EL PADRE DE LA CONCIENCIA MEDIOAMBIENTAL

 


PENSAMIENTOS DE THOREAU

En la naturaleza está la preservación del mundo.

 

Henry David Thoreau (1817-1862) fue un filósofo de la naturaleza, observador paciente, anotador escrupuloso y padre de la conciencia medioambiental. También está considerado el gran impulsor de esa vida tranquila que algunos ensalzan como elogio a la pereza. La obra de su vida se convirtió en una cruzada para mostrar a sus conciudadanos un estilo de vida diferente, que hacía a un lado el materialismo y abrazaba la naturaleza. «En la naturaleza está la preservación del mundo», decía.

 

Según la filosofía de Thoreau, cada persona debería por sí misma estudiar la naturaleza. Entonces, habiéndose conectado así con su propia naturaleza interior, debería «Seguir su propio camino, en lugar del de su padre, su madre o sus vecinos».

 

El ecologismo se ha apropiado de Thoreau porque su defensa de la vida en la naturaleza fue férrea, pero esa misma defensa no le llevó a enemistarse con las ciudades ni sus agresivas formas de vida. No entraría en la categoría de vegetariano estricto, aunque sí era algo muy similar, y también era conocido como senderista y piragüista de cierto nivel. Defendía a los animales del maltrato 150 años de que a alguien se le ocurriera hablar de los derechos de éstos.

 

Veamos algunos de sus pensamientos...

 

MEDICINA EUPÉPTICA

 

Thoreau propone lo que denomina una «medicina eupéptica»; en otras palabras, una medicina para generar bienestar y felicidad y alejar maldad y dolor. ¿Cuál es esta medicina? Regocijarse ante el esplendor de cada mañana; oponer una voluntad de goce al movimiento natural de la negatividad, que nos lleva hacia el pesimismo; desear la felicidad, que no nos es dada, sino que debe construirse; colocarse o volver a colocarse en el centro de uno mismo; transformar los inconvenientes en ventajas; buscar lo positivo en lo negativo; querer hacer de la propia vida una fiesta.

 

LA VIDA MEZQUINA

 

La vida mezquina es una vida orientada hacia valores falsos: el dinero, los honores, el poder, las riquezas, la propiedad, la reputación. Es una vida ensuciada por los vicios de la sociedad de consumo: codiciar, comprar, poseer, consumir, sustituir. ¿Quién podría, en efecto, no suscribir esta constatación? «Me parece evidente que muchos de vosotros vivís unas vidas pobres y serviles» No nos pertenecemos, perdemos nuestra vida tratando de ganarla, vivimos como máquinas, entregamos siempre nuestra vida al mañana.

 

¿Qué hacer para dejar de llevar una vida mezquina?

 

He aquí seis fórmulas:

 

Exploraos a vosotros mismos.

Acometed la vida tal como la habéis imaginado.

Amad vuestra vida.

Simplificad, simplificad.

Haceos un cuerpo perfecto.

Vivid libres y sin compromiso.

VIVIR LA VIDA

 

Lo que se puede expresar con palabras, puede igualmente expresarlo nuestra vida. Mi vida actual, es un hecho del que no debo congratularme, pero respeto mi fe y mis aspiraciones. De ellos hablo ahora. Nuestro estado es demasiado simple para describirlo. No he prestado juramento alguno. No he trazado ningún pan sobre la sociedad, la Naturaleza, o Dios. Soy simplemente lo que soy, o más bien, comienzo a serlo.

 

EL AQUÍ Y EL AHORA

 

Vivo en el presente. El pasado no es en mí sino un recuerdo, y el porvenir una anticipación. Amo vivir. Prefiero una reforma antes que un programa. No puede hacerse historia de cómo el mal se ha vuelto lo mejor. Creo, y nada existe al margen de mi creencia. Sé que yo soy. Sé que otro existe, que sabe más que yo, que por mí se interesa, del que soy su criatura, y en cierto modo también progenitor. Sé que la empresa vale la pena, que las cosas van bien. No he recibido ninguna noticia adversa.

 

LO SIMPLE

 

En cuanto a las posiciones, a las combinaciones, a los detalles, ¿qué pueden significar? Si contemplamos el firmamento, cuando el tiempo es claro, ¿qué apercibimos sino el cielo y el sol?

 

EL BIEN Y EL MAL

 

¿Quieres convencer a un hombre de que hace mal? Haz el bien. Pero es inútil convencerlo con palabras. Los hombres creen en lo que ven. Hay que procurar que vean. Prosigue tu vida, obstínate en vivirla, y como un perro en torno del coche de su amo, gira en torno a tu propia vida.

 

LA ILUMINACIÓN

 

Realiza aquello que más amas. Para conocer bien tu hueso, hay que roerlo, enterrarlo y desenterrarlo para roerlo más aún. No es preciso demasiada moral. Sería trampearse a sí mismo con un exceso de vida. Ve más allá de la moralidad. No te contentes con ser bueno; hay que serlo a toda costa. Todas las fábulas encierran su moral, pero los inocentes que escuchan hallan placer sobre todo por la historia que narran. Nada se interpone entre tú y la luz. Respeta a los hombres, respeta a tus hermanos, y nada más. Cuando emprendas viaje a la Ciudad Celeste, no lleves carta de recomendación. Cuando llames, pide ver a Dios, y nunca a los lacayos. En esto, que es lo que más te conviene, no se te ocurra pensar que tienes camaradas. Haz de cuenta que estás solo en el mundo...

 

HENRY DAVID THOREAU


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