericia

 

Por la práctica repetida y persistente de volver la atención hacia sí misma para descubrir qué es realmente esta consciencia «yo soy», refinaremos gradualmente nuestro poder de atención, haciéndolo más sutil, claro y penetrante, y así obtendremos una claridad de conocimiento firmemente creciente de la naturaleza real infinita y no-dual de la consciencia «yo soy». Finalmente, cuando nuestro poder de atención haya sido perfectamente refinado o purificado —es decir, cuando haya devenido liberado de su fuerte apego presente a prestar atención solo a pensamientos y objetos— seremos capaces de conocer con perfecta claridad la consciencia esencial «yo soy» como es realmente, exenta incluso de la más mínima sobreimposición de limitación o identificación alguna con ninguna otra cosa.

 

Esta práctica empírica de autoatención, autoescrutinio, autoexamen o autoinvestigación, es el método experimental de la ciencia de la consciencia. El único medio práctico por el que podemos descubrir la verdadera naturaleza de la consciencia, es volviendo la atención hacia ella. Puesto que la consciencia no puede ser conocida como un objeto sino solo como nuestro sí mismo conocedor, la investigación científica sobre la consciencia debe consistir por lo tanto en el escrutinio de nuestra consciencia con un poder de atención agudo, focalizado y uni-dirigido. Excepto por tal autoatención o autoescrutinio, no podemos obtener nunca conocimiento o experiencia directa de la consciencia real «yo soy» como es realmente, exenta de cualquier sobreimposición o limitación imaginaria.

 

La consciencia «yo soy» no es alguna cosa desconocida que vayamos a descubrir, debido a que incluso ahora, todos sabemos claramente «yo soy». Sin embargo, aunque sabemos «yo soy», no lo conocemos como es realmente. Lo conocemos en una forma limitada y distorsionada debido a los adjuntos falsos que sobreimponemos en él por nuestro poder de imaginación. Lo conocemos erróneamente como «yo soy este cuerpo, soy una persona llamada fulano, estoy sentado aquí, estoy leyendo este libro, estoy pensando sobre las ideas discutidas en él» y así sucesivamente.

 

Todos estos adjuntos que estamos sobreimponiendo constantemente en la consciencia «yo soy», nos impiden conocerla como es realmente. Por lo tanto, para conocerla como es, debemos mirar más allá de todos estos adjuntos a la única consciencia básica que subyace a todos ellos. Cuando escudriñemos la consciencia básica «yo soy» con un poder de atención agudo y penetrante, todos estos adjuntos falsos se disolverán o desaparecerán de ella, y así la conoceremos como es realmente.

 

Aunque hablamos de la consciencia real «yo soy» y de la consciencia irreal «yo soy este cuerpo», éstas no son de hecho dos consciencias diferentes, sino que son simplemente dos formas de la misma consciencia, la única consciencia que existe. La verdadera forma de la consciencia es solo la pura consciencia no-dual de nuestro ser, «yo soy». La mente, la consciencia mezclada o impura «yo soy este cuerpo», por la que toda dualidad es conocida, es meramente una forma falsa, distorsionada e ilusoria de nuestra única consciencia real «yo soy».

 

Cuando se conoce solo a sí misma, nuestra única consciencia real brilla como ella es, exenta de todos los adjuntos falsos, pero cuando por su poder de imaginación, conoce aparentemente otras cosas que a sí misma, esta misma única consciencia real, aparece como la mente. Esta única consciencia real «yo soy» es nuestro sí mismo verdadero. Por lo tanto, cuando permanecemos como somos realmente, conociéndonos solo a nosotros, somos la consciencia real no-dual «yo soy», pero cuando retiramos la consciencia o poder de atención de nosotros y lo llevamos hacia el mundo de pensamientos imaginario, devenimos aparentemente esta mente.

 

Así pues, en realidad la mente no es nada más que la consciencia real no-dual «yo soy», lo mismo que la serpiente que es sobreimpuesta por nuestra imaginación en una cuerda, en realidad no es nada más que esa cuerda. Su existencia aparentemente separada y limitada como «mente» es solamente una ilusión causada por nuestra falta de autoconocimiento claro, lo mismo que la serpiente es meramente una ilusión causada por la falta de la clara luz del día. Una vez que iluminemos con una luz clara la cuerda y que con ella la veamos inconfundiblemente como lo que es, en adelante nunca la tomaremos erróneamente por una serpiente. Similarmente, una vez que iluminemos con la luz clara de la atención agudamente focalizada en la consciencia «yo soy» y que con ella la conozcamos inconfundiblemente como es, en adelante nunca la tomaremos erróneamente por lo que no es —ninguno de los adjuntos extraños por los que la definíamos anteriormente.

 

Por tanto, puesto que la mente no es nada más que la consciencia real no-dual «yo soy», todo lo que se necesita hacer para conocer esa consciencia es volver su atención sobre sí misma, retirada de todas las otras cosas. Sin embargo, cuando se hace eso, ella deja de ser la consciencia individual limitada que llamamos «mente», y en lugar de ello deviene la consciencia real ilimitada «yo soy», que es en realidad lo que ella siempre ha sido y siempre será. Por lo tanto, eso que conoce la consciencia real «yo soy» no es la mente sino solo esa consciencia misma.

 

En años recientes ha surgido un interés renovado en la consciencia entre un grupo todavía pequeño de científicos y filósofos académicos. La «ciencia de la consciencia», como es conocida a veces, es ahora una rama reconocida aunque menor de la ciencia moderna. Sin embargo, se alude a ella más comúnmente como «estudios de la consciencia», debido a que se considera como un campo de estudio interdisciplinar que incluye contribuciones hechas por la filosofía, la psicología, la neurociencia y otras disciplinas afines.

 

Aunque estos «estudios de la consciencia» modernos se describen a sí mismos a veces como la «ciencia de la consciencia», o al menos dicen que son un intento de moverse hacia una «ciencia de la consciencia», ellos no deben ser confundidos con la verdadera ciencia de la consciencia que estamos discutiendo aquí, debido a que su comprensión sobre la consciencia y sus métodos de investigación son fundamentalmente diferentes de la clara comprensión y el método simple de investigación enseñado por Sri Ramana y otros sabios. La diferencia radical entre estas dos metodologías está en el hecho de que estos «estudios de la consciencia» tratan de estudiar la consciencia objetivamente, como si fuera un fenómeno objetivo, mientras que los sabios nos enseñan que la consciencia no puede devenir nunca un objeto de conocimiento, sino que solo puede ser conocida verdaderamente como la realidad esencial que subyace a la mente, que es el sujeto que conoce todos los objetos.

 

En conformidad con la demanda fundamental hecha por todas las ciencias modernas objetivas, a saber, que los científicos deben buscar adquirir «conocimiento objetivo» (conocimiento que puede ser demostrado y verificado objetivamente) sobre cualquier campo de estudio en el que ellos emprendan la investigación, los «estudios de la consciencia» modernos tratan de emprender una aproximación objetiva al estudio de la consciencia. Por lo tanto, puesto que en la visión limitada de la mente, sujeta al cuerpo, la consciencia parece estar centrada en el cerebro, los «estudios de la consciencia» ponen gran peso sobre los esfuerzos de la ciencia moderna por comprender la relación entre la actividad electroquímica en el cerebro y la consciencia, que ellos imaginan que resulta de tal actividad. Además, puesto que tomamos generalmente la consciencia como consciencia de algo, los «estudios de la consciencia» están también muy interesados en comprender la cognición y la experiencia subjetiva del estímulo sensorial que parecemos recibir del mundo externo.

 

En otras palabras, la asumición básica hecha por los filósofos y los científicos que están involucrados en estos «estudios de la consciencia» modernos, es que podemos comprender la consciencia intentando estudiarla como un fenómeno objetivo. Sin embargo, todo lo que es conocido como un fenómeno objetivo, es meramente un objeto de la consciencia, y no es la consciencia misma. Puesto que la consciencia es el sujeto que conoce todos los fenómenos objetivos, ella no puede devenir nunca un objeto de conocimiento.

 

La consciencia puede ser conocida o experimentada directamente solo por sí misma, y no por ninguna otra cosa. Por lo tanto, si tratamos de estudiar la consciencia como un fenómeno objetivo, solo lograremos estudiar algo que no es la consciencia misma, sino meramente un efecto aparente de la consciencia. Si deseamos verdaderamente estudiar la consciencia y comprender qué es realmente, debemos estudiarla dentro, como nosotros, debido a que somos consciencia, y todo lo demás no lo es sino solo un objeto conocido por nosotros.

 

Mientras experimentemos cualquier forma de conocimiento dualista, es decir, cualquier conocimiento que implique una distinción entre sujeto y objeto, la consciencia será siempre el sujeto conocedor y nunca un objeto conocido. Por lo tanto, desde tiempos inmemoriales, uno de los principios fundamentales del vedanta advaita ha sido siempre que, para conocer la consciencia como ella es realmente, debemos distinguir eso que conoce de eso que es conocido.

 

Este proceso, que en sánscrito es conocido a menudo como drik drisya viveka o «discriminación entre el veedor y lo visto», es un pre-requisito fundamental para que seamos capaces de practicar autoinvestigación efectiva. Hasta que no comprendamos esta distinción básica entre la consciencia e incluso el objeto más sutil conocido por ella, no seremos capaces de focalizar la atención total y exclusivamente en la consciencia esencial, y así no seremos capaces de experimentarla como es realmente —es decir, como la consciencia pura e inadulterada de nuestro ser, que es exenta incluso del menor rastro de dualidad u otredad.

 

A no ser que los científicos modernos estén dispuestos a aceptar este principio fundamental pero muy simple, todos sus esfuerzos para comprender la consciencia estarán desencaminados. Todos los científicos que imaginen que pueden comprender la consciencia estudiando el cerebro físico, su actividad electroquímica o su función cognitiva, no alcanzan a comprender que todas estas cosas son meramente objetos que son conocidos por la consciencia como otros que sí misma.

 

El cuerpo, su cerebro, los muchos procesos bioquímicos y electroquímicos que acontecen dentro de él, y el funcionamiento de su proceso cognitivo, son todos pensamientos o imágenes mentales que surgen en la mente debido al poder de imaginación, como también lo es la ilusión de que la consciencia está centrada en el cerebro. En la experiencia efectiva de cada uno de nosotros, la consciencia está siempre presente y es claramente conocida por nosotros como «yo soy», incluso cuando no somos conscientes de nuestro cuerpo presente o de cualquier otro cuerpo; y aunque el surgimiento y el funcionamiento de la mente es solo un fenómeno temporal, ningún otro fenómeno tal como un cuerpo o cerebro puede aparecer nunca a menos que la mente surja para conocerlo. Por lo tanto, puesto que experimentamos la mente siempre que experimentamos el cuerpo físico o cualquier otra cosa en este mundo material, no tenemos ninguna razón válida para creer y ni siquiera para suponer que la existencia de este mundo preceda a la existencia de la mente, o que la mente es un fenómeno que surge debido al funcionamiento del cerebro.

 

Puesto que experimentamos la mente incluso cuando no experimentamos cuerpo presente, como en el sueño con sueños, e incluso cuando no tenemos ninguna idea sobre el cerebro en este cuerpo, la mente es algo que es claramente distinto tanto del cuerpo como del cerebro. Además, puesto que experimentamos la consciencia incluso cuando no experimentamos la mente, el cuerpo presente o cualquier otro cuerpo, como en el sueño profundo, la consciencia es algo claramente distinto tanto de la mente como del cuerpo, y consecuentemente del cerebro en este cuerpo.

 

Puesto que todo lo que sabemos sobre el cerebro es solo una colección de pensamientos que surgen en la mente, no podemos descubrir nunca la naturaleza verdadera de la mente ni de la consciencia básica que le subyace estudiando el funcionamiento del cerebro. De hecho, al pensar de alguna manera sobre el cerebro o cualquier otro fenómeno subjetivo semejante, solo estamos desviando la atención de nosotros —es decir, de la consciencia que buscamos conocer.

 

Incluso si no supiéramos nada del cerebro, seguiríamos sabiendo «yo soy», de modo que si deseamos conocer efectivamente la naturaleza verdadera de esta consciencia básica que experimentamos como «yo soy», no necesitamos tratar de conocer nada sobre el cerebro. Todo lo que necesitamos hacer es retirar la atención de todo lo que es conocido por nosotros como otro que la consciencia esencial, y focalizarla en lugar de ello solo en la consciencia que conoce todas esas otras cosas.

 

Sin embargo, cuando volvamos efectivamente la atención hacia nosotros, lo que ahora sentimos como una consciencia que conoce otras cosas que nosotros, descubriremos que nuestro sí mismo real o consciencia esencial, no es de hecho una consciencia que conoce alguna otra cosa, sino solo la pura consciencia de ser, que no conoce nada otro que a sí misma. Esta pura consciencia no-dual de ser, es la consciencia real y fundamental que subyace a y soporta la apariencia ilusoria de la mente, que es la consciencia que conoce la otredad, de la misma manera que una cuerda es la realidad que subyace a y soporta la apariencia ilusoria de una serpiente.

 

Aunque como la forma conocedora de objetos, en la que experimentamos ahora la consciencia, no es su forma verdadera, no obstante, debemos investigarla con minuciosidad para descubrir la consciencia verdadera que la subyace. Lo mismo que para ver la cuerda como es realmente, debemos mirar con mucho cuidado a la serpiente que parece ser, así también, para conocer la consciencia verdadera como es realmente, debemos inspeccionar con mucho cuidado la consciencia que conoce objetos que parece ser ahora.

 

Si en lugar de mirar con cuidado a la serpiente aparente, miráramos, por cuidadosamente que fuera, a cualquier otra cosa, no seríamos capaces de ver la cuerda como es realmente. Del mismo modo, si en lugar de inspeccionar cuidadosamente la consciencia presente, que ahora parece conocer otras cosas que a sí misma, investigamos cualquiera de esas otras cosas que ella parece conocer, no seremos capaces de experimentar y conocer la consciencia verdadera como es realmente.

 

Como hemos visto, toda ciencia es un intento hecho por la mente para adquirir conocimiento que sea verdadero y válido. Por lo tanto, la investigación más importante que cualquier científico puede emprender, es probar la verdad y validez de su propia mente, puesto que ella es la consciencia por la que él conoce todas las demás cosas.

 

Si no somos capaces de verificar la realidad de la consciencia que conoce, que es lo que llamamos nuestra «mente», nunca seremos capaces de verificar la realidad de ninguna otra cosa, debido a que todas esas otras cosas son conocidas solo por la mente. Por lo tanto, antes de considerar emprender cualquier otra investigación, todo científico verdadero debería emprender primero la investigación de su propia consciencia.

 

Si no conocemos el color de las lentes que llevamos, seremos incapaces de juzgar correctamente el de cualquiera de los objetos que veamos. Del mismo modo, si no conocemos la realidad de la mente, que es el medio a cuyo través conocemos todas las demás cosas, seremos incapaces de juzgar correctamente la realidad de ninguna de las que ahora parecemos conocer.

 

Como hemos estado observando a lo largo de todo este libro, la mente o consciencia que conoce es una forma de consciencia confusa e infiable. Como una consciencia finita que conoce objetos, la mente funciona básicamente como un poder de imaginación. Excepto la consciencia fundamental de nuestro ser, «yo soy», todo lo que conocemos a través del medio de la mente, es un producto de nuestro poder de imaginación. Incluso si elegimos creer que el mundo que parecemos percibir a través de los cinco sentidos es verdaderamente algo que existe fuera de nosotros, y, que por lo tanto, está separado de nosotros, una creencia que de hecho es enteramente infundada, no podemos negar el hecho de que este mundo, como lo experimentamos en la mente, no es nada sino una serie de pensamientos o imágenes mentales que hemos formado por nuestro poder de imaginación.

 

Además, si se analiza cuidadosamente, no solo encontramos que todas las cosas que conocemos a través del medio de la mente son meros productos de la imaginación, sino que también encontramos que la mente misma es meramente un producto de la imaginación. La mente no existe en el sueño profundo, pero surge como una imagen en la consciencia tan pronto como comenzamos a experimentar un estado de vigilia o de sueño con sueños. Cuando surge así, experimentamos la mente como si ella fuera nosotros. Es decir, a través de nuestro poder de imaginación parecemos devenir la mente, que es una consciencia que conoce, es decir, una consciencia que parece conocer otras cosas que a sí misma.

 

Puesto que la mente no es solo un fenómeno transitorio sino también una mera ficción de la imaginación, todo lo que podamos conocer a través de ella, también lo es. Por lo tanto, cualquier conocimiento que podamos adquirir mediante la investigación sobre algo conocido por la mente es imaginario, y no es más real que cualquier conocimiento que podamos adquirir mediante la investigación sobre algo que experimentamos en un sueño. Por consiguiente, aunque el conocimiento que adquirimos mediante la investigación objetiva en nuestro estado de vigilia presente, puede parecer ser completamente válido y verdadero mientras experimentamos este estado de vigilia, de hecho no es nada sino una ficción de nuestra imaginación, y por lo tanto no puede ayudarnos a conocer y experimentar la realidad absoluta que subyace a y trasciende toda imaginación.

 

Para experimentar esa realidad absoluta, debemos penetrar debajo de la mente y de todas sus creaciones imaginarias buscando conocer la consciencia verdadera que le subyace. Puesto que somos la consciencia en la que la mente y todas sus imaginaciones aparecen y desaparecen, somos eso que le subyace y por lo tanto la trasciende. Por consiguiente, para penetrar debajo de la mente, debemos conocernos —nuestro sí mismo real o consciencia esencial, que experimentamos siempre como «yo soy»— y solo podemos hacerlo focalizando la atención total y exclusivamente en nosotros, retirándola con ello de todos los productos de nuestra imaginación.

 

Solo cuando conozcamos así la consciencia esencial «yo soy», que es la realidad absoluta que subyace a la apariencia transitoria de la mente, seremos capaces de juzgar correctamente la realidad de todas las otras cosas que conocemos. Hasta entonces, no debemos gastar el tiempo haciendo investigación sobre ninguna otra cosa, sino que debemos concentrar todos los esfuerzos en hacer investigación sobre la consciencia esencial, tratando de centrar persistentemente la atención entera en ella.

 

Una objeción que filósofos y científicos plantean a menudo sobre esta verdadera ciencia de la consciencia, es que sus descubrimientos no pueden ser demostrados objetivamente, y por lo tanto no pueden ser verificados independientemente. Sin embargo, mientras es verdadero que no podemos demostrar nunca la absoluta realidad de la consciencia objetivamente, no lo es decir que no puede ser verificada independientemente. Puesto que la consciencia es la experiencia básica y esencial de cada uno de nosotros, podemos verificar, cada uno independientemente, su realidad por nosotros.

 

La razón real por la que la mayoría de las gentes, incluyendo muchos filósofos y científicos e incluso gentes con mentes excepcionalmente brillantes, tienden a desviarse de esta ciencia de la consciencia o autoconocimiento verdadero, y también en la mayoría de los casos de toda la filosofía simple y racional que la subyace, es que están muy fuertemente apegados a su propia individualidad, y a todas las cosas que gozan experimentando a través de sus mentes. A diferencia de otras filosofías y ciencias, que nos permiten retener el sí mismo individual y todos los intereses, deseos, apegos, preferencias y aversiones personales, esta filosofía y ciencia requiere que abandonemos todo, incluyendo la mente o sí mismo individual.

 

Hasta que y a no ser que estemos dispuestos a entregar nuestro sí mismo individual y todo lo que viene con él, seremos incapaces de conocer y permanecer como la consciencia infinita y no-dual, que es nuestro sí mismo real. No podemos comer nuestro pastel y seguir teniéndolo. Tenemos que elegir entre mantenerlo intacto o comerlo. De la misma manera, tenemos que elegir entre retener la mente o consciencia individual y todo lo que experimenta, o aniquilarla, entregándola al fuego omniconsumiente del autoconocimiento verdadero.

 

En el caso de un pastel, al menos tenemos una tercera opción, que es comer una parte y mantener el resto intacto, pero en del autoconocimiento no tenemos ninguna tal opción intermedia. Debemos elegir entre imaginarnos como esta consciencia finita que llamamos «mente», o experimentarnos como la consciencia infinita que somos realmente.

 

Algunos filósofos están fascinados por la profundidad y poder de esta simple filosofía de la no-dualidad absoluta, pero sin embargo no están dispuestos a hacer el sacrificio personal que se requiere para experimentar la realidad no-dual que ella expone, y por lo tanto gozan dando conferencias y escribiendo libros sobre ella, pero evitan practicar efectivamente la autoinvestigación verdadera, que es el medio empírico por el que el verdadero autoconocimiento no-dual es obtenido. Tales filósofos son como una persona que goza mirando un pastel y leyendo sobre cuán sabroso y rico está, pero que nunca se aventura a saborearlo él mismo.

 

Su no puesta en práctica de lo que piensan que han comprendido, indica claramente que no han comprendido verdaderamente la filosofía que buscan explicar a otros. Si hemos comprendido realmente esta filosofía, ciertamente trataremos por todos los medios de ponerla en práctica, debido a que comprenderemos que tal práctica es el único medio por el que podemos obtener felicidad verdadera y perdurable.

 

Cada uno de nosotros puede verificar independientemente la realidad absoluta de la consciencia esencial «yo soy», pero para hacerlo, debemos pagar el precio necesario, lo que desafortunadamente la mayoría todavía no estamos dispuestos a hacer. La razón de ello, es que estamos muy fuertemente apegados a la individualidad, y por lo tanto no estamos dispuestos a entregarla, ni siquiera a cambio de la felicidad perfecta del autoconocimiento verdadero.

 

Sin embargo, el aferrarnos así a la individualidad, es el súmmum de la necedad, debido a que esta individualidad a la que nos aferramos con tanto apego, es de hecho la causa de toda la infelicidad, y el único obstáculo que nos impide el goce de la felicidad perfecta que es nuestra naturaleza verdadera. Como Sri Ramana solía decir, la falta de disposición a entregar la consciencia individual finita junto con todos los placeres y las miserias mezquinas que está experimentando constantemente, cuando a cambio de ella podemos devenir la verdadera consciencia infinita, que es la plenitud de la felicidad perfecta, es como no estar dispuestos a dar una moneda de cobre a cambio de una de oro.

 

No obstante, incluso si todavía no estamos enteramente dispuestos a entregar la individualidad aquí y ahora, si hemos comprendido al menos que esto es algo que debemos hacer para ser capaces de experimentar el autoconocimiento verdadero, que es el estado de felicidad suprema y absoluta, no debemos desanimarnos, sino que debemos persistir en nuestros intentos de focalizar la atención en la consciencia de ser básica.

 

Puesto que la consciencia de ser es la «luz» última, por la que todas las otras luces son iluminadas o conocidas, ella es la fuente de la claridad perfecta. Por lo tanto, cuanto más focalicemos la atención en ella, más encenderemos una profunda claridad interna en la mente, y esta claridad de autoconsciencia nos capacitará para discriminar y comprender verdaderamente que la felicidad real solo puede ser experimentada en el estado de «solo ser», es decir, el estado en el que permanecemos meramente como la simple esencia no-dual o «soy»-dad que siempre somos realmente.

 

Cuando discriminemos y comprendamos esta verdad con profunda claridad de autoconsciencia, seremos consumidos por el amor absoluto de conocer y ser la realidad que siempre somos, y con ello entregaremos sin esfuerzo nuestro sí mismo individual falso y nos fundiremos para siempre en la consciencia infinita que es nuestro sí mismo real.

 

MICHAEL JAMES