LAS ENSEÑANZAS ZEN DE HUANG PO
Traducidas por John Blofeld
Huang Po ha sido durante mucho tiempo
uno de mis favoritos sabios budistas. Me encanta la capacidad que tiene de
expresar su sabiduría a través de una prosa muy simple, sin necesidad de nada
recargado. Él va directo al corazón de la existencia sin confusiones y nunca se
desvía del cometido principal de alentar a la gente a la iluminación. También
mantiene su discurso libre de la terminología budista, lo que es otro signo de
su maestría. Un ejemplo a seguir de principio a fin.
The Zen Teaching of Huan Po
Todos los Budas y todos los seres
sintientes no son otra cosa que la Mente Única, además de la cual nada existe.
Esta Mente, que nunca ha tenido un comienzo, es no nacida e indestructible. No
es ni verde ni amarilla, y no tiene forma ni apariencia. No pertenece a las
categorías de cosas que existen o no existen, ni puede ser pensada en términos
de nuevo o viejo. No es ni larga ni corta, ni grande ni pequeña, pues
trasciende todos los límites, medidas, nombres, conjeturas y comparaciones. Es
eso que ven ante ustedes. Si reflexionan sobre ella, de inmediato caen en el
error. Es como el vacío ilimitado que no puede ser comprendido ni medido.
Si no están absolutamente convencidos
de que la Mente es el Buda, y si están apegados a las formas, a las prácticas y
a las actuaciones meritorias, su forma de pensar es falsa e incompatible con el
Camino. La Mente es el Buda, y no hay ningún otro Buda ni ninguna otra mente.
Es brillante e inmaculada como el vacío, sin forma ni apariencia alguna.
Utilizar su mente para pensar conceptualmente es abandonar la sustancia y
apegarse a la forma. Despierten solo a la Mente Única, y no hay nada que tengan
que alcanzar.
Si ustedes, estudiantes del Camino,
no despiertan a esta sustancia de la Mente, cubrirán la Mente con el
pensamiento conceptual, buscarán al Buda fuera de ustedes mismos y seguirán
apegados a las formas, a las prácticas piadosas, etc., todas las cuales son
dañinas y alejadas de la senda hacia el conocimiento supremo.
La sustancia del Absoluto es
internamente como la madera o la piedra, ya que es inmóvil, y externamente como
el vacío, ya que no tiene límites u obstrucciones. No es ni subjetiva ni
objetiva, no tiene una localización específica, ni forma, y no puede
desaparecer. Quienes se apresuran hacia ella no se atreven a entrar, ya que
temen caerse al vacío sin nada a lo que aferrarse durante su caída. Así que ven
el borde y retroceden.
Todas las cualidades tipificadas por
los grandes Bodhisattvas son inherentes a los hombres y no pueden ser separadas
de la Mente Única. Despierten a eso, y estará ahí. Ustedes, estudiantes del
Camino que no despiertan a esto en sus propias mentes, y que están apegados a
las apariencias o que buscan algo objetivo fuera de sus mentes, le están dando
la espalda al Camino.
Este Dharma es la Mente, más allá de
la cual no hay Dharma. Y esta Mente es el Dharma, más allá del cual no hay
mente. La Mente en sí misma no es mente, pero tampoco es no-mente. Decir que la
Mente es no-mente implica algo existente. Que haya una comprensión silenciosa y
nada más. ¡Fuera todo pensamiento y toda explicación! Entonces podemos decir
que el Camino de las Palabras ha sido cortado y los movimientos de la mente
eliminados.
En la verdad más alta, nuestra
Naturaleza Búdica original está desprovista de cualquier átomo de objetividad.
Es vacía, omnipresente, silenciosa, pura; es una gloriosa y misteriosa alegría
pacífica ― y eso es todo. Entren profundamente en ella despertándola en ustedes
mismos. Lo que está delante de ustedes es, en toda su plenitud, absolutamente
completo. No hay nada aparte. Incluso si pasan una a una por todas las etapas
de progreso de un Bodhisattva hacia la Budeidad; cuando al fin, en un solo
destello, alcancen la plena comprensión, solo estarán comprendiendo que la
Naturaleza Búdica ha estado con ustedes todo el tiempo; y que por medio de
todas esas etapas previas no le han añadido nada en absoluto. Llegarán a considerar
esos eones de trabajo y logro como nada mejor que acciones irreales desplegadas
en un sueño.
Por eso el Tathagata dijo,
"Realmente no logré nada completo ni excelso de la Iluminación"
También dijo: "Este Dharma carece absolutamente de distinciones, no es ni
alto ni bajo y su nombre es Bodhi". Es la Mente pura, que es el origen de
todo y que, ya sea que aparezca como seres sintientes o como Budas, como los
ríos y las montañas del mundo que tienen forma, como aquello que carece de
forma o penetrando todo el universo, carece absolutamente de distinciones, no
habiendo entidades tales como "yo" y "los otros".
Esta Mente pura, el origen de todo,
resplandece siempre y en todo con el brillo de su propia perfección. Pero las
personas del mundo no despiertan a ella, reconociendo como mente solo lo que
ven, oyen, sienten y conocen. Cegados por su propia visión, audición,
sentimiento y conocimiento, no perciben el brillo espiritual de la
sustancia-origen. Si tan solo eliminaran todo pensamiento conceptual por un
instante, esa sustancia-origen se manifestaría pos sí misma al igual que el sol
asciende a través del vacío e ilumina todo el universo sin obstáculos ni
límites.
Por lo tanto, si ustedes, estudiantes
del camino, tratan de progresar a través del ver, oír, sentir y conocer, cuando
se les prive de sus percepciones, su camino hacia la Mente se verá interrumpido
y no encontrarán donde entrar. Solo dense cuenta de que, aunque la Mente real
se expresa en esas percepciones, no forma parte de ellas, ni está separada de
ellas. No deben comenzar a razonar a partir de estas percepciones, ni tampoco
permitir que den lugar a ningún pensamiento conceptual; pero tampoco deben
buscar la Mente Única fuera de ellas o abandonarlas en su búsqueda del Dharma.
No las conserven, ni las abandonen, no vivan en ellas, ni se aferren a ellas.
Arriba, abajo y a su alrededor, todo existe espontáneamente, porque no hay
ninguna parte que esté fuera de la Mente de Buda.
Supongamos que un guerrero,
olvidándose de que ya llevaba su perla colocada en su penacho sobre la cabeza,
fuera a buscarla a otra parte, podría viajar por todo el mundo sin encontrarla.
Pero si alguien le señalara el error, el guerrero se daría cuenta de inmediato
que la perla había estado allí todo el tiempo.
Por lo tanto, si ustedes, estudiantes
del Camino están confundidos acerca de su propia Mente real, y no reconocen que
es el Buda, consecuentemente buscarán en otros lugares, complaciéndose en
diversos logros y prácticas y esperando alcanzar la comprensión a través de
tales prácticas graduales. Pero incluso después de eones de búsqueda diligente,
no serán capaces de alcanzar el Camino. Estos métodos no pueden compararse con
la súbita eliminación del pensamiento conceptual, con la certeza de que no hay
absolutamente nada que tenga existencia absoluta, nada en lo que apoyarse, nada
en lo que confiar, nada a lo que atenerse, nada subjetivo u objetivo.
Despertar repentinamente al hecho de
que su propia Mente es el Buda, que no hay nada que alcanzar y ninguna acción
que realizar ― este es el Camino Supremo; esto realmente es ser un Buda. Solo
han de temer que ustedes, estudiantes del Camino, a través de traer a la
existencia un solo pensamiento, puedan levantar una barrera entre ustedes y el
Camino. Del pensamiento instantáneo al pensamiento instantáneo, no hay forma;
del pensamiento instantáneo al pensamiento instantáneo, no hay actividad ― ¡eso
es ser un Buda! Si ustedes, estudiantes del Camino desean llegar a ser un Buda,
no necesitan estudiar ninguna doctrina sea la que fuere, sino aprender
solamente cómo evitar el buscar y apegarse a cualquier cosa. Cuando nada se
busca, esto implica una Mente no nacida; cuando no hay apego, esto implica una
Mente no destruida; y eso que no nace ni se destruye es el Buda.
Los ochenta y cuatro mil métodos para
contrarrestar las ochenta y cuatro mil formas de engaño son solo metáforas que
atraen a la gente hacia la Puerta. De hecho, ninguno de ellos tiene existencia
real. La renuncia a todo es el Dharma, y quien entiende esto es un Buda, pero
la renuncia a TODOS los engaños no deja ningún Dharma al cual asirse.
Comprendan el único punto, y otros
miles consecuentemente se aclararán; malinterpreten este único punto y diez mil
engaños les rodearán. Aquel que se aferre a este punto no tiene más problemas
que resolver.
Las personas ordinarias mira a su
alrededor, mientras que el seguidor del Camino mira a la Mente, pero el
verdadero Dharma es olvidar ambos. Lo primero es bastante fácil, lo segundo muy
difícil. Los hombres tienen miedo de olvidarse de sus mentes, temiendo caer a
través del Vacío con nada que detenga su caída. Ellos no saben que el Vacío no
es realmente vacío, sino el dominio del Dharma verdadero. Esta naturaleza
espiritualmente iluminada carece de principio, es tan antigua como el Vacío, no
está sujeta a nacimiento ni destrucción, no es existente ni no-existente; no es
pura ni impura, no es clamorosa ni silenciosa, no es vieja ni joven, no ocupa
espacio alguno, no tiene dentro ni fuera, tamaño ni forma, color ni sonido. No
puede ser buscada o vista, comprendida por la sabiduría ni por el conocimiento,
explicada en palabras, contactada materialmente o alcanzada por logros
meritorios. Todos los Budas y Bodhisattvas, junto con todas las cosas en
movimiento que poseen vida, comparten esta gran naturaleza Nirvánica.
"Estudiar el Camino" es una
metáfora. Es un método que despierta el interés de la gente en las primeras
etapas de su desarrollo. De hecho, el Camino no es algo que pueda ser
estudiado. El estudio conduce a la retención de conceptos y por eso el Camino
es completamente malinterpretado. El fruto de la Verdad se gana poniendo fin a
toda ansiedad; no proviene de estudiar en los libros.
Todos los grandes hombres han
abandonado el estudio y han descansado en la espontaneidad. Ellos no piensan ni
acaban perplejos como lo hacen los hombres mundanos.
Si el significado no les queda
perfectamente claro, apresúrense a hacer sus preguntas. No dejen pasar las
horas en vano. Si depositan su confianza en esta enseñanza y actúan en
consecuencia, y no se liberan, con mucho gusto ocuparé sus puestos en el
infierno por toda mi existencia. Si los he engañado, ¡quizás renaceré en un
lugar donde los leones, tigres y lobos devorarán mi carne! Pero, si ustedes no
ponen fe en esta enseñanza, y no la practican diligentemente, eso será porque
no la comprenden. Una vez que hayan perdido un cuerpo humano, no obtendrán
otros por millones de eones. ¡Esfuércense! ¡Esfuércense! Es absolutamente vital
que lleguen a comprender.
Los Maestros Zen comprenden lo
esencial y obtienen una comprensión directa de la Fuente de la Mente. Sus
métodos consisten en revelar y ocultar, exponer y cubrir la realidad de una
manera entrecruzada que responde adecuadamente a todos los diferentes grados de
potencialidad para la iluminación. Ellos se distinguen por armonizar los hechos
con el principio subyacente, para que la gente pueda percibir repentinamente el
Tathagata; y arrancando sus profundas raíces samsáricas, hacen que sus alumnos
experimenten el samadhi en el acto.
Lo que se conoce como la Ciudad de
las Ilusiones contiene los Dos Vehículos, las Diez Etapas de Progreso de un
Bodhisattva, y dos formas de Iluminación Plena. Todas ellas son enseñanzas
poderosas que despiertan el interés de la gente, pero todavía pertenecen a la
Ciudad de las Ilusiones. Lo que se conoce como el Lugar de las Cosas Preciosas
es la Mente real, la esencia de Buda original, el tesoro de nuestra propia
Naturaleza real. Estas joyas no pueden ser talladas ni acumuladas. Sin embargo,
puesto que no hay ni Buda ni seres sintientes, ni sujeto ni objeto, ¿dónde
podría haber un Lugar de las Cosas Preciosas? Si ustedes preguntan,
"Bueno, esto en cuanto a la Ciudad de las Ilusiones, pero, ¿dónde está el
Lugar de las Cosas Preciosas?", es un lugar que no tiene ninguna dirección.
Porque si se pudiera señalar, sería un lugar existente en el espacio; por lo
tanto, no sería el verdadero Lugar de las Cosas Preciosas. Todo lo que podemos
decir es que está cerca. No puede ser descrito exactamente, pero cuando se
tiene una comprensión tácita de ello, ahí está.
A menudo los fenómenos ambientales
impiden que las personas perciban la Mente, y los acontecimientos individuales
impiden que se perciban los principios subyacentes; por lo que a menudo tratan
de escapar de los fenómenos ambientales con el fin de tranquilizar sus mentes,
u obscurecer los acontecimientos con el fin de retener la comprensión de los
principios. No se dan cuenta que esto es simplemente obscurecer los fenómenos
con la Mente, los acontecimientos con los principios. Simplemente permitan que
sus mentes se vacíen y los fenómenos ambientales se vaciarán por sí mismos;
permitan que los principios dejen de avivarse y los acontecimientos dejarán de
avivarse solos.
Mucha gente tiene miedo de vaciar sus
mentes ya que temen sumirse en el Vacío. No saben que su propia Mente es el
vacío. El ignorante evita los fenómenos, pero no el pensamiento; el sabio evita
el pensamiento pero no los fenómenos. Cuando todo, dentro y fuera, corporal y
mental, ha sido abandonado; cuando, como en el Vacío, no queda ningún apego;
cuando toda acción es dictada puramente por el lugar y la circunstancia; cuando
la subjetividad y la objetividad se olvidan ― esa es la forma más alta de
renuncia.
El camino es la Verdad espiritual y
carece originalmente de nombre o de título. Fue solo debido a que la gente en
su ignorancia la buscaba empíricamente que los Budas aparecieron y les
enseñaron a erradicar este método de acercamiento. Temiendo que nadie lo
entendería, eligieron el nombre "Camino". No deben permitir que este
nombre les lleve a formar un concepto mental de una ruta. Así que se dice,
"Una vez capturado el pez, no prestamos más atención a la trampa".
Cuando el cuerpo y la mente alcanzan la espontaneidad, el Camino es alcanzado y
la Mente es comprendida.
Si pudieran pasar todo su tiempo
―caminando, de pie, sentados, acostados― aprendiendo a detener la actividad que
crea conceptos en su propia mente, podrían estar seguros de alcanzar por fin su
meta. Puesto que su fortaleza es insuficiente, podrían no ser capaces de
trascender el samsara en un solo salto; pero después de cinco o diez años,
seguramente habrán hecho un buen comienzo y serán capaces de hacer un progreso
más amplio espontáneamente. Eso es porque ustedes no son esa clase de hombres
que se sienten obligados a emplear su mente para estudiar el
"Camino". ¿Qué tiene todo eso que ver con el budismo?
Por lo tanto, simplemente descarten
todo lo que hayan adquirido, que no es mejor que una colcha que utilizaron
cuando estuvieron enfermos. Solo cuando hayan abandonado todas las
percepciones, cuando no quede nada objetivo que percibir; solo cuando lo
fenoménico deje de interponerse; solo cuando se hayan librado de toda la gama
de conceptos dualistas de la categoría de "ignorante" e "iluminado",
merecerán por fin el título de Buda Trascendental.
Estos extractos fueron tomados de
"The Zen Teachings of Huang Po", traducido por John Blofeld. El libro
es muy recomendable, si pueden encontrarlo.
Fuente: Natural Thinker
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