Coche,
crédito, cash (dinero en efectivo), condominio y club, las “cincos ces” de
estatus económico meten reversa para no ahogarse en el tráfico.
La República
de Singapur está constituída por 64 islas. La capital de esta nación es una de
esas islas. Ahí, a partir de febrero del 2018, se ha echado a andar un programa
determinante que restringe el número de autos privados.
En un futuro
cercano, la movilidad en ciudades y capitales importantes para el mercado
trasnacional dependerá de sus autoregulaciones medioambientales, del uso de
otras energías limpias y de que el número de autos no siga elevándose, a la par
de que el transporte público sea eficiente.
Las medidas
que se acaban de adoptar se deben a que los intentos de disuadir a la población
para dejar de comprar más autos no funcionaron. Adquirir un vehículo en este
lugar se había convertido en todo un lujo, su precio puede ser hasta cuatro
veces más alto que en Estado Unidos. Pero aun así, el coche sólo se conseguía
con un “certificado de titularidad” en el que el automolista únicamente puede
conservar su auto por lapso de diez años.
El parque
móvil de Singapur alcanza actualmente el millón de autos, en una ciudad con
cinco millones de habitantes que no tiene extensión geográfica para seguir
creciendo en infraestructura carretera. Alrededor de 600 mil coches son
privados y de alquiler (incluídos los que maneja Uber o Grab). Así para la
Autoridad de Transporte Terrestre anunció que el índice de crecimiento de
automóviles se limitó del 0,25 anual a 0. Las medidas se revisarán en en 2020.
Debido a las
limitaciones de nuestro territorio y a otras necesidades apremiantes, hay muy
poco margen para una futura expansión de la red de carreteras, indicó la LTA en
un comunicado.
La
restricción aplica a los automovilistas y motociclistas privados, ya que los de
mercancía y los autobuses pueden aumentar de aquí al 2021. Periodo en el que se
pretende hacer más eficiente el transporte público y reducir la flota de uso
comercial.
Por
cuestiones medioambientales, pero también por cuestiones sociales, estas
medidas pretenden atenuar la brecha entre ricos y pobres en una ciudad
multiracial, con cuatro idiomas y más de un credo religioso que debe vigilar el
uso de su suelo para la vivienda, la agricultura y espacios recreativos.
Antes,
sinónimo de prosperidad era tener un auto, pero esto está cambiando tanto para
los países avanzados como para las potencias en ciernes, como Singapur.
Fuente: ECOOSFERA
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